Creer y pensar, Ortega Gasset

Creer y pensar, Ortega Gasset

        En su ensayo Creer y pensar, publicado en 1940, José Ortega y Gasset explica las principales diferencias entre los conceptos de “idea” y “creencia”. El filósofo parte de la base de que tendemos a confundir ambos términos dificultando, consecuentemente, la comprensión del ser humano o de una época concreta de la historia. Distinguirlos se convierte en un hecho de importancia.

        Para Ortega, las creencias son convicciones que constituyen la materia prima de todas nuestras argumentaciones y acciones. “No son ideas que tenemos, sino ideas que somos, son nuestro mundo y nuestro ser”. Esto es, son ideas intrínsecas al ser humano que caracterizan su forma de interpretar la “realidad” y a sí mismo. En cambio, las ideas son convicciones modeladas por el hombre, fruto de la acción de pensar e incluyen tanto las proposiciones de carácter científico como las reflexiones más insustanciales. “Conviene, pues, que dejemos este término "ideas"para designar todo aquello que en nuestra vida aparece como resultado de nuestra ocupación intelectual.”

        Es por ello que podemos afirmar que existe un estrecho vínculo entre la “realidad” y las creencias, de tal forma que estas delinean nuestra “realidad” mientras que las ideas la cuestionan. “las ideas se tienen y en las creencias se vive”. Ejemplo de ello es el influjo del cristianismo durante la Edad Media en la sociedad, la cual tenía una serie de creencias que configuraban su “realidad” entre las que destaca la planicie de la Tierra. Con el pado del tiempo esa creencia fue suplantada por otra noción, en este caso circular de la esfera terrestre, concebida como  “idealmente más firme”.

        La tesis del ensayo de Ortega puede sintetizarse en una afirmación: “las creencias no son ideas que tenemos, sino ideas que somos.” Otras idea latente en el texto es la del papel de las ideas y creencias en nuestra sociedad.

        I- Las ideas se tienen; en las creencias se está. – “Pensar en las cosas” y “contar con ellas”.

        Cuando se quiere comprender la vida de un ser humano, se ha de averiguar, ante todo,  cuáles son sus ideas. Estas ideas son los pensamientos que él crea o los que crea el prójimo y él se encarga de adoptar. Las ideas, según el autor, son las ocurrencias que en un ser humano surgen al pensar.

        En la primera parte del ensayo se define también el concepto de creencia, las cuales constituyen el continente de nuestra vida y no son ideas que tenemos, sino ideas que somos.

        Ortega se encarga de definir desde el principio las ideas y afirma que las producimos, las sostenemos, las discutimos, las propagamos, combatimos y hasta somos capaces de morir por ellas. Mientras que en las “creencias” no hacemos nada, sino que simplemente estamos en ellas.

        Hay dos tipos de ideas: con las que nos encontramos y en las que nos encontramos, que parecen estar ahí ya antes de que nos ocupemos en pensar. Las ideas (pensamientos) sirven designar todo aquello que mana del pozo de la ocupación intelectual. Mientras que las creencias operan en nuestro fondo cuando nos ponemos a pensar

        II-El azoramiento de nuestra época. – Creemos en la razón y no en sus ideas. La ciencia casi poesía.

        Entre las creencias del hombre actual está una de las de mayor importancia: la creencia en la “razón”, esto es, la creencia en la inteligencia. El hombre continúa dando gran valor a la “eficiencia” de su intelecto como si se tratara de una realidad más que hay, que integra su vida. Esta fe en la inteligencia, consistiese en creer directamente en las ideas.

        Al finalizar este segundo epígrafe, Ortega afirma: “la ciencia está mucho más cerca de la poesía que de la realidad”.

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