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EL SUJETO Y SU FORMACION PROFESIONAL COMO DOCENTE

solisdanEnsayo16 de Noviembre de 2017

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EL SUJETO Y SU FORMACION PROFESIONAL COMO DOCENTE

 “EL ARTE DEL BUEN MAESTRO”

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PROFESOR: JUAN CARLOS MARTINEZ FERNANDEZ

ALUMNO: JOSÉ DANIEL SOLIS FLORES

SECCION: 1° “B”

EL OFICIO DEL MAESTRO CONTRADICCIONES INCIALES

° LAS CUALIDADES CLÁSICAS: VOCACIÓN Y MORAL

“Las cualidades vocacionales” son el discurso pedagógico moderno no se constituye negando las definiciones clásicas del maestro. Por el contrario, las recupera y complementa incorporándoles otros requisitos. La ideología de la vocación permea toda definición pedagógica de la función docente. La vocación no es materia de elección racional.

“Las cualidades morales” son las que principal mente recomienda la Deontología. El elemento vocacional se oponía explícitamente a los otros componentes clásicos de una profesión, en especial los que se refieren a conocimiento y habilidades que pueden y deben ser aprendidos. PEDRO ALCÁNTARA GARCIA, al enumerar las cualidades requeridas para aspirar a la carrera normalista, señalaba que a falta de “vocación espontánea” buena es la vocación adquirida, “mediante la reflexión y el esfuerzo de la voluntad”.

En este proyecto político-ideológico el maestro y la escuela eran, sobre todo educadores. La institución entendía como trasmisión de conocimiento y desarrollo de habilidades, tenía un papel subordinado. Por esta razón el maestro era definido como prototipo o paradigma del hombre ideal que se pretendía formar.

Todo maestro se debe distinguir, Alcántara García es por demás exigente: “todo lo que hagan los normalistas por aparecer como dechado de ellas será poco”, como también será poco “todo el empeño que pongan en su compostura exterior, el aseo de su cuerpo y limpieza de sus ropas, en adquirir buenas maneras, trato de gentes, y en suma, todo lo que contribuya a presentarlos comportándose con la dignidad exigida por las funciones propias del magisterio.

El Maestro

Para que el maestro de escuela comprenda todo lo elevado, todo lo noble, todo lo sublime de su misión, debe comenzar por dignificarse así mismo, esto es, por despojarse de todas las paciones humanas y convertirse para los vecindarios en ejemplo constante de todas las virtudes; debe ser bueno, leal, caballeroso; elemento, en fin, de orden para todos los vecinos. La felicidad duradera la hallará en el cumplimiento de su deber. ¡Que felicidad más grande puede darse que la de pasar días entre los niños!

Los modadas se insisten fuertemente en las cualidades propiamente físicas que deben distinguir a un buen maestro.

La “cientifización” relativa del oficio

Junto con estas cualidades morales, conductuales y físicas, el discurso pedagógico moderno introdujo la necesidad de que el maestro, además, tuviera “instrucción”. “preparación pedagógica” esto es, que tuviera conocimientos científicos. De modo que, cuando se señalaba la necesidad de que el maestro, además de vocación, domine un conjunto de conocimientos, estos no hacen tanto referencia al saber acumulado por las ciencias del método enseñanza.

La lucha por el reconocimiento social

El magisterio, como todo grupo o clase social, tiene una existencia doble. Éste existe también como representación y como reconocimiento socialmente productivo. De este modo, un objeto social es tal como materialidad objetiva e independiente de la voluntad y la conciencia, como representación social. Las representaciones sociales tienen su autonomía y eficiencia relativas. A través del discurso de los propios maestros podemos inferir cual es la posición que la sociedad les asigna.

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