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Politización Sociedad Chilena Siglo Xix


Enviado por   •  28 de Junio de 2015  •  1.675 Palabras (7 Páginas)  •  191 Visitas

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Politización de la sociedad chilena en las transformaciones del siglo XIX

La historia de Chile, desde sus inicios, está marcada por las decisiones de una clase política mas bien reducida, dominante en cuanto a grupo sobre otros; de corte elitista; y también aquella que tiene la dirección de la nueva República bajo los lemas de libertad, orden y progreso. Si bien dichos ideales tienen su origen en el republicanismo como régimen que imperará en el continente y luego en el mundo, debemos comprender que la transmisión de dicho orden a toda la población (que en su mayoría no tenía un lenguaje político ni tampoco una conciencia de lo público) estará guiada por dicha clase dominante, pero de “maneras interesantes” para el análisis y por otro lado comprensible a los contextos que enfrentaba la sociedad chilena desde que se constituye como Nación. Si bien el análisis que realizaremos tiene que ver con un complejo proceso de politización de la sociedad [en tanto que como dijimos antes las prácticas culturales, relaciones sociales y por consiguiente los períodos constantes de ensayo y error en la política] no deja de ser importante que, en los comienzos de nuestra matriz social encontraremos que la clase dominante (aún aristócrata) impulsa una dirección de la economía hacia el sector agrícola y ganadero que instauraría un microcosmos de unidad productiva y matriz de orden jerárquico-señorial (el hacendado como mediador del mundo rural con la ciudad) en el cual cohabitaran gran parte de la población chilena hasta incluso el siglo XX. Ello implica por una parte, cierta hegemonía de una clase dirigente (el hacendado), y por su parte la tranquilidad del Estado (y sus agentes) de las revueltas sociales, pues se sabe que si bien la Independencia no supone un quiebre de cambio “ilustrado”, es un hito clave en la modernización de Chile, y manifiesta absolutamente un proyecto de cambio [dicho proyecto verá dificultades con períodos de guerras civiles como por ejemplo la de 1830, y no cambiaría si no hasta que se promulga la Constitución de 1833 que defenderá el poder presidencial, carta magna liderada por ideas de Diego Portales] , que iría cambiando en la medida que el Estado Chileno tomara forma estable de su institucionalidad (Bethell, 2009). Dicha institucionalidad del aparato estatal, estaba vinculada con lo que mencionábamos, respecto a un miedo de la clase dirigente chilena (de todo espectro ideológico) que provoca la instauración del orden centralista y autoritario que impera en todo el siglo que estudiamos, bajo ideas portalianas en miras a un desarrollo estable pero gradual de la economía y del sistema político en su totalidad (Stuven, 2000). Tal orden que debía imperar en la nueva República, tiene su origen justamente en la creación de una autoconciencia de la libertad en las personas, de manera que el régimen de la libertad, como el autor señala: se lo denomina la ‘república’. De aquí que, la prensa escrita [guiada por la llegada de la imprenta en 1811] tiene como principales objetivos la promoción de dichas ideas de libertad, atendiendo que “allí donde los ciudadanos tienen amor a la libertad, a su libertad, entonces tienen amor a la patria” (Castillo, 2009) precisamente donde la consecuencia [del análisis a escritos de Camilo Henríquez, en el texto] es una participación política y supervisión permanente de los ciudadanos para la mantención de un gobierno libre. Aunque como hemos dicho, el consenso entre la clase política por la mantención del orden bajo una constitución autoritaria no durará mucho, de alguna manera tiene que ver con la definición y ambigüedad que supone la opinión pública entendida como reflexiones críticas de un público competente para realizar sus propias reflexiones (que en teoría es deber de cada ciudadano) en un contexto donde la libertad de prensa ya era controlada por los presidentes y la coalición de turno que administre el Poder Ejecutivo, pero también donde figuras importantes desde la Iglesia a la elite intelectual del país (entre ellos el más importante, Andrés Bello), y el rol fundamental de la educación en la formación de buenos ciudadanos, suponen una suerte de “Ilustración a la chilena” que tendrá como consecuencias varias, la migración del campo a la ciudad, alfabetización de la población, unificación e identificación cultural “heterogénea” y además de un proceso de civilización que debían realizarse como decía Bello bajo un orden social, institucional, etc. (Jacksic, 2001) donde no reine el caos, así Chile se mostraría como ejemplo entre las otras naciones Latinoamericanas que también se habían independizado (Stuven, 2012).

Es por esto que se debe considerar el rol de la escuela en la formación de los ciudadanos chilenos, atendiendo primeramente que gracias a la expansión de la economía que trajo el auge minero del salitre, y luego discusiones en la opinión pública desde 1840 [como consecuencias de la expansión de la cultura escrita] se plantea la idea de secularizar al Estado de los poderes de la Iglesia, bajo la noción de “lo público como diferente a lo religioso” y desde ahí, comienza un proceso extenso y difícil pues implicó una pugna entre las dos instituciones mas poderosas de la época: el Estado y la Iglesia, donde se entremezclan las clases dirigentes y a su vez se separan en progresistas y conservadores (tradicionalistas), dando así comienzo a diversas discusiones en ambas Cámaras sobre la definición de lo público, remitiéndolo y “postergándolo” (ciertamente a la secularización definitiva en 1925) a la propiedad, limitando así la impartición del ramo de religión obligatoria en la escuela

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