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ENSAYO SOBRE ¿POR QUÉ LA GUERRA?


Enviado por   •  8 de Diciembre de 2016  •  Ensayos  •  1.991 Palabras (8 Páginas)  •  217 Visitas

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ENSAYO SOBRE ¿POR QUÉ LA GUERRA?

Ana Belén Iñesta Romero


«¿Hay alguna manera de liberar a los seres humanos de la fatalidad de la guerra?» es la pregunta esencial que Einstein plantea a Freud en su carta y con la que pretendía estimular el debate intenso (o más bien la respuesta) que Freud le podía proporcionar a cerca del problema de la guerra en su sentido más amplio.

«La guerra no es una relación de hombre a hombre, sino una relación de Estado a Estado», dice Rousseau[1]. Sin embargo, la percepción que el hombre tiene de todo aquello que le rodea ha influido e influye de una manera muy intensa en el origen y las causas de la guerra. De esta forma, los diversos factores que moldean la cultura del individuo, son los que lo empujan o llevan a buscar un enfrentamiento con una o varias partes, creándose así un conflicto que, en escalada sin freno, derivará en una guerra.

Partiendo de la base de que no existe una definición consensuada sobre cultura, la cultura del ser humano (mi concepto de la cultura) está definida por infinidad de factores que han rodeado, rodean y rodearán al individuo a lo largo de su vida. La cultura está en constante transformación y es moldeada por factores como la política, la religión, la lengua, el sentido de pertenencia, etc. Son factores que moldean la cultura individual, pudiendo incluso provocar, que dos miembros de una misma familia, dos hermanos, por ejemplo, a pesar de haber sido criados en el mismo entorno familiar, posean dos concepciones diferentes del mundo. Un ejemplo claro que podemos poner es la existencia de dos hermanos con ideologías políticas opuestas, llegando incluso a un enfrentamiento entre ellos; como sucedió durante la Guerra Civil Española, en la que miembros de la misma familia luchaban en bandos opuestos.

Pero, son los gobernantes de los Estados los que motivan el enfrentamiento de los ciudadanos, y en mayor o menor medida, este enfrentamiento motivado por los gobernantes, se encuentra determinado a su vez por los intereses personales de los mismos, que a su vez vienen engendrados por la cultura intrínseca de estos.

Claro que, esta motivación individual al desarrollo de una guerra, no sería factible sin la consecuente organización social, sin la creación de grupos de hombres que motiven este creciente conflicto. Es de esta forma como se individualizan los Estados, creándose una guerra de intereses Estado-Estado[2]. Resumiendo de una forma muy breve, los individuos, formando grupos organizados, crean guerras entre Estados.

La guerra es un factor que encontramos muy presente en nuestro día a día, pero ¿realmente no hay ninguna guerra en nuestro planeta que esté lo suficientemente lejana o de la que nos encontremos a una distancia de seguridad?, ¿hasta qué punto es cierto que no podemos sentirnos ajenos a la guerra, ni si quiera la más alejada desde el punto de vista geográfico e histórico? [3]

Vivimos en un mundo dominado por la tecnología, en el que nada de lo que sucede a nuestro alrededor nos es ajeno, pero al mismo tiempo, esta sobrecarga de información, por lo general negativa; esta sobrecarga de imágenes explicitas, han provocado cierta inmunización en el ser humano ante la guerra, las catástrofes, la muerte, etc. Inmunización que incluso me atrevería a decir que ha suscitado la normalización de las guerras. Si bien es cierto que existe una repulsa hacia la guerra, en el imaginario social también podemos encontrar la pasividad ante esta, y por qué no, la aceptación. Pero aquí también cabe la reflexión acerca de que esa aceptación venga motivada por la frustración que provoca de imposibilidad de acabar con los horrores de la guerra

La historia de la humanidad está marcada por las guerras, sin embargo, sigue intranquilizándonos. La guerra evoluciona y progresa, pero sus consecuencias siguen siendo las mismas; arrasan, desorientan y trastocan todo orden establecido. Por ello, la guerra y las reflexiones que Einstein y Freud hacen sobre ella giran en torno a un mismo concepto, la doble moral. Esta doble moral, en muchas ocasiones viene suscitada por la envidia de un estado a otro, de un gobernante a otro, o en definitiva, de un individuo a otro: el que hace la guerra lo hace por un motivo justo, pero cuando es otro el que la hace, es injusta, las armas propias son garantía de seguridad, pero las ajenas son una amenaza, el desarme propio es verdadero, pero el ajeno no[4].

Del mismo modo, encontramos esta doble moral en como Einstein se autodenomina: «pacifista militante», pues es un oxímoron[5], como bien nos explica Eligio Resta. Pero tal vez cabría decir que, Einstein fue un «pacifista militante» tardío ya que en 1939, solicitaba a Roosevelt que se comprometiera a fabricar la bomba atómica[6].

Según Einstein los Estados son «lobos artificiales» que ponen a las masas al servicio de sus deseos, los deseos de unos pocos. Pero para esto, es necesaria una educación manipulada al antojo de esos pocos. Y ¿acaso no es relativamente fácil llevar a cabo esta manipulación educativa? Como comentábamos anteriormente, vivimos en una época en la que el acceso a la información es fácil e inmediato, y en la que cualquiera puede plasmar sus ideologías y conseguir, en un breve espacio de tiempo, un grupo de seguidores: religión, oposición a un gobierno, terrorismo, etc.

Derecho y fuerza, o violencia, según Freud, pues los conflictos de intereses se solucionan mediante la violencia[7]. Pero, ¿no podríamos mantener el concepto que Einstein plantea en su carta, siendo que los conflictos de intereses se pueden solucionar mediante la fuerza, la cual no siempre implica violencia? Pues, aunque Freud comenta que el hombre no debería excluirse del recurso de la violencia usado en el reino animal, cabría añadir que el ser humano es un animal racional que ha sido capaz de desarrollar otros recursos para conseguir sus intereses que pueden implicar fuerza, pero no violencia, como por ejemplo, la detención controlada de un individuo. Además, este uso de la fuerza, no siempre tiene que estar referido a la fuerza muscular, si no a la fuerza intelectual, pues  a veces, mediante el razonamiento y el consenso se obtienen mejores resultados que mediante el uso de la fuerza muscular o incluso la violencia.

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