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Demian y el enfoque jungniano

carolinckaMonografía14 de Abril de 2013

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Todo parece mezclarse. No siempre algo es bueno, ni lo mismo. Las cosas son la mezcla de los opuestos. 5. Por último, toda esta nueva forma de ver el mundo parece ser la ideología de una nueva raza o pueblo, cuya madre es Eva, la madre de Demian. De esta nueva raza será la tierra que está a punto de nacer, como el ave fénix, el pájaro de fuego que destruye el cascarón, cascarón que no es otro que el mundo cansado y ahogado en una moral y una forma de ver el mundo perteneciente a los sin carácter, a los que repiten modelos morales porque sí. La guerra que se avecina es el momento en que deber surgir la nueva humanidad.

Su libro causó en mí, lo que la luz de un faro en una noche de tormenta.

Su libro tiene el mejor final posible, y es allí, en donde todo lo anticipado

tiene también en la realidad un final, y todo de nuevo comienza, esto es,

con lo que el libro comienza, con el nacimiento y el crecimiento

de una nueva persona.

C.G.Jung

3.12.1919

DEMIAN

Hesse, en la introducción al libro señala: “...He sido un hombre que busca y lo soy aún, pero no busco ya en las estrellas ni en los libros: comienzo a escuchar las enseñanzas que mi sangre murmura en mí. Mi historia no es agradable, no es suave ni armoniosa como las historias inventadas; sabe a insensatez y a confusión, a locura y a sueño, como la vida de todos los hombres que no quieren mentirse más a sí mismos...”

En esta historia nos relata el autor, remontándose a la infancia, el camino que Emil Sinclair hubo de vivir para dejar de mentirse a sí mismo, e ir tras aquella verdad que consideraba célula de su interior. A través de sus personajes, logra plasmar la intuición de revelaciones arquetípicas, o más bien, porciones de realidades psíquicas, que fuera de él constituyen los guías de su camino.

Kromer, Demian, Pistorius y Eva representan imágenes de un ser eminentemente interior, que en su manifestación consciente comunican, dirigen y edifican lo que más tarde, constituirá, como lo dijera Jung a Hesse en su comentario a esta obra, el nacimiento y crecimiento de una nueva persona. El autor, en contacto con todo este caos que se le presenta en forma de opuestos, aparentemente no-integrables, inmerso en el desorden que para un ser racional esto puede significar, se ve pues, en la necesidad de escribir y establecer un diálogo interno, para así darle forma a lo que a primera vista no encuentra cabida en el mundo del sentido, ..., y así, poder nombrarlo.

El concepto de Individuación

Jung lo describe como la posibilidad de integrar contenidos inconscientes en la conciencia, implica la capacidad de síntesis; una realización de sí mismo. La finalidad de la individuación no es otra que la de liberar el sí mismo, por un lado de los envoltorios postizos de la “persona” y, por otro lado, del poder sugestivo de las imágenes inconscientes. Esto se logra, no de forma racional, sino dialéctica, que el hombre transforma en diálogo con sí mismo. En otras palabras, Jung se refiere a este proceso como la búsqueda de asimilación del “anima”, utilizando este término como arquetipo de la vida relacionado con lo irracional.

DEMIAN Y EL ENFOQUE JUNGNIANO

El primer capítulo llamado Dos Mundos, revela ya, el primer contacto de Sinclair con su realidad, una que se ve dividida por opuestos, y en la que él toma lugar en ambas partes. La naturaleza de estos dos mundos es excluyente, y por lo tanto, a pesar de pertenecer especialmente al mundo luminoso, se ve ya dividido, pues algo de él vive también en el otro lado.

“Yo pertenecía por supuesto al mundo luminoso y recto, era el hijo de mis padres; pero donde quiera que tendiese mi vista o mi oído, encontraba siempre lo otro, y yo mismo vivía también en aquel otro mundo, aunque muchas veces me pareciese extraño e inquietante y acabase siempre por infundirme miedo y enturbiar mi conciencia” (p.21)

Es la aparición de Kromer, un niño que pertenece al otro mundo, la que marca el comienzo del proceso de crecimiento en el protagonista. Este personaje, a partir de una mentira de Sinclair, le induce a una serie de tareas que debe realizar a condición de no ser delatado. Estas tareas le introducen pues, a descubrir la parte suya que pertenece a ese mundo oscuro, que hasta entonces conocía tan solo superficialmente y le parecía ajena.

