Yoga y manejo del estrés

Yoga y manejo del estrés

Nombre: Michael Steven Timaná Torres

Código: 217191249

CUENTO: El mejor guerrero del mundo

Universidad de Nariño

Luto era un guerrero joven y valiente, experto espadachín que soñaba con convertirse en el mejor guerrero del mundo. En todo el ejército no había quien lo enfrentara y venciera, soñaba con convertirse en el mejor general. El rey lo apreciaba mucho, pero el día que el le conto su sueño de llegar a ser un gran general, lo miro con cierto asombro y le dijo: “tu deseo es sincero, pero no podrá ser. Aun tienes mucho que aprender”. Aquello impacto a Luto, tanto que enfurecido abandono el palacio, decidido a aprender todas las técnicas de lucha existentes. Paso por todo tipo de gimnasios y escuelas, mejorando su técnica y su fuerza, pero sin aprender nuevos secretos, hasta que un día se perdió a lo profundo del bosque y fue a parar a lo alto de una montaña donde encontró una fortaleza gris, según lo que allí decían era la mejor escuela de guerreros del mundo y solo admitían a unos pocos alumnos. Por el camino se enteró de que un viejo guerrero que admiraba había estudiado allí así que se decidió a entrenar allí, a ser aceptado y aprender los grandes secretos de la guerra.

Antes de entrar en la fortaleza le obligaron a abandonar todas sus armas. Allí le dijeron “no las necesitaras, aquí recibirás otras mejores”, Luto ilusionado se desprendió de sus armas, que fueron arrojadas inmediatamente a un foso. Uno de los instructores, anciano serio y poco hablador, acompaño al guerrero a su habitación y se despidió diciendo “en 100 días empieza el entrenamiento”, Luto un poco histérico respondió ¡100 días! Y pensó que era una broma, pero conforme pasaron los días pudo comprobar que no era así. Los primeros días estuvo histérico y nervioso, e hizo toda clase de tonterías para poder retomar el entrenamiento, pero no lo consiguió y al final termino esperando pacientemente encontrando un estado el cual le permitía centrase en sí mismo y encontrar una alta paz interior, siendo así como disfruto cada día que faltaba hasta el comienzo de su entrenamiento.

Al día 101 tuvieron la primera sesión, el viejo maestro le dijo “ya has aprendido a manejar tu primera arma, la paciencia”, Luto no se lo podía creer y le dijo que como le podía explicar ese estado de tanta tranquilidad, a lo cual el anciano le respondió “a ese estado se le llama paz interior, se logra al conectar cuerpo y mente en uno solo. Pero esto es solo el 1% de lo que te puedo enseñar con el yoga”, Luto al escuchar esta ultima palabra se cuestiono que era y pregunto al anciano con energía, al mirar la gran curiosidad de su alumno respondió “es un arte de vida y espiritualidad que conjuga medicina, psicología y espiritualidad, el cual consta de 8 principios que iras aprendiendo a lo largo de tu entrenamiento. Además de esto existen varios tipos de yoga a ti te enseñaremos el Hatha yoga para que logros un equilibrio físico-mental”.

En la historia de la academia existen alumnos con tal nivel de esfuerzo y autodisciplina que logran un estado tal que logran constituir el ying y yang en su interior y así poder ascender al estado Tao o también conocido como iluminación; (shock)Luto refleja en su mirada la pregunta de cómo un simple ser como el podría llegar a tal estado de iluminación, el anciano lo mira y le pregunta “tú crees que estas personas son especiales ” y Luto al escucharlo deja su mirada perdida atrás y responde “como no podrían ser especiales, ellos son esa clase de personas que nacen cada 100 generaciones”(post-shock), el anciano se ríe y le dice que todas las personas tiene el potencial de lograr algo así, pero se necesita determinación para poder alcanzarlo. La primera sesión termina y Luto se ve muy afectado y estresado por las palabras que acaba de escuchar lo cual le produce ansiedad, fatiga y dolores de cabeza que no le permiten dormir bien esa noche (alostasis), entrando en un estado de toxemia corporal.

Al siguiente día dieron inicio a su segunda sesión, Luto llego cansado y poco animado; el maestro le dice “Ahora toca aprender a triunfar cada batalla”. Aquello le sonó muy bien a Luto, e hizo que sus agobios desaparecieran, hasta que se encontró atado a una silla de pies y manos, subido en un pequeño pedestal en donde decenas de personas trepaban para lastimarlo. Tenia poco tiempo para actuar, pero las cuerdas estaban fuertemente atadas y no pudo zafarse. Cuando lo alcanzaron lo golpearon, el mismo ejercicio se repitió durante días y cada vez mas le pesaba la gran carga de estrés, que lo tenía totalmente débil y fuera de foco, lo cual lo volvió a hacer cosas irracionales como perder su autodisciplina y así empezó a descuidar mucho su alimentación y descanso llevándolo a un estado de alostosis, con la comida hacia combinaciones muy estresantes para su cuerpo, entro en un alto grado de depresión cada vez que estas personas lo golpeaban en la prueba, hasta que un día en medio de tanto sufrimiento sus pupilas se dilataron, su boca se secó, su corazón comenzó a latir más rápido, los músculos se llenaron de tensión y así empezó a tener un momento de gran atención y motivación ya que a través de la glándula pituitaria que produce las hormona adrenocotitropina que activo inmediatamente la adrenalina y el cortisol porque recordó algo que lo asusto;  en ese momento decidió intentar una cosa nueva y cayo en cuenta de que la única forma de frenar el ataque era acabar con la ira de las personas. A sí que ese subidón de adrenalina ese día le devolvió la cordura, y los siguientes días retomo los 8 principios y volvió a centrase, llevándolo a un estado de homeostasis, superando el síndrome simpático-tónico asociado al estrés crónico que tenía, comenzando cada día a hablar con las personas que lo atacaban, convenciéndolos de que no era ninguna amenaza, sino un amigo; cada día que finalizaba ya no lo hacía decaído sino con más ganas de volver y demostrar su cambio, empezó con la comida equilibrando de manera correcta su alimento, unos días comía proteínas ligeras con carbohidratos y así variaba la proteína dependiendo de su tipo con diferentes alimentos y bebidas como verduras, cervezas o vino. Finalmente, fue tan persuasivo, que las mismas personas lo liberaron de sus ataduras en el día 202 y el anciano le dijo “ya controlas el arma más poderosa, la palabra, pues lo que no pudieron conseguir ni tu fuerza, ni tu espada lo consiguió tu lengua”.

...