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EL LENGUAJE MORAL


Enviado por   •  19 de Febrero de 2016  •  Apuntes  •  3.189 Palabras (13 Páginas)  •  245 Visitas

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UNIDAD NRO. 4 ÉTICA

EL LENGUAJE MORAL

El lenguaje moral: las tres dimensiones de las expresiones lingüísticas; los enunciados morales como prescripciones. Estrategias de argumentación moral.

Posiciones a favor y en contra de la fundamentación de lo moral: cientificismo; racionalismo crítico; neo individualismo; etnocentrismo ético; urgencia y necesidad de fundamentar racionalmente una moral universal.

Bibliografía: CORTINA, Adela – MARTINEZ NAVARRO, Emilio (2002) Ética.

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EL LENGUAJE MORAL:

En nuestra vida cotidiana continuamente emitimos juicios morales, por ej. “esta situación es injusta, tal persona es honrada, el terrorismo es moralmente inaceptable, etc.”, pero ante esas expresiones debemos preguntarnos ¿forman parte de un lenguaje emocional, de un lenguaje religioso que expresa nuestras creencias? La  cuestión seria hasta qué punto esas expresiones que llamamos morales constituyen un tipo específico de discurso, distintos de otros, por lo que sería conveniente aclarar que rasgos diferencian al discurso moral frente a otros; cuestión que preocupa a los filósofos desde la antigüedad, aunque se manifiesta más a partir del “giro lingüístico” de la filosofía contemporánea.

Desde inicios del S. XX, se observa un desplazamiento en cuanto al punto de partida de la reflexión filosófica, ya no es el ser ni la conciencia, sino el hecho lingüístico, es decir el hecho de que emitimos mensajes que forman parte de un lenguaje. El neopositivismo y la filosofía analítica hicieron posible este cambio al insistir en la necesidad de aclarar los significados de las expresiones que forman parte de la filosofía, y de este modo, descubrir las incorrecciones e incongruencias que –a su juicio- constituyen la base de casi todos los sistemas filosóficos tradicionales.

Sin embargo, la intención de las dos corrientes era la de “disolver los problemas filosóficos” mostrando que los resultados de las investigaciones no eran más que “pseudoproblemas” y que no habían borrado las cuestiones filosóficas, sino que contribuyeron a enfocarlas de manera distinta y plantearlas mejor.

Las tres dimensiones de las expresiones lingüísticas:

  • La dimensión sintáctica, es la relación que hay entre una expresión y las demás expresiones dentro del mismo sistema lingüístico. Existen reglas sintácticas (tb llamadas gramaticales) que establecen la manera en que ha de construirse una expresión para que sea aceptable dentro de una lengua o código lingüístico; por ej. Las reglas sintácticas declaran incorrecta en castellano la expresión “una justo exige reivindicación ellas”, considerando como correcta “ellas exigen una reivindicación justa”. Este tipo de dimensión es indispensable para una comunicación fluida entre los hablantes, por lo que cualquier expresión debe atenerse a estas reglas.
  • La dimensión semántica, pone de manifiesto que en todo lenguaje se establece cierta relación entre las palabras (signos)  y el significado de las mismas. Los significados funcionan como reglas para la construcción de frases con sentido; y las reglas semánticas son necesarias para una comunicación efectiva entre quienes comparten una determinada lengua.
  • La dimensión pragmática, hace referencia a la relación entre las expresiones lingüísticas y los usuarios de las mismas. Una misma expresión puede ser utilizada de manera distinta y adoptar un significado distinto según la entonación del hablante, según el contexto en que se emite y según el rol social de quien lo emite, etc. También se puede hablar de ciertas reglas pragmáticas, que rigen la significación de las expresiones lingüísticas, por ejemplo: la expresión “aquí se va a repartir leña” expresara algo distinto según quien lo diga, el tono o situación, puesto que la misma puede sonar como amenaza o algo informativo.

Por lo tanto, a la hora de analizar las expresiones que llamamos “morales” se tiene en cuenta la gramática lógica de las mismas, y a partir de allí, en qué medida existen rasgos distintivos de las expresiones morales frente a otras.

Los enunciados morales como prescripciones:

Los juicios morales pueden considerarse, en general, como prescripciones, esto es, expresiones destinadas a servir de guía para la conducta propia y como patrón o medida del valor o disvalor de la conducta ajena.

Los juicios morales se refieren a actos libres, y por lo tanto responsables e imputables, en lo cual coinciden con las prescripciones sociales, jurídicas y religiosas. Pero lo moral aparece también como una instancia ultima de la conducta al igual que lo religioso. Por otro lado, en contraposición a los imperativos dogmáticos (tipo “debes hacer esto porque si o porque se te ordena”), las prescripciones morales presentan un carácter de razonabilidad, es decir, se expresan como conteniendo de modo implícito las razones que avalan sus mandatos (por ej. “no debes mentir” es una prescripción que lleva aparejado el argumento de que sin ella no sería posible confiar en la comunicación mutua).

Las características específicas de las prescripciones morales son:

  • La autoobligación, consiste en que las normas morales no pueden cumplirse solo externamente, sino en conciencia; pero también ciertas normas religiosas quedan desvirtuadas si no se aceptan en conciencia sino exteriormente. Lo que caracteriza a la autoobligación moral frente a la religiosa es el hecho de que surja del hombre mismo y a él obligue, sin emanar de una autoridad distinta de la propia conciencia humana.
  • Quien se siente sujeto a este tipo de obligación llamada moral, la extendería a todo hombre, a lo que se denomina habitualmente universalizabilidad de los juicios morales.
  • En tercer lugar, las prescripciones morales se presentan con carácter incondicionado. Ésta incondicionalidad de los imperativos morales ha sido cuestionado por algunos especialistas. Afirmarlo parece conducir a una ética de la intención, frente a la ética de la responsabilidad; sin embargo, puesto que no podemos desentendernos de las consecuencias de las acciones, se considera necesario mantener el carácter incondicionado de los imperativos morales, al menos como ideal regulativo. Porque la reducción de todo imperativo a los condicionados podría ser a la larga la muerte de lo moral.

Estrategias de argumentación moral:

Argumentamos ante los demás y ante nosotros mismos para justificar o criticar acciones, actitudes o juicios morales, tanto propios como ajenos. Por medio de la argumentación tratamos de poner de relieve que tales acciones, actitudes o juicios tienen sentido si realmente se apoyan en razones que consideramos adecuadas o si carecen de sentido.

La argumentación moral consiste en la exposición de las razones que se consideran pertinentes para avalar o descalificar alguna acción, actitud o juicio moral. Pieper ha distinguido distintas estrategias argumentativas destinadas a mostrar las “buenas razones”:

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