“Con el corazón helado tuve que presenciar cómo se convertía en pasado y se desligaba de mí todo mi universo, toda mi vida dichosa y buena, mientras me sentía sujeto ya al mundo tenebroso y desconocido (...). Por vez primera saboreé la muerte; la muerte que sabe amarga porque es nacimiento, porque es angustia y temor ante una terrible renovación”(p.34)

Según Jung, el espíritu puede presentarse en la figura de un niño o jovencito. En los hombres puede ser positiva y tiene entonces el sentido de una personalidad “superior”, pero también puede ser negativa y significa, en este caso, la sombra infantil. No se puede afirmar con seguridad absoluta que las figuras de los espíritus sean moralmente buenas. Con frecuencia presentan signos no sólo de dualidad, sino de malignidad. Sin embargo, Jung insiste en que las bases generales, sobre las cuales se edifica la vida inconsciente de la psique, son tan poco firmes, que no podemos nunca saber cuánta maldad se necesita para atraer la bondad, ni cuánta bondad es capaz de inducir a la maldad.

Kromer, encarna pues, este arquetipo del espíritu, en su aspecto negativo, y a través de tareas, en las que Sinclair debe trabajar para él, hace que el niño empiece a dejar ir, dejar morir su mundo luminoso, porque es necesario para esta terrible renovación, de la que nuestro personaje, hasta el momento, poco conoce y de allí su carácter de terrible e incierta.

Ante la fatalidad y la revelación de este mundo tenebroso, aparece un nuevo guía, un nuevo espíritu, también con aspecto juvenil, pero ahora, manifestando el aspecto positivo y superior del arquetipo que antes habíamos mencionado.

“Mi salvación de aquellos tormentos me llegó de una parte totalmente inesperada, y con ella entró en mi vida algo nuevo (...). Se llamaba Max Demian.” (p.43)

A través de la historia de Caín y Abel, Demian se presenta a Sinclair, con cuestionamientos nuevos de aquello que para él hasta entonces había representado una verdad incuestionable. Caín un hombre noble y Abel un cobarde!, La marca de Caín una distinción! Todo esto parecía no tener ningún sentido para el niño, sin embargo, reconocía cómo, él habiendo sido una especie de Abel, y ahora hundiéndose profundamente en “lo otro”, llevaba la señal en su frente. Su perversidad y desgracia le hacían sentir superior a su padre, quien ahora aparecía como un ser ingenuo, despreciable y exclusivo del mundo luminoso, lejos de él.

Con frecuencia, el arquetipo del espíritu, plantea preguntas, a fin de guiar hacia el conocimiento de sí mismo y al acopio de fuerzas morales; esto hacía Demian precisamente: poner en duda lo establecido como punto de partida para la iniciación.

“Durante mucho tiempo, esta historia de Caín, el homicidio y la señal, fue el punto de partida de todas mis tentativas de conocimiento, duda y crítica” (p.50)

Aunque estas nuevas imágenes aparecen en el mundo consciente del niño como difusas y contradictorias, es el inconsciente, a través de los sueños, el que revela el sentido oculto de tales disertaciones. Sinclair describe uno de sus sueños:

“Kromer afilaba un cuchillo y me lo ponía en la mano, (...), acechábamos a alguien, yo no sabía a quién, (...) vi que era mi padre” (p.51)

El homicidio del padre, representa de nuevo la muerte de aquella parte interiorizada que debe ser abandonada, dejar morir al padre bueno significa ahora una nueva tentativa de descubrir la sombra.

El Arquetipo del Espíritu, proporciona los medios mágicos necesarios, es decir, la fuerza inesperada e inverosímil, capaz de conducir al éxito, que representa una característica especial de la personalidad unificada en el bien y en el mal. Y es así, de forma mágica, que Kromer deja de acechar a Sinclair por intervención de Demian, quien le asegura al niño que nunca le volverá a molestar. A partir de esto, Sinclair huye de todo este caos, e intenta refugiarse de nuevo en su mundo infantil, en el núcleo filial, huyendo también así, de aquello que le había salvado, pues de alguna forma también le empujaba al crecimiento, de nuevo a la renovación, ...terrible renovación.

“Retorné al paraíso perdido; al luminoso mundo parental, (...) a la bondad de Abel, agradable a los ojos de Dios.” (...) Rescatado por una mano amiga, corrí ciegamente a refuguiarme en el regazo de mi madre. (...) me hice más niño, más pueril y más dependiente de lo que era”(p.63)

Más adelante reflexiona:

“De no haber obrado así hubiera tenido que acogerme a Demian y confiarme a él. (...), pero Demian hubiera exigido de mí mucho más de lo que exigieron mis padres. Habría intentado hacerme más independiente(...) Hoy sé que ya muy bien que nada en el Mundo repugna tanto al hombre como seguir el camino que ha de conducirle a sí mismo”

En este momento se presentaba ante Sinclair el conflicto entre los dos factores psíquicos fundamentales, por un lado, la conciencia

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