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ESTILOS DE DIRECCIÓN EN ESCUELAS VENEZOLANAS


Enviado por   •  13 de Marzo de 2016  •  Ensayos  •  1.562 Palabras (7 Páginas)  •  221 Visitas

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Universidad de los Andes[pic 1]

Núcleo Universitario Dr. Pedro Rincón Gutiérrez

Educación Mención Biología y Química

Unidad Curricular Práctica Profesional I

San Cristóbal – Estado Táchira

ESTILOS DE DIRECCIÓN EN ESCUELAS VENEZOLANAS

(ENSAYO)

San Cristóbal, Julio de 2015

En Venezuela, existen diferentes formas y estilos de hacer dirección escolar, el cual es un concepto que se refiere a la relación interactiva de un grupo de personas y alguien, a quien administrativamente, por posición en la estructura organizativa se le ha dado la función de director. Es una función que no se da en un espacio irreal, sino en una unidad de acción concreta, que es, la unidad escolar. Ahora bien, el centro educativo es un sistema compuesto por variadas interrelaciones y diversidad de protagonistas, que de una u otra manera ameritan un estilo de dirección, gracias a esto adquiere un conjunto de rasgos complejos y de terminaciones múltiples, que lo identifican hacia un papel ligado al proceso de enseñanza y aprendizaje, manteniendo una constante comunicación e interrelación con los docentes, estudiantes, personal administrativo, representantes y  autoridades educativas.  

De acuerdo con lo anteriormente expresado, es necesario enriquecer y ampliar el concepto de estilo de dirección, como una forma particular de poner en práctica la autoridad asignada de la dirección en una escuela específica, por una persona que tratará de enfatizar sus puntos fuertes en el ejercicio del cargo (Rodríguez, 2000). Es decir, cada escuela cuenta con un estilo particular de dirección y gestión, donde la actuación del director incide en todos los procesos del centro educativo; en el comportamiento del personal, así como también en su planificación y supervisión.

Es por eso, que en cualquier nivel donde se ejerza la acción directiva debe darse una dirección cuya función sea la de establecer un nexo entre equipo de trabajo y una serie de tareas de conocimiento para lograr una buena orientación y un conglomerado humano, que es el que posibilita lograr los objetivos institucionales. La dirección debe interesarse tanto en el producto como en el proceso, en las relaciones que se dan entre los diferentes actores que están presentes en el escenario educativo, lo cual conlleva a visualizarlo y considerarlo como un sistema de interrelación dinámica.

Así, dentro de esta perspectiva, podemos afirmar que los estilos de dirección no son fijos ni inmutables sino relación dinámica entre contexto, actores y tarea a realizar que lo condicionan y lo dimensionan. Pero, ¿por qué se afirma esto? Porque los estilos de dirección nos indican los diversos métodos que ejecutan los administradores educativos en cualquier ámbito de la acción educativa, enfocándose hacia dos tipos básicos de estilo de dirección, como el estilo autoritario, coercitivo y el estilo democrático, participativo. De hecho, estos representan la base sobre la cual se sustenta posteriormente otros estilos de dirección.

En relación con el director que actúa con un estilo autocrático o coercitivo es aquel que “ordena y espera obediencia, es dogmático y positivo y dirige mediante la capacidad de retener o conceder recompensas y castigos” (Koontz y Wheirich, 1994, p. 494). En efecto, es cuando un directivo utiliza el poder, autoridad, jerarquía y centraliza las decisiones. Por el contario, el director que se caracteriza, por un estilo democrático o participativo “consulta con los subordinados sobre las acciones y decisiones propuestas y fomenta su participación.” (Koontz y Wheirich, p. 494). Es decir, es el estilo de dirección donde se manifiestan muy buenas relaciones de comunicación con todos, tanto de manera ascendente como descendente.

Así, como también podemos encontrar el estilo de dirección liberal o de “rienda suelta”, caracterizado porque utiliza muy poco su poder, si es que lo hace, ya que otorga a los subordinados un alto grado de independencia operativa (García, