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TEMA 8: Sociedad Y Movimientos Sociales Del Siglo XIX

Andalopa6 de Mayo de 2013

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1.- DE LA SOCIEDAD ESTAMENTAL A LA SOCIEDAD POR CLASES.

La disolución de los estamentos privilegiados.

En España las nuevas leyes impusieron la igualdad jurídica de todos los ciudadanos. En el nuevo sistema liberal todos los grupos sociales pagaban impuestos, eran juzgados por las mismas leyes y tribunales y gozaban, teóricamente, de iguales derechos políticos. De este modo la población constituía una sola categoría jurídica, la de ciudadanos. Las diferencias sociales se establecieron en función de la riqueza y los ciudadanos quedaron definidos por su pertenencia a una determinada clase social. La supresión de las leyes especiales que beneficiaban a la nobleza comportó la perdida de sus privilegios. A pesar de ello mantuvo su importancia social,, económica y política, gracias al hecho de formar parte de la nueva clase dominante, al integrarse en el estrato alto de la nueva burguesía. Con respecto al clero, el proceso de desamortización y desvinculación los priva de muchas de sus propiedades. Además, las leyes de exclaustracion, decretadas por el poder político, dieron lugar a que muchos conventos quedaran vacíos, sus bienes desamortizados y algunos de sus tesoros artísticos, como las bibliotecas, dispersos o dañados. Con la perdida de su poder económico, el clero disminuyó de manera considerable a mediados del siglo XIX. A pesar de ello, la Iglesia católica mantuvo en España buena parte de su poder e influencia social . Siguió ejerciendo un gran influjo político y su estilo de vida podía asimilarse al de las clases altas. Además se mantuvo un fuero eclesiástico que les otorgaba algunos privilegios como la imposibilidad de ser recluidos en cárceles comunes y la exención de obligaciones militares.

Una nueva organización de los grupos sociales.

Las clases sociales de la nueva sociedad, son grupos enteramente abiertos, a los que se pertenece en función de las diferencias que el propio sistema capitalista establece en el trabajo y en la apropiación de la riqueza. En la España liberal del siglo XIX se constituyeron dos grandes grupos sociales:

Burguesía: poseedora de riqueza urbana, industrial o agraria proveniente de sus propiedades rentas o capitales del trabajo. Dentro de la clase burguesa existían diversos grupos: la alta nobleza (convertida en gran propietaria agrícola y por no nobles que se habían enriquecido, mediana y pequeña burguesía urbana (presenta una gran diversidad de personas). La clase trabajadora estaba formada por los pequeños artesanos, el servicio domestico, los empleados de comercio y el nuevo proletariado surgido en el proceso de industrialización y de la introducción de las nuevas formas liberales de tipo capitalista. Campesinos pobres y jornaleros constituían la clase antagónica de la burguesía.

El proletariado: tan solo poseían el salario que obtenían con su trabajo manual.

Las desigualdades de riqueza y las duras condiciones de vida y trabajo de la clase obrera y de los campesinos pobres dieron origen a nuevos movimientos sociales (obrerismo y sindicalismo) e ideologías políticas, que reclamaban mejoras salariales y laborales para los mas desfavorecidos y denuncian el capitalismo como un sistema social injusto.

2.- LOS NUEVOS GRUPOS DIRIGENTES.

La pervivencia de la nobleza.

El poder económico de la alta nobleza se incrementó. Conservó la mayoría de sus tierras e incluso adquirió nuevas propiedades provenientes de la desamortización. Hasta 1860, ningún patrimonio burgués se acercaba en sus dimensiones al de cualquier miembro de la alta nobleza. El destino de la pequeña nobleza fue bien distinto. Los hidalgos perdieron el derecho a la exacción de impuestos y pasaron a ejercer actividades muy diversas y se fueron diluyendo entre el grupo de mediados propietarios agrarios. Muchos de ellos militaron en el antiliberalismo y nutrieron las filas de la rebelión carlista. El poder de la nobleza provenía también de su influencia política. Gracias a la pertenencia a las camarillas conseguían privilegios , participaba en negocios, obtenía cargos políticos y militares y se beneficiaba de unas amplias relaciones sociales. la nobleza mantuvo su preeminencia social. La propia monarquía premiaba el ascenso en la clase social con la concesión de títulos nobiliarios. Sin embrago, en el ultimo cuarto del siglo XIX, la nobleza empezó a perder parte de su poder económico y de su influencia política.

