EPISTEMOLOGÍA Y GNOSEOLOGÍA
jamaras18 de Noviembre de 2013
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EPISTEMOLOGÍA Y GNOSEOLOGÍA
ADAPTADO DE ROLANDO GARCÍA
“EPISTEMOLOGÍA” y “TEORÍA DEL CONOCIMIENTO” son expresiones que suelen ser utilizadas como si fueran intercambiables, pero no son sinónimas. Las diferencias obedecen a razones históricas.
Piaget utilizó el término “epistemología” para referirse a su concepción del conocimiento. Rara vez usó la expresión “teoría del conocimiento”. Esta elección no fue arbitraria. La adopción del término tiene fundamentos teóricos.
La teoría del conocimiento formó parte de la filosofía a lo largo de toda su historia. Por su parte el término “epistemologie” (epistemología) fue introducida en el idioma francés en 1901. Según el Diccionario Histórico de la Lengua Francesa, se atribuye su primera utilización a la traducción de la obra de BERTRAND RUSSELL An Essay on the Foundations of Geometry, señalando que se tomó prestado del término inglés “epistemology”, el cual a su vez se formó para traducir del alemán Wissenschaftslehre con la significación de teoría del conocimiento científico. El diccionario aclara finalmente que “el término es introducido en francés para designar el estudio crítico de las ciencias, dirigido a determinar su valor, su fundamento lógico y su campo de acción”.
No es por azar que el término surge en un periodo que abarca el fin del siglo XIX y comienzos del siglo XX, con la definición antes citada que lo diferencia de una teoría general del conocimiento. El hecho tiene importantes implicaciones para la historia de la filosofía porque expresa una de las mayores revoluciones en el campo del pensamiento (sólo comparable a la revolución científica que culminó en el siglo XVII), aunque en su momento haya pasado prácticamente inadvertida en los medios académicos. Los grandes protagonistas de esa revolución fueron en primer término, la LÓGICA y la MATEMÁTICA, en la segunda mitad del siglo XX con la RELATIVIDAD y la MECÁNICA CUÁNTICA. Pero no se trató únicamente de una revolución dentro del campo de esas disciplinas. Los conceptos básicos de todas las ciencias, de todo nuestro conocimiento de eso que llamamos “el mundo exterior”, “la naturaleza”, “la realidad”, tuvieron que ser reconsiderados.
CRISIS DE LA FILOSOFÍA ESPECULATIVA
La filosofía especulativa, que durante toda la historia había sido considerada depositaria del dercho y la responsabilidad de dictaminar sobre la naturaleza, del espacio, del tiempo y de la causalidad, sobre el significado de la lógica, delas matemáticas, sobre el concepto mismo de teoría científica, se vio forzada a ceder ese terreno a la ciencia. Este retroceso de la filosofía especulativa podría considerarse el primer gran derrumbe epistemológico del siglo.
No se trata de reprochar a la filosofía el haberse apropiado de esos temas. No es posible tampoco pensar en un súbito y meditado reemplazo de la filosofía por la ciencia. La transición fue gradual, y en algunos aspectos no claramente demarcada. En los dominios de la matemática, por ejemplo, la situación fue señalada con suficiente equidad por BERTRAND RUSSELL en su prólogo a la Introducción a la filosofía matemática.
Por otra parte RUSSELL dio un elocuente testimonio de esas graduales transiciones. En sus notas autobiográficas tituladas “MY MENTAL DEVELOPMENT”, cuando se refiere a su participación en el Congreso Internacional de Filosofía de 1900.
No es posible analizar aquí la manera en que esta revolución científica impactó en cada uno de los sistemas filosóficos. Es suficiente con señalar algunos aspectos del colapso de la concepción de la ciencia proveniente de la filosofía, centrando el análisis en quien ha sido considerado el más importante representante de la Filosofía Moderna: EMANUEL KANT.
Kant realizó una contribución de trascendental importancia a la teoría del conocimiento al poner de manifiesto el papel esencial que corresponde al sujeto (es decir, a la razón humana), en el proceso de organización de sus interacciones con el mundo físico. La concepción del conocimiento como producto de las interacciones del sujeto con el objeto fue la más importante contribución de Kant a la historia de la filosofía. Desde Kant no se pudo ignorar la activa participación del sujeto en la construcción del conocimiento. Por eso su valor es permanente y constituye, también, una base fundamental de la epistemología constructivista. Lo que no sobrevivió al desarrollo de la ciencia fue la explicación que dio Kant en su Crítica de la razón pura acerca de cómo esas interacciones generan el conocimiento del mundo físico. Por eso se ha dicho que de Kant hay que tener en cuenta las preguntas, pero no las respuestas.
