“Análisis social, económico y político de México”
Paulina ReyesEnsayo15 de Febrero de 2017
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UNIVERSIDAD DE GUANAJUATO
DIVISIÓN DE CIENCIAS E INGENIERÍAS
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Ensayo final
“Análisis social, económico y político de México”
01-Diciembre-2016
Hecho por:
Reyes Barba Paulina Andrea
Docente:
Varela Carmen
INTRODUCCIÓN
México es una república federal con 31 estados y un Distrito Federal. De acuerdo al Censo de Población y Vivienda 2010 tiene 112 336 538 habitantes de los cuales 48.8% (54 855 231) son Hombres y 51.2% (57 481 307) son Mujeres [1].
Es un país altamente urbanizado, ya que para 2005, 70.4% del total de su población vivía en ciudades. Al mismo tiempo, 24.3 millones de personas vivían en alrededor de 185 mil comunidades menores a 2,500 habitantes. De acuerdo con el índice de marginación a nivel de localidad 2005, tres de cada cuatro localidades rurales presentan grados de marginación alto y muy alto y en ellas reside 61% de la población rural, razón por la cual se convierten en un grupo prioritario de la política de población. Aunque en las zonas rurales el crecimiento natural de la población es mayor que el urbano y nacional, la alta incidencia de la emigración interna e internacional provocó que la población rural disminuyera de 24.7 a 24.3 millones de habitantes entre 2000 y 2005 [1].
Se trata de un país de ingreso medio con un producto interno bruto (PIB cercano a $13 890 000 000 de pesos en 2010. Sin embargo, continúa presentando grandes rezagos y profundas desigualdades; en 2005, alrededor de 47 millones de personas vivían en condiciones de pobreza y, de ellas, 18 millones se encontraban en pobreza extrema [1].
A continuación daremos definiciones sobre algunos conceptos que nos permitirán dar una crítica medianamente fundamentada hacia la realidad actual en la que muchos mexicanos nos vemos involucrados.
DESARROLLO
Constitución
En la Nueva España se iniciaba, en septiembre de 1810, la lucha por la Independencia, encabezada por Miguel Hidalgo y Costilla. En diciembre del mismo año, Hidalgo proclamó en Guadalajara la abolición de la esclavitud. Los insurgentes no aceptaron tratos con el gobierno español ni aceptaron la Constitución de Cádiz. Cuando murió Miguel Hidalgo, tomó el mando de la lucha José María Morelos y Pavón, quien escribió Sentimientos de la Nación (1813). Este documento contiene las bases de la organización política y las ideas de lo que debe ser un buen gobierno. Morelos, quien convocó a un Congreso Constituyente en Chilpancingo, elaboró otra Constitución, proclamada en Apatzingán, Michoacán, en 1814. Fue denominada Decreto Constitucional para la Libertad de la América Mexicana [2].
La Independencia de México se alcanzó en 1821, cuando Agustín de Iturbide, oficial del ejército español que había combatido a los insurgentes, logró el acuerdo de todos, inclusive del jefe insurgente Vicente Guerrero. Durante esta época se decidió que se seguirían aplicando las leyes españolas, así que siguió vigente la Constitución de Cádiz [2].
Se formó un primer Congreso Constituyente. Iturbide, con el apoyo del ejército, se proclamó emperador y el Congreso lo aceptó. Su gobierno fue autoritario y encarceló a sus oponentes. Una rebelión de parte del mismo ejército, apoyado por las diputaciones de las provincias, logró su abdicación y desconoció al Congreso por haberlo aceptado como emperador. Se eligió un segundo Congreso Constituyente que se reunió en el templo de San Pedro y San Pablo. Ese Congreso promulgó el 4 de octubre de 1824 la Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos, conocida como Constitución de 1824. Esta Constitución establece una forma de Estado federal concediendo autonomía a las provincias, ahora llamadas estados. Bajo ciertas normas, éstos pueden organizarse con su propia Constitución y leyes en asuntos que no sean de interés general y establece una forma de gobierno republicana, representativa y popular. Además, se instituye un sistema de dos cámaras, la de Diputados, que representa a todo el pueblo, y la de Senadores, que representa a los estados de la República, cuyos miembros se nombran por medio de elecciones [2].
La reacción de los centralistas, apoyados por la Iglesia, fue rebelarse no sólo contra las reformas, sino también contra la Constitución. Un Congreso ordinario, con mayoría conservadora, se elevó a Congreso Constituyente y eliminó la Constitución de 1824. Elaboró una nueva Ley Fundamental, conocida como Las Siete Leyes Constitucionales de 1836. Fue una Constitución “dispersa”: limitó el derecho de voto y el ejercicio de cargos públicos a personas con recursos económicos, desligó a los poderes públicos de la elección centralizando las decisiones y creó un súper poder, el Supremo Poder Conservador [2].
Santa Anna enojó a muchos, por lo que se organizó una revuelta encabezada por Mariano Salas, quien dio fin a estas Bases y recobró la vigencia de la Constitución de 1824 [2].
La revolución de Ayutla fue dirigida por una de las generaciones más brillantes que ha dado México. Se trataba de un grupo de jóvenes patriotas liberales: Melchor Ocampo, Benito Juárez, los hermanos Miguel y Sebastián Lerdo de Tejada, Ponciano Arriaga, José María Iglesias y el viejo luchador Valentín Gómez Farías que da un giro a la historia, al lograr que Santa Anna deje la Presidencia y salga del país. Así se inició la Reforma, que consistió en separar al Estado mexicano de la Iglesia, dar al Estado las funciones que le correspondían, poner en circulación la enorme riqueza en bienes de propiedad eclesiástica y establecer la libertad de cultos [2].
Se convocó un Congreso Constituyente que expidió la Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos, de 1857. En ella se restablece el federalismo, la república representativa, el derecho de voto para todas las personas que tuvieran 18 años siendo casadas, o 21 si no lo eran, y habla sobre los derechos humanos y su protección a través del juicio de amparo. El 5 de febrero de 1857 fue jurada la Constitución y se integraron los poderes, habiendo sido electos Ignacio Comonfort como presidente de la República y Benito Juárez como presidente de la Suprema Corte de Justicia. Victoriano Huerta renunció a la Presidencia el 15 de julio de 1914. El 22 de octubre de 1916 se celebraron las elecciones para diputados al Congreso Constituyente, el cual se dedicó a elaborar la actual Constitución en el estado de Querétaro, la Constitución de 1917, cuyo nombre oficial es Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que reforma la del 5 de febrero de 1857 [2].
Democracia
La democracia es una forma de gobierno en la que se plantea que el poder político es ejercido por los individuos pertenecientes a una misma comunidad política, es decir a los ciudadanos de una nación. La preocupación central de una democracia auténtica consiste en garantizar que todos los miembros de la sociedad tengan una posibilidad real e igual de participar en las decisiones colectivas [3].
Como sistema político, la democracia atraviesa varios períodos históricos hasta llegar al siglo XXI. Sus orígenes como régimen político pueden ser ubicados en el año 500 a.C., aproximadamente, en el contexto de los años de auge de la Civilización Griega. Como respuesta a los regímenes monárquicos y absolutistas, grupos de pensadores europeos plantearon la necesidad de un sistema político democrático cuyo objetivo fuera el de poner a disposición de los ciudadanos la designación de los gobernantes por medio del sufragio, pues se consideró que cada uno de los miembros de la nación estaban en la obligación y el derecho de intervenir en su propia forma de gobierno. Más adelante, durante el siglo XX, la definición de democracia comenzó a ser replanteada y diversificada con la consolidación del capitalismo como sistema económico, la conformación de nuevas comunidades políticas en otras regiones del mundo, el crecimiento de las ciudades, y la aparición de movimientos de masas con cuestionamientos frente al sistema democrático [3].
Soberanía
Definimos conceptualmente a la Soberanía como el derecho que tiene un pueblo o una nación para poder elegir su Gobierno, teniendo además injerencia en la publicación de leyes y el respeto de las mismas en el conocido como Territorio Nacional, siendo éste la jurisdicción del mismo y la aplicación de sus distintas normativas [4].
La soberanía, sin embargo, no se limita a la capacidad de decisión sobre materias políticas sino que se amplía a cuestiones como la posesión de territorio considerado soberano, la decisión sobre cuestiones económicas que pueden ser votadas o plebiscitadas entre todo el pueblo. También en materia cultural e ideológica podemos encontrar el concepto de soberanía cuando hablamos de un pueblo que no permite la entrada de la famosa invasión globalizadora y defiende sus tradiciones y fenómenos culturales. En otras palabras, la soberanía es la capacidad de un pueblo de decidir sobre sí mismo sin que se permita la injerencia de otros pueblos, gobernantes o alianzas que puedan afectarla [4].
Las primeras concepciones de la soberanía provienen de épocas muy anteriores al Derecho Romano e inclusive el Derecho Canónico, sentándose sus bases en las épocas de la Edad Media, en la que se debatían justamente tres grandes poderes, que eran los grandes Imperios, la aparición de Señores Feudales y por otro lado la Iglesia, teniendo en menor medida la participación de Corporaciones que pujaban por el ejercicio de distintas normativas acorde a los derechos donde buscaban el Ejercicio del Poder.
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