Los grupos burgueses

El proceso de revolución liberal en España fue conformando una nueva burguesía ligada a los negocios, el comercio, la banca y el capital extranjero. Fueron compradores de deuda publica del estado y grandes inversores en bolsa. Invirtieron en tierras, adquirieron algunas propiedades a costa de los bienes de la iglesia y de los municipios. Pasó a engrosar las filas de los propietarios agrícolas, conviertiéndose en rentistas. Esta burguesía contaba con orígenes regionales diversos, esencialmente del norte y de Andalucía aunque su centro era Madrid. La burguesía industrial que, dada la limitada extensión territorial del proceso industrializador español, quedó restringida a unas determinadas zonas del país, básicamente Cataluña y posteriormente el País Vasco. Se preocupó esencialmente por conseguir del estado liberal la necesaria política proteccionista para su incipiente industria. Sin embargo, su debilidad numérica, su escaso poder económico en comparación con las grandes fortunas terratenientes y financieras, y su localización periférica, dificultaron su desarrollo.

Las clases medias.

Constituían una franja intermedia entre los poderosos y los asalariados. Menos del 5% de la población y agrupaba a mediados propietarios de tierras ,comerciantes, pequeños fabricantes, profesionales liberales y empleados públicos. Sus ingresos eran desiguales y dependían de la marcha de sus negocios . El desarrollo de las clases medias fue ligado al crecimiento urbano. Había muchos asalariados públicos. también existían profesionales liberales agrupados en 3 cuerpos: los relacionados con las leyes, con la construcción y la propiedad inmobiliaria y con la salud. Las clases medias compartían con los grupos poderosos un estilo de vida aunque su capacidad económica era mas limitada. Debían llevar una vida austera y pasar estrecheces para poder mantener un cierto estatus social y proporcionar estudios a sus hijos.

La composición de la nueva élite dirigente.

La élite dirigente de la sociedad liberal española del siglo XIX se estructuró como una simbiosis entre la antigua aristocracia y los nuevos grupos burgueses. La burguesía aportaba la innovación, las nuevas formas jurídicas y políticas que articulaban el Estado, el derecho y la propiedad, y en muchos casos también el dinero; pero la nobleza era un símbolo de abolengo, de prestigio social y de reconocimiento público. Ambas clases constituían una nueva oligarquía. Tenían el poder económico e imponían las formas culturales. La implantación de un régimen liberal de carácter censitario (derecho a voto restringido a las clases poseedoras) les otorgó el monopolio del poder político. Este monopolio de las clases altas sólo empezó a resquebrajarse con la aparición del Partido Demócrata y el republicanismo.

3.- LAS CLASES POPULARES.

Artesanos y grupos urbanos.

Los privilegios gremiales desaparecieron en la década de 1830.En gran parte del país, sobre todo en las ciudades, se mantenía un fuerte sector artesanal, que elaboraba la mayoría de los productos manufacturados. En 1860 había 666.000 individuos en oficios artesanales. El crecimiento urbano y la nueva estructura del Estado liberal comportaron la concentración en las ciudades de una serie de trabajadores de servicios que bordeaban el límite entre las clases medias y las clases populares que generalmente eran asalariados. Entre las clases más humildes, predominaban las mujeres empleadas en el trabajo doméstico, seguidas de los mozos de comercio y de los pequeños vendedores autónomos. Otras mujeres trabajaban de lavanderas, planchadoras, costureras o amas de cría.

La evolución del campesinado.

La reforma agraria liberal concentró la propiedad de la tierra aún más. No hubo emigración a las ciudades y la población campesina española permaneció en el campo. Aumentaron los campesinos sin tierras, los contratos de explotación a corto plazo y el latifundio. En 1860 existían unos 2,6 millones de jornaleros.En la España del siglo XIX existían grandes diferencias regionales. En Castilla- La Mancha, Andalucía y Extremadura, los antiguos señores conservaron sus tierras y salieron reforzados con el reconocimiento de la propiedad plena de sus antiguos señoríos. En cambio, en Cataluña y Valencia muchos arrendatarios accedieron a la propiedad. Teniendo en cuenta el nivel de vida, en el campo era difícil distinguir entre el pequeño propietario de tierra, el arrendatario sometido a la nueva situación de libertad de mercado, el criado empleado en una explotación agraria o el jornalero sin tierras. Los campesinos siguieron sujetos a relaciones de tipo cliental por el poder del notable y del cacique. En el siglo XIX, la mayoría de los campesinos vio frustradas sus aspiraciones de acceso a la propiedad y, en consecuencia, el “hambre de tierras” se mantuvo. Los campesinos estuvieron sometidos a condiciones de vida aún más duras, con rentas abusivas y verdaderas épocas de hambre. Había analfabetismo y marginación social. La situación del campesinado

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