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Analisis Capitulo III Y XVI Del Principe De Maquiavelo


Enviado por   •  31 de Marzo de 2014  •  1.027 Palabras (5 Páginas)  •  2.170 Visitas

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En estos dos capítulos Del príncipe escrito por Maquiavelo nos muestra las erradas condiciones que tiene aquel gobernante y esos errores que comete obviamente repercutieran en su pueblo, no solo comete errores por “vanidad” o orgullo si no que tiene el atrevimiento de malgastar los recursos, tiene el atrevimiento de burlarse del pueblo. Haciendo una comparación un poco inapropiada pero tal vez viene al tema Platón propone que “El mundo sensible. Los hombres se encontraban encadenados mirando las sombras proyectadas de las cosas en la pared de una cueva incapaces de volver la vista. Del mismo modo nos encontramos en este mundo mirando las sombras de las ideas, incapaces de dirigirnos directamente a las ideas prescindiendo de todo lo sensible y la persona quien salga es incorruptible y debe ser el gobernante” ( este pequeño resumen de una apartado del libro de la republica fue tomado del cuaderno de Filosofía, dictado por el profesor Sebastián) el fragmento se refiere a que vivimos en un mundo de mentiras y que solo se puede dar a conocer la verdad por medio de un gobernante incorruptible porque este gobernante ya conoce la verdad y no necesita de cosas materiales banales y de poca importancia, este concepto de gobernante es lo contrario de lo que se refiere en estos dos capitulo en los cuales en el desarrollo del ensayo se intentaran explicar.

En el inicio del capítulo III “DE LOS PRINCIPADOS MIXTOS “En esta parte de su obra, Maquiavelo trata sobre los principados mixtos, viene a ser aquel que no es enteramente nuevo y posee un miembro añadido a un principado antiguo ya poseído, éste se asemeja mucho a los principados nuevos, tiene casi las mismas dificultades para conservar el poder. Los principados mixtos consisten en que los hombres, aficionados a mudar de señor, con la loca y errada esperanza de mejorar su suerte, se arman contra el que los gobernaba y ponen en su puesto a otro, no tardando en convencerse, por la experiencia, de que su condición ha empeorado. Ello proviene de la necesidad natural, en que el nuevo príncipe se encuentra, de ofender a sus nuevos súbditos, ya con tropas, ya con una infinidad de otros procedimientos molestos, que el acto de su nueva adquisición llevaba consigo. Los estados que al adquirirse se agregan a uno más antiguo o son de la misma provincia, es muy fácil conservarlos, sobre todo cuando no están acostumbrados a vivir libres, y para afianzarse en el poder, basta con haber borrado de la línea del príncipe que los gobernaba porque siempre que se respeten sus costumbres y las ventajas de que gozaban permanecen sosegados.

Sólo con muchísima dificultad podrá perderlo. Las colonias no cuestan, y son más fieles y entrañan menos peligro; y que los damnificados no pueden causar molestias, porque son pobres y están aislados.

El príncipe que anexe una provincia de costumbres, lengua y organización distintas a las de la suya, debe también convertirse en paladín y defensor, ingeniarse para debilitar a los de mayor poderío y cuidarse de que, Bajo ningún pretexto, entre en su estado un extranjero

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