Manejo del estrés

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Decanatura Académica

Coordinación de Permanencia Estudiantil

Universidad Católica de Colombia

Proyecto de Práctica en Psicología Educativa

Programa de Mentoring para Estudiantes de Segundo Semestre

Retos y Necesidades de la Vida Universitaria

        Objetivo general

Brindar estrategias que permitan manejar los retos que se presentan en la vida universitaria de los estudiantes de segundo semestre de la Universidad Católica de Colombia a través del programa de excelencia estudiantil “Mentoring”.

        Objetivos específicos

• Diseñar herramientas metodológicas que faciliten el manejo del estrés académico.
• Diseñar herramientas metodológicas que favorezcan la independencia y autonomía de los estudiantes frente a las demandas académicas.

Marco teórico

La deserción académica es un fenómeno que implica el abandono temporal o definitivo de los estudiantes de una carrera universitaria, el cual no permite la adquisición de nuevos aprendizajes e impide el cumplimiento de objetivos profesionales y personales (Zavala, Álvarez, Vázquez, Gonzáles y Ramírez, 2018) y puede ser explicado por factores económicos, individuales, institucionales u organizacionales y académicos. Así mismo, se ha encontrado en diversos estudios que esta problemática se presenta con mayor frecuencia en los primeros semestres, hallando mayor incidencia de variables relacionadas con los procesos de aprendizaje, tales como las expectativas del estudiante frente a la carrera, la carencia de estrategias cognitivas, dificultades en la organización del tiempo, hábitos de estudio inadecuados y las propias capacidades, habilidades e intereses de los estudiantes; de igual manera, se identifica la incidencia de otros factores en la permanencia y abandono, como el tamaño del grupo, la metodología del docente y la preparación de las clases, la distribución de horarios, falta recursos tecnológicos y físicos, opciones de financiación, entre otros (Acosta, 2009; Ariza y Marín, 2009; Montmarquee, Mahseredjian y Houle 2001, como se cita en Zavala et. al, 2018).

Siendo así, se busca favorecer el proceso de adaptación a la vida universitaria, la cual se entiende como un “proceso de ajuste a las circunstancias y equilibrio entre motivaciones y aptitudes del estudiante y las exigencias del contexto educativo” (Beltrán y Torres, 2000, como se cita en Morales y Chávez, 2017, p.3) lo cual implica diversos desafíos a nivel emocional, social, institucional y académico, como el establecimiento de relaciones interpersonales con pares y docentes, el acoplamiento a los espacios físicos de la institución, altos niveles de estrés académico y el equilibrio entre responsabilidades y necesidades (Soares, Almeida  y Guisande, 2011).

Debido a lo anterior, es necesario que los estudiantes además de capacidades intelectuales cuenten con competencias afectivas, tales como autorregulación, autoconciencia, toma de decisiones, regulación emocional y habilidades sociales, las cuales son predictoras de un adecuado ajuste a las demandas académicas, sociales y personales (Gómez, 2002, como se cita en Morales y Chávez, 2017). Siguiendo esta misma línea, se identifican algunos modelos explicativos de la adaptación universitaria, entre ellos el Modelo de Aprendizaje por la Experiencia (Pascarella & Terenzini, 2005, como se cita en Silvestre y Torres, 2019), en donde no solamente se tienen en cuenta la dimensión intelectual sino que plantea la existencia de siete vectores de desarrollo a través de los cuales el estudiante guía sus acciones hacia el cumplimiento de objetivos y metas académicas, explicando el paso a paso del proceso de autodescubrimiento del estudiante en función con su contexto, los cuales son:

• Desarrollo de competencias: intelectuales, interpersonales y físicas.
• Regulación emocional: Manejo/control y reconocimiento de emociones.
• Autonomía e independencia: Responsabilidad y autosuficiencia.
• Desarrollo de relaciones interpersonales: tolerancia y respeto.
• Desarrollo de la identidad: Aceptación hacia sí mismo.
• Desarrollo de un propósito: Clarificación y cumplimiento de metas.
• Desarrollo de integridad: Aceptación e internalización de reglas impuestas por figuras de autoridad.

En ese orden de ideas, los estudiantes que se integran adecuadamente en su entorno académico se caracterizan por: ser eficientes con el cumplimiento de trabajos, espontáneos en la interacción con otros, tener buena autoestima y una percepción positiva acerca de sus propias capacidades, ser independientes y autónomos en la toma de decisiones, receptivos ante las necesidades y sentimientos de los demás, llevar hábitos de vida saludable (sueño, alimentación y ejercicio), tener metas claras y tolerancia a la frustración (Silvestre y Torres, 2019).  

Estrés académico

Ahora bien, es importante tener en consideración uno de los efectos que surge a partir de una inadecuada adaptación a la vida universitaria: el estrés académico, el cual se define como un proceso adaptativo que se caracteriza por reacciones fisiológicas, psicológicas y emocionales frente a una situación académica (Berrío y Mazo, 2011, como se cita en Chucas, 2019) y puede manifestarse frente a situaciones como el aumento de la competencia entre compañeros de clase, una alta carga académica, falta de tiempo para cumplir con los deberes académicos, dificultades en la interacción con estudiantes y docentes, la exposición a situaciones de evaluación y exámenes (Barraza, 2017).

Por su parte, Guerrero (2017) identifica seis factores causantes del estrés académico, los cuales son:

• Evaluaciones: Las situaciones de evaluación generan en los estudiantes preocupación, temor y pensamientos negativos en torno a los propios conocimientos y habilidades en comparación con los de sus compañeros, adicionalmente, provocando altos niveles de activación fisiológica, como el aumento de la frecuencia cardíaca, sudoración, temblores, tensión muscular, náuseas, entre otros.
• Sobrecarga académica: Hace referencia a la cantidad excesiva de trabajos u horas dedicadas a clase, las cuales interfieren con la realización de otras actividades y disminuyen el tiempo libre. 
• Condiciones del proceso de enseñanza – aprendizaje: Se definen como un conjunto de condiciones tanto internas como externas, que influyen en el proceso de aprendizaje. Dentro de las externas, se encuentran aquellas situaciones que generan estrés, tales como la metodología del docente y su dominio de las temáticas, donde las estrategias de enseñanza que implican la repetición y memorización se relacionan con mayores niveles de estrés; y un clima negativo en el aula, caracterizado por mal comportamiento de los estudiantes, poca participación y alta competitividad.
• Baja autoestima académica: El estudiante siente que no puede hacer frente a las demandas académicas y sobregeneraliza los resultados negativos, lo cual impide el empleo de estrategias de afrontamiento más eficaces.
• Falta de control sobre el rendimiento: Se refiere a la dificultad para planificar adecuadamente tiempos y horarios y emplear técnicas de estudio efectivas ya que el estudiante percibe que su esfuerzo no es acorde a los resultados que obtiene, a su vez, generando una baja percepción de control. 

Autonomía e independencia

        De acuerdo con Monereo (2006) la autonomía se define como “la facultad de tomar decisiones que permitan regular el propio aprendizaje para aproximarlo a una determinada meta” (p.12) lo cual implica un proceso de autorregulación y metacognición, de modo que, el estudiante es consciente de sus acciones, limitaciones y decisiones. De igual manera, la autonomía se compone de dos elementos: la anticipación, la cual hace referencia a la capacidad de hacer frente a experiencias novedosas y la participación, donde los individuos se plantean unos objetivos en común y desarrollan acciones orientadas al cumplimiento de estos (Arno, 1994).

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