Kant creyó haber logrado un puente entre el racionalismo y el empirismo, postulando una síntesis, según la cual las intuiciones puras y lo que él llama “las categorías del entendimiento” establecen las condiciones que organizan la materia prima de las impresiones sensoriales, ordenándolas en el espacio y el tiempo, así como en relaciones causales. Hay por consiguiente, para Kant, una forma única de concebir el espacio y el tiempo, porque dichas formas provienen de síntesis a priori que se imponen al entendimiento sin que ninguna nueva experiencia o especulación pudiera cambiarlas. Pero sus características habían sido establecidas por la ciencia -la ciencia de la época de Kant- y no podían ser otras. Había un espacio absoluto y un tiempo absoluto y en ellos ocurrían los fenómenos físicos tal como lo explicaba la mecánica de NEWTON. Las relaciones espaciales no podían ser otras que aquellas descritas por la geometría de EUCLIDES. Por otra parte, Kant consideraba que la lógica no había tenido ningún desarrollo significativo después de ARISTÓTELES. Hay, además, para Kant conceptos subjetivos que, si bien se aplican a todo lo que llamamos experiencia, son integrantes de nuestra constitución mental y, por consiguiente, a priori. Estos conceptos subjetivos están agrupados en cuatro triadas de: cantidad, cualidad, relación y modalidad. En estas doce categorías (o principios puros del entendimiento), quedaba involucrado el tema central de la filosofía de la ciencia que es la causalidad. Su análisis de las categorías deriva del silogismo aristotélico.
De esta manera, la teoría del conocimiento de Kant quedó sustentada en la ciencia de la época: Aristóteles, Euclides, Newton. Lo que Kant no pudo prever fue que esa ciencia no era inmutable: treinta años después de presentar su teoría como un sistema final, acabado, las geometrías no euclidianas de BOLYAI y LOBATCHEWSKY derrumbaron la concepción del espacio como síntesis a priori, al introducir por primera vez la distinción entre las geometrías como disciplinas teóricas de las cuales hay una pluralidad, y el espacio físico cuyas características no podían ser descubiertas por pura especulación filosófica sino ser establecidas por una ciencia empírica. EINSTEIN habría de demostrar que estas características no se adaptaban a la geometría de euclides, pero si estaban representadas por una de las geometrías no-euclidianas que habían sido concebidas teóricamente. Su teoría de la relatividad pondría, también, en evidencia que, a muy grandes velocidades (próximas a la velocidad de la luz), las relaciones temporales no eran representadas intuitivamente.
Paralelamente con esos desarrollos, la lógica formal, en un movimiento que culminaría en FREGE y en RUSSELL, sufriría una total transformación dentro de la cual la silogística aristotélica ocuparía un lugar secundario, considerado apenas como un importante referente histórico. Y para completar el pnorama, mencionaremos sólo que los problemas del infinito en las matemáticas (alos cuales hace referencia Russell en el texto antes citado), que tanto habían preocupado a los filósofos, quedaron fuera del alcance de sus especulaciones con el desarrollo del álgebra a fines del siglo XIX y, en particular con la obra de CANTOR.
Queda así justificado que hayamos designado como derrumbe epistemológico al colapso de las explicaciones que había elaborado la filosofía especulativa para fundamentar la ciencia.
No fue el caso de que la filosofía haya reaccionado de inmediato ante esa situación, o que la mayoría de los filósofos se percataran de los alcances y de la profundidad de esa revolución. Hubo filósofos que sí lo advirtieron pero tuvieron una actitud de rechazo. HENRI BERGSON, considerado el más importante filósofo gfrancés, de la época, se atrevió a publicar un libro en el cual la emprende contra la teoría de la relatividad e intenta demostrar los errores de EINSTEIN sobre el concepto de tiempo (en particular con respecto a la relatividad de la simultaneidad que Einstein hace depender de los sistemas de referencia). Einstein no contestó directamente a Bergson, sino a través de una carta a un amigo común, en la cual dice: “Es lamentable que Bergson se equivoque tan gravemente. Su error es de orden puramente físico, e independiente de toda discusión entre Escuelas filosóficas”.
La teoría general del conocimiento sustentada en los medios académicos en la primera mitad del siglo, pasado, fue recibiendo, indudablemente, el impacto de la situación que hemos descrito. Diversos sectores de la Filosofía intentaron construir puentes entre las nuevas conceptualizaciones de la ciencia y las elucubraciones de los grandes sistemas filosóficos, pero el mismo abismo entre las fundamentaciones que se ofrecían para el conocimiento común (precientífico), y las conceptualizaciones y teorías de la ciencia se fue profundizando. En
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