Proyectos

UNIVERSIDAD DE GUAYAQUIL

FACULTAD DE CIENCIAS PSICOLÓGICAS

“BASES EPISTEMOLÓGICAS”

PS. GIORYI SORNOZA

Vistas y Entrevistas: Mario Bunge

LAS DOS FUNCIONES DE LA UNIVERSIDAD

Angélica María Macías Merchán

Vespertino 101

Desde la primera vez que el hombre miró a las estrellas deseó saber y en función de aquello ideó maneras de acercarse a las respuestas que en seguida planteaba en función de todo aquello que descubría y redescubría.

Fue así que a lo largo de la vida el hombre, en su afán de conocimiento ha procurado buscarlo a través de las herramientas que le sean necesarias; nace así una entidad que “daría solución” a distintas interrogantes.

La universidad como una de esas herramientas se creó para dar fin a esta necesidad e imponerse a lo largo de los años como un establecimiento de “enseñanza superior e investigación”. Cabe recalcar que aquella definición que se encuentra en cualquier diccionario común no está tan lejos de volverse una completa mentira, claro; en lo que respecta a una realidad cercana, nuestra propia universidad. Mario Bunge en sus propuestas concretas sobre problemas de nuestro tiempo expone dos funciones de la universidad moderna: investigar y enseñar, ¿Qué está pasando entonces con ese establecimiento que por deber y derecho debe corresponder congruentemente a estas funciones? Mezclas de ideologías, un problema más y claro, cabe recalcar que el feudalismo imperante de los mismos se volvió una condición para el ingreso de aquel que quisiera estudiar en este no tan fiable establecimiento. La universidad limitada al conocimiento y ante esto ¿a qué le llaman conocimiento? Si no es a la reproducción de un contenido obsoleto de libros apolillados limitándonos pasivamente al aprendizaje; y es que los profesores ya no crean nuevo conocimiento. Mario Bunge nos habla de cómo la universidad se caracteriza por la investigación original y la enseñanza, y sigo preguntándome ¿Dónde están las distintas entidades de regulación que controlen a esta “Universidad”? ¿Qué pasa con el sistema? ¿Dónde están los estudiantes que sólo llegan a la universidad para comprar un titulo y no ganarlo? Sí, eso es nuestra universidad; a penas se merece titulo de fábrica de diplomas y si le aumentamos de categoría gracias a que al menos se reproduce contenido pues habría de llamársele escuela o colegio.

¿Qué tan lejos estamos de llamarnos o de ser verdaderamente una universidad? ¿Dónde radica el problema?

Mi crítica toma protagonismo justo ahora, cuando me refiero a este establecimiento con una pobre definición de diccionario y vemos como se vuelve proporcionalmente inversa a la calidad de universidad que realmente tenemos, es sólo cuestión de entrar a nuestra realidad, la más cercana, nuestra propia universidad y fijarnos del daño que se le hace a la propia sociedad al permitir que este establecimiento se siga poniendo en marcha, es una realidad que sólo se han vuelto fábricas de diplomas y no de aquel verdadero conocimiento que de verdad se augura llegar a tener.

La supuesta “enseñanza superior”

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