Tristan E Isolda
kecris21 de Noviembre de 2012
7.659 Palabras (31 Páginas)720 Visitas
1.Infancias de Tristán
Señores, ¿os agradaría oír un hermoso cuento de amor y de muerte? Se trata de la historia de Tristán y de Iseo, la reina. Escuchad cómo, entre grandes alegrías y penas, se amaron y murieronel mismo día, él por ella y ella por él. El relato de sus amores se extendió por la verde Erín y lasalvaje Escocia, se repitió en toda la isla de Miel, desde el muro de Adriano hasta la punta delLagarto, halló sus ecos en los bordes del Sena, del Danubio y del Rhin, encantó a Inglaterra,Normandía, Francia, Italia, España, Alemania, Bohemia, Dinamarca y Noruega. Su memoria durará mientras exista el mundo.
s
El tiempo destructor, que no perdona obras de poetas ni otra cosa humana, ha destrozado yreducido a polvo muchos cuadernillos y destruido más de un pliego en el que los buenos troveros deantaño se habían esforzado por honrar la memoria de los amantes de Cornualla. Béroul, Thomas,Eilhart y Gottfried narraron sus aventuras para que pervivieran en las mentes de las gentes.Hace muchos años reinó en Cornualla un poderoso rey llamado Marcos. Tuvo que hacer frente auna dura lucha contra
sus vecinos que muchas veces penetraban en su territorio y devastaban suscampos y sembrados. Rivalín, señor de Leonís, tuvo noticias de la guerra y acudió en su ayuda.Sirvió al rey Marcos con su consejo y su espada como si fuera uno de sus vasallos porque deseabaconquistar con sus hazañas a la bella hermana de Marcos, Blancaflor. Cuando se hicieron las pacesel rey se la dio en recompensa.Las bodas se celebraron en el monasterio de Tintagel, donde Marcos tenía su corte. Luego Rivalínregresó a sus tierras llevando consigo a Blancaflor. No fue largo el tiempo del solaz para los jóvenesesposos; no había transcurrido un año cuando llegaron noticias a Rivalín de que su viejo enemigo, elduque Morgan, se había sublevado y saqueaba sus burgos y ciudades. Rivalín publicó su bando,reunió sus huestes, confió la reina encinta a su mariscal Roald, al que por su fidelidad todosllamaban el Feguardante, y marchó a guerrear a los confines de sus reinos. Roald condujo a la reinaal castillo de Kanoel, donde fue recibida con los honores que correspondían a su rango.La guerra fue dura. Rivalín y sus barones causaron grandes pérdidas en las tropas de susenemigos, pero en uno de los combates Rivalín perdió la vida.Meses y semanas esperó Blancaflor su regreso. Al fin nadie pudo ocultarle la triste noticia. Ni unalágrima escapó de sus ojos, ni un grito, ni un lamento, pero sus miembros se tornaron débiles yflojos; parecía como si su alma, en su deseo, quisiera arrancarse de su cuerpo. Roald no sabía cómoconsolarla:-Reina -le decía-, no queráis acumular los duelos sobre vuestro país; todos cuantos nacen estáncondenados a una misma muerte. Dios reciba en su seno el alma del rey, nuestro señor, y vele por lasalud de los vivos.Pero la reina no lo escuchaba. Durante tres días esperó reunirse con su señor. Al cuarto, dio a luzun hijo al que tomó en sus manos diciéndole:-Hijo, ¡cuánto he deseado verte! ¡Eres la más hermosa criatura que nunca mujer llevó en su seno! Triste te he traído al mundo, triste es la primera fiesta que puedo hacerte, por ti siento tristeza demorir. Y como has llegado al mundo en medio de la tristeza, tu nombre será Tristán.Mientras decía estas palabras lo besaba. Poco después entregaba su alma. Roald el Feguardanterecogió al huérfano y lo confió a una dama noble, viuda de un caballero muerto en la guerra, que seencargó de amamantarlo.Cuando el infante cumplió siete años, y no necesitó ya cuidados de mujeres, Roald lo confió aGovernal, que se convirtió en su maestro y mejor amigo. Aprendió a leer y a escribir y en pocotiempo conoció las artes que convienen a un caballero. Governal le enseñó a correr y a franquear deun salto los más anchos fosos, a manejar la lanza, la espada, el escudo y el arco y a
lanzar
discos depiedra. También se acostumbró a detestar toda felonía, a socorrer a los débiles y a guardar lapalabra dada. Le enseñaron diversas formas de canto y pronto supo tocar ala perfección el arpa, larota y la cítara. Era admirable en la caza y corría el ciervo, el gamo, el corzo y el jabalí como pocos jóvenes en el país.Al llegar a los quince años, un buen día Governal lo llamó aparte y le dijo:-Tristán, ya eres un perfecto doncel; sólo una cosa te falta: buscar tierras lejanas y mostrar tuhabilidad en cortes extranjeras. Mucho puedes aprender viajando y así conseguir precio y renombre.Pide a Roald que te permita abandonar Carlion durante uno o dos años para probar aventura. Tristán se alegró al escuchar los deseos de Governal.-Maestro -le dijo- diríase que habéis leído en mi corazón. Me gustaría ir a Cornualla, donde mipadre fue a tomar mujer, según lo que me habéis contado.Acudió en busca de Roald, quien, con gran tristeza, lo bendijo y le dejó marchar en busca deaventuras.Hicieron los preparativos para el viaje. Herraron rocines y acémilas. El Feguardante entregó a Tristán un palafrén de buen andar con una silla de alto precio. Tristán marchó, acompañado de sufiel ayo Governal, llevando el arpa colgada del arzón de la silla. Seis donceles de su edad, un
cocinero y dos mozos de cuadra fueron con él. Largo tiempo cabalgaron a través de eriales,matorrales, landas y oteros. Atravesaron bosques y vadearon ríos de aguas profundas hasta llegar alos confines de Cornualla. Entonces Tristán ordenó detenerse a sus compañeros y les dijo:-Pronto llegaremos hasta el señor de este país, pero os pido que ninguno sea tan imprudente uosado como para declararle quién soy ni de dónde venimos. Todos asintieron y reemprendieron la marcha hasta acercarse a una villa rupestre, dondeencontraron a unos segadores que conducían una carreta de heno. Tristán quiso informarse acercadel lugar en el que se hallaban.-Amigo -dijo llamando a uno de ellos-, ¿sabes dónde se asienta el castillo del rey?-Señor, ¿por cuál de ellos preguntáis? El rey Marcos posee varios y vive en uno u otro según laépoca del año, unas veces en Lancien, otras en Tintagel.-¿Está lejos de aquí Tintagel?-No sé -respondió el campesino-. Nunca estuve allí. Pero si marcháis en dirección de poniente,veréis el mar y a la izquierda, sobre un acantilado, encontraréis, según creo, el castillo preferido deMarcos. Dicen que Tintagel es ciudad hechizada: desaparece dos veces al año, una en invierno y otraen verano y se hace invisible incluso para las gentes de la región. Está rodeada de bosques ricos enagua y caza. Un muro poderoso defiende la ciudad del lado del puerto. Cuentan que en otro tiempolo levantaron gigantes para su defensa.-Gracias, amigo -le dijo Tristán-. Venimos de lejos y no somos ricos. Ten, sin embargo, paramostrarte nuestro agradecimiento. Tristán le tendió un ferlín.Siguieron su camino durante dos días y dos noches hasta descubrir el mar en la lontananza. Pocodespués vieron los muros de Tintagel que relucían al sol como metales bruñidos. A la vista de laciudad, se detuvieron en un prado, junto a una fuente. Los palafreneros desensillaron los caballos, elcocinero preparó la comida y todos se sentaron sobre la hierba para el almuerzo.Apenas habían terminado cuando oyeron, en la lejanía, los cuernos y la algarada de una cacería.Un gran ciervo apareció en la linde del bosque. Poco después, en medio de los ladridos y trompetas,surgió la jauría de galgos y bracos, seguida de los monteros. El ciervo, viendo su fin próximo, seintroduce en el río; la corriente lo arrastra, el animal lucha por volver a la orilla y, acosado, dobla laspatas sucumbiendo. Los cazadores lo rodean y con sus cuernos tocan a pieza cobrada. Tristán atónito observa cómo el montero mayor se apresta a cortar el cuello del animal y a dividirsu cuerpo en cuartos.-¿Qué hacéis?, señor -exclama-. ¿Son éstas las costumbres de vuestro país? ¿Pensáis despedazartan noble animal como si fuera un cerdo degollado?El montero mayor era cortés, prudente y de noble conducta. Vio la belleza del joven, sus ricosropajes, su noble estatura.-Amigo -le respondió-. Primero cortaré la cabeza, luego dividiré el animal en cuatro partes quellevaremos colgadas de los arzones al rey Marcos, nuestro señor. Tal es la costumbre de nuestropaís. Desde los tiempos de los más antiguos monteros, así lo hicieron siempre las gentes deCornualla. Pero si tu conoces una costumbre mejor puedes mostrárnosla.-Señor, puesto que me lo permitís, os mostraré cómo se deshace el ciervo, según la usanza denuestro país. Tristán se hincó de rodillas y desolló el ciervo antes de deshacerlo; luego despedazó la cabeza,dejando intacto el hueso sacro, según conviene; separó las extremidades, el morro, la lengua, lascriadillas y la vena del corazón. Entretanto, monteros y lacayos de jauría lo contemplaban arrobados.-Señores -les dijo-, el ciervo está despedazado. Ahora preparad la encarna y el cebo.-¡Nunca oímos hablar de tales cosas! -le respondieron. Tristán tomó las entrañas y los despojos de la cabeza y dio la encarna a los perros. Mas tardeenseñó a los monteros cómo debían preparar la porción destinada al cebo. Se dirigió al bosque ycortó grandes ramas. En cada una de ellas enristró los pedazos bien divididos y los confió a losdiferentes monteros: a uno la cabeza, a otro la grupa y los grandes filetes, a éste los hombros, aaquél las ancas y a este otro los romos. Les indicó cómo debían colocarse de dos en dos, paracabalgar en buen orden, según la nobleza de los pedazos enristrados en las horquillas.-Ofreceréis las piezas al rey -les dijo Tristán-. Los lacayos os precederán y anunciarán a toque decuerno vuestra llegada al castillo.-Las usanzas de tu país son nobles -le respondieron-. Acompáñanos a la corte pues nuestro rey,que es gentil y cortés, se alegrará
...