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Cultura Política

kPopper198729 de Agosto de 2012

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Si bien la discusión en torno al nihilismo se remonta a la época del del idealismo alemán, tal como lo señalara Otto Pöggeler oportunamente, el "nihilismo" es la noción fundamental sobre la que gira la meditación nietzscheana, así como el problema de su superación. (1) La convicción de la magnitud de tal tarea llamada en Ecce homo una "autoreflexión de la humanidad" (Selbstbesinnung), se presenta como un "destino" dentro de la historia de la filosofía occidental. (2)

En noviembre de 1887 escribía Nietzsche: "Lo que cuento, es la historia de los próximos dos siglos. Describo lo que viene, lo que no puede venir de otra manera: la llegada del nihilismo". (3) La llegada del nihilismo es "necesaria" porque: "son nuestros mismos valores habidos hasta ahora, los que conducen a él, porque el nihilismo es la lógica llevada hasta el fin de nuestros más grandes valores e ideales." (4) Por eso, el nihilismo es pensado desde Nietzsche, como nihilismo de la moral principalmente y no como nihilismo de la metafísica, tal como postularía Heidegger posteriormente.

Por el contrario en Nietzsche el centro de la reflexión lo ocupa la moral: "La moral, lo he dicho una vez, fue hasta ahora la Circe de los filósofos. Es la causa del pesimismo y del nihilismo." (5) En lo que se refiere a la metafísica, ésta es caracterizada como una forma de la "mentira" (Lüge), junto con la religión, la ciencia y la moral. Refiriéndose a la "Voluntad de poder", obra que quedaría inconclusa, anotará Nietzsche en uno de sus apuntes: "La vida debe infundir confianza: la tarea así planteada es enorme. Para resolverla, debe el hombre ser un mentiroso (Lügner) por naturaleza, debe ser más que otra cosa, un artista... y lo es, por otra parte: la metafísica, la moral, la religión, la ciencia, son todos engendros de su voluntad de arte, de mentira, de su huída de la 'verdad', de su negación de la 'verdad'", consideradas en este libro sólo como distintas formas de la mentira (Lüge), con cuya ayuda se cree en la vida. (6)

¿En qué sentido es para el hombre alcanzar la verdad una tarea imposible? En primer lugar, ya desde épocas tempranas Nietzsche presentará las bases de lo que dentro de la gnoseología se conocería posteriormente como el perspectivismo. En sus escritos "Sobre el pathos de la verdad" de 1872 y "Sobre verdad y mentira en un sentido extramoral" de 1873, el entendimiento es caracterizado como un "aparato simplificador", cuya tarea, en una primera fase, es elaborar los conceptos y las palabras a partir de la multiplicidad de impresiones. En una segunda fase, a partir de los conceptos más elementales, forma ideas cada vez más generales en una gradación, llegando a los conceptos más abstractos, propios de la filosofía. Con el desarrollo de la cultura y del lenguaje este orígen es olvidado, tomándose estos conceptos por adecuados y verdaderos, es decir por coincidentes con una realidad externa. Esta situación se vuelve más grave medida que el intelecto crea conceptos más abstractos para abarcar toda realidad, con lo cual se cae en una clase de autoengaño (Selbsttäuschung) y automentira (Selbstlüge). (7)

Por otra parte la inadecuación necesaria de los conceptos con las cosas obedece a dos causas fundamentales. En primer lugar, Nietzsche descarta la posibilidad de una intuición intelectual que captaría lo que sea "la cosa en sí" o la esencia de las cosas. No existe según su punto de vista tal facultad, sino que todo conocimiento obedece a una determinada "perspectiva", es decir a un punto de vista particular distinto en cada especie. De esta forma, la especie humana, presta atención a todos aquellos estímulos que son necesarios para su preservación, desoyendo otros.

En segundo término, el conocimiento último de las cosas imposible, dado que para Nietzsche la totalidad de lo real está en permanente devenir, determinada por el eterno retorno, con lo cual el conocimiento de toda substancia última es imposible. Por esta causa son excluídas categorías metafísicas como las de substancia, finalidad y unidad entre otras, siendo las mismas meros productos del arte de simulación del intelecto, que debe construírlas para poder atrapar por medio de estos esquemas, una realidad, que en perpetuo devenir es en sí misma inatrapable.

Por consiguiente, todo conocimiento se vuelve relativo, provisorio, no permanente. Han sido los conceptos y las "formas" propias de la metafísica, las que han dado una apariencia falsa de permanencia a los entes en devenir constante. Pero en ningún momento debe olvidarse que los conceptos son formas "simplificadas", regidas por la perspectiva particular del ser humano para su desarrollo. Consecuentemente tampoco el conocimiento científico es definitivo, ni desinteresado. También la ciencia como capacidad para alcanzar la verdad última es una "mentira".

No obstante, en la reflexión nietzscheana no es ni la ciencia, ni la metafísica lo determinante en el acontecimiento de la llegada del nihilismo, sino los valores o valoraciones morales que se esconden tras de ella. En efecto, "en una determinada interpretación, en la interpretación cristiano-moral se esconde el nihilismo." (8) Son los valores de la moral los que han determinado un proceso en la historia de la filosofía que comenzará con Platón y culminará con el positivismo cientificista. El advenimiento del nihilismo significa que los valores de la moral se desvalorizan (sich entwerten), por ser valores negadores de la vida, mostrándo en su última fase como la "voluntad de verdad" (Wille zur Wahrheit), entendida como una voluntad tendiente hacia Dios (Wille zum Gott), hacia un mundo verdadero en el más allá, es en realidad una "voluntad de nada" (Wille zum Nichts).

Por otra parte, no hay que olvidar una distinción fundamental que agrega Nietzsche al pensar el nihilismo, como nihilismo activo y pasivo respectivamente. El criterio de separación es la creencia (das Glauben). Así el nihilismo activo es un signo de la fortaleza del espíritu. Reconoce los valores como falsos, pero no tiene a su vez la fuerza para crear nuevos valores, por eso alcanza su culminación en la destrucción de los antiguos valores. No obstante reconoce el nihilismo activo la necesidad de instaurar nuevos valores, de instaurar una nueva creencia. Por el contrario el nihilismo pasivo es un signo de la debilidad del espíritu, pues al igual que el nihilismo activo reconoce los antiguos valores como falsos, pero no tiene la fuerza para destruírlos. La distinción más importante se manifiesta precisamente con respecto a la creencia, donde Nietzsche distingue: "No confundir: la no-creencia (der Unglaube) como la incapacidad (Unvermögen) de creer absolutamente, y por otro lado, la incapacidad de creer todavía en algo: en el último caso, por lo común, un síntoma de una nueva creecia." La incapacidad de creer absolutamente hablando es la forma del nihilismo pasivo, que ni destruye ni puede instaurar nada nuevo. Por el contrario, la incapacidad de creer en algo determinado, en este caso en los valores de la moral negadora de la vida; significa al mismo tiempo la posibilidad de la apertura a una nueva creencia, que Nietzsche definirá como el "sagrado decir sí a la vida" (das Ja-sagen zum Leben), en contraposición al "tener-por-verdadero" (Für-wahr-halten) propio de la voluntad de verdad, que para Nietzsche se desenmascara como una voluntad de nada, una voluntad proyectada hacia la nada de un mundo verdadero inexistente.

Si el nihilismo fue el hilo conductor de la reflexión nietzscheana, también podría serlo de la de Heidegger, pero siempre referido a la temática del fin de la metafísica en primer término. Ya en las lecciones que Heidegger diera en Friburgo a partir del año 1936, se perfila la interpretación heideggeriana de Nietzsche como la última figura del nihilismo de la metafísica.

En la primera lección del semestre de invierno de 1936/37, denominada: "La voluntad de poder como arte" Heidegger nos confronta con la filosofía de Platón, para luego mostrar cómo Nietzsche consuma la metafísica platónica, precisamente en la inversión de sus principios. Se trata de la consumación (Vollendung) y no sólo del fin (Ende), como término, de la "única época del olvido del ser", comenzada con Platón y consumada por Nietzsche.

A partir de la reflexión de Nietzsche que afirma que el arte tiene más valor que la verdad, comienza Heidegger a tratar la idea platónica de la belleza, donde Platón se encontraría frente a un dilema (Zwiespalt). El mismo Platón habría reconocido el vínculo que une al arte con lo sensible en su manifestación, lo que lo lleva a rechazar ciertas formas de arte para su República. No obstante también habría de reconocer que en el arte, como "manía" divina se manifestaría lo suprasensible en grado sumo. (9)

Ahora bien, en Platón el ser del ente, la Idea, se identifica con "el ente verdadero", como "lo verdadero". Pero la "Idea" platónica es pensada por Heidegger más profundamente a partir de la temporalidad, como una unidad en el sentido de la mismidad (das Selbe), como aquello que ha de permanecer constante en aquellos entes que participan de dicha Idea. Heidegger comenta: "el aspecto visto (das gesichtete Aussehen) caracteriza al ser, a saber para toda clase del ver, el cual en lo visto (im Gesehenen) como tal, conoce la pura presencia (die reine Anwesenheit)". (10) "Ser" es en un primer momento un "mostrarse y aparecer" (sich Zeigen

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