Ciencia Y Tecnologia
abdiel_ramirez11 de Noviembre de 2012
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Las lógicas de la ciencia y la tecnología en el contexto de la gobernabilidad democrática
Jesús Sebastián*
Artículo publicado en el número monográfico sobre "Ciencia y tecnología para una gobernabilidad democrática" de Cadernos de gestâo tecnológica. Nº 47 NPGCT. Universidad de Sao Paulo. Brasil. (2000). Pp: 8 - 23
*Centro de Información y Documentación Científica (CINDOC).
Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). España.
Resumen
Existen numerosos ángulos desde los que se pueden analizar las relaciones entre la ciencia, la tecnología y la gobernabilidad. Sin embargo, en pocas ocasiones se ha abordado el análisis de las lógicas que participan en estas relaciones, quizá porque se ha considerado que pertenecen a esferas muy diferentes, tanto por sus contenidos como por sus actores. La cuestión principal no está en las relaciones entre la ciencia y la tecnología, cuya caracterización ha ido evolucionando con el tiempo hasta que la ciencia y la tecnología han llegado a converger en numerosos campos en un ámbito prácticamente único, sino en la vinculación con la gobernabilidad. A su vez, la cuestión no es tanto la existencia de las vinculaciones, como el reconocimiento y la valoración de las mismas por parte de las cúpulas políticas.
Existe un reconocimiento tácito, que está explícito en todos los discursos políticos modernos, del valor del conocimiento y del poder de la tecnología. Sin embargo, cuando se pasa a la acción y a la adopción de prioridades, la investigación científica y tecnológica quedan relegadas en numerosos países en un ámbito sectorial periférico sin mayor importancia. Existen puentes conceptuales y reales que se han ido tendiendo y que pueden considerarse como una aproximación hacia una integración del sistema científico técnico, con sus propias lógicas, con el conjunto del sistema social. Expresiones como ciencia y tecnología para el desarrollo, ciencia y tecnología para la competitividad, ciencia y tecnología para la calidad de vida, encierran el reconocimiento de interrelaciones e impactos.
La construcción del puente entre la ciencia, la tecnología y la gobernabilidad requiere comprender bien las lógicas de esta última, no solamente en el ámbito local y nacional, sino también en su dimensión internacional y mundial.
En una primera aproximación se deberá consolidar el papel instrumental de la ciencia y la tecnología como proveedor de conocimientos y tecnologías para favorecer la gobernabilidad, es decir para favorecer la democracia, equidad, seguridad, cohesión social y bienestar del conjunto de la sociedad. Probablemente, más que un puente, la meta a la que habría que aspirar y el marco lógico que habría que construir es considerar la ciencia, la tecnología y la gobernabilidad más que como un triángulo, como círculos concéntricos que se contienen unos a otros.
El eje ciencia-tecnología-gobernabilidad
El objetivo de este artículo es determinar los elementos y argumentos que permiten caracterizar un eje que enlace la ciencia, la tecnología y la gobernabilidad, configurando un espacio de interacciones, compromisos y responsabilidades entre los actores implicados en los procesos de generación de conocimientos y tecnologías y en los procesos políticos que fundamentan la gobernabilidad democrática.
El eje propuesto supone un cambio cualitativo sobre el históricamente establecido entre la ciencia, la tecnología y el poder.
La profundización en el conocimiento de las lógicas que intervienen en las relaciones entre la ciencia, tecnología y gobernabilidad permite superar y ampliar los marcos conceptuales en los que se ha basado la justificación del desarrollo científico y tecnológico y abrir nuevos espacios al papel de la ciencia y la tecnología.
Las dos principales relaciones de la ciencia y la tecnología han sido, por un lado, su asociación con el desarrollo, habiéndose generado en los años 60 y 70 toda una conceptualización en las relaciones entre ciencia, tecnología y desarrollo. Posteriormente, en los años 80 y 90, el modelo económico dominante introdujo la competitividad como referencia para el desarrollo científico y tecnológico.
La ampliación de las aplicaciones e impactos de la ciencia y la tecnología, el creciente protagonismo de las demandas sociales, la profundización en los procesos de dualización social, tanto en los diferentes países como en el nivel global y los requerimientos de mayores cotas de eficacia y eficiencia en la administración de los recursos públicos, plantean múltiples oportunidades para el afianzamiento de las relaciones ciencia-tecnología-gobernabilidad. Probablemente este enfoque permite ampliar la dimensión política del desarrollo científico y tecnológico, contribuyendo no solamente a fundamentar nuevos apoyos para este desarrollo, sino también para incrementar el rigor y la eficacia en la toma de decisiones y en la acción de gobierno.
No existen muchos antecedentes que analicen las relaciones de este eje. The Office of Technology Assessment (OTA) de los Estados Unidos celebró un seminario sobre "Technology and Governance in the 1990's" en el que se abordaron aspectos sectoriales como la reducción de armamentos, el medio ambiente en el nivel global, la competitividad de la economía americana y las reformas de los sistemas de salud y la educación.
Algunos países han instaurado la participación de los ciudadanos en decisiones políticas relacionadas con la ciencia y la tecnología a través de paneles en las llamadas "Consensus Conferences".
En la Conferencia Científica de la IV Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, celebrada en 1996 en Chile y dedicada al tema "El gobierno de la ciencia y la tecnología", se avanzó en una reflexión que de alguna manera invertía el tema de la Conferencia, planteándose no solamente los aspectos relacionados con el gobierno de la ciencia y la tecnología en los países iberoamericanos, sino también los impactos de la ciencia y la tecnología en la gobernabilidad, especificándose que en el contexto latinoamericano, gobernabilidad debería ir acompañada con el adjetivo de democrática.
Las aportaciones previas y las circunstancias actuales plantean varias preguntas sobre las relaciones entre la ciencia, la tecnología y la gobernabilidad, ¿se pueden estructurar en un sistema o son ámbitos independientes y no miscibles?. Ciencia, tecnología y gobernabilidad tienen, en cualquier caso, sus propias lógicas internas que condicionan sus relaciones.
Por una parte, la ciencia se asocia con el conocimiento y con un método y práctica de análisis: la investigación científica. La ciencia incluye el conocimiento de la naturaleza y de la acción del hombre y de la sociedad. Ha construido sus propias reglas y ha tendido a considerarse autojustificativa, valorando el conocimiento en sí mismo y no necesariamente asociado a su aplicación y utilidad. Sin embargo, si bien el conocimiento siempre ha sido fuente de poder, el progresivo incremento del valor económico del conocimiento científico y su implicación en los actuales procesos de innovación han supuesto un cambio radical en los modos de su producción y en su apropiación.
Los avances de la ciencia a través de la investigación científica son fundamentalmente la responsabilidad de un actor colectivo, la comunidad científica, dotada de un sistema de valores construido en buena parte a su medida y basado en el reconocimiento mutuo y la evaluación de los pares. La naturaleza de la ciencia y de la comunidad científica ha tendido históricamente a blindar un espacio dotado de cierta autonomía. Autonomía que cada vez es más limitada en función de que el desarrollo científico es cada vez más dependiente de factores externos, que están considerados en la política científica y se expresan habitualmente a través de las modalidades y procedimientos de financiamiento de la investigación.
En cualquier caso, el desarrollo de la ciencia y la cultura de la investigación científica está todavía muy influenciado por lógicas internas, encontrándose actualmente un gradiente que va desde la defensa de la libertad de investigación y del desarrollo autónomo del conocimiento científico hasta la subordinación a demandas externas, tanto para propiciar el desarrollo tecnológico como para la satisfacción de las demandas sociales.
La tecnología se asocia con la aplicación del conocimiento y con el dominio de procedimientos y técnicas con una base científica o empírica, situados en la base de la producción de bienes y servicios. Se justifica por su aplicación y papel en los procesos de innovación y se valora, esencialmente, por su impacto económico. El dominio de la tecnología es un factor fundamental en la competitividad de las empresas y de los países, siendo una fuente de poder político, económico y militar.
La producción de tecnología no es fruto de una comunidad explícita, sino que tiene una base más amplia en la que se incluyen científicos, tecnólogos, ingenieros, industriales e, incluso, usuarios. En el desarrollo tecnológico, al contrario que en el desarrollo científico, dominan lógicas externas, sean estrategias empresariales o estrategias de políticas públicas sectoriales, especialmente en los ámbitos de la defensa, en el espacial y, en general, en las llamadas nuevas tecnologías.
Las relaciones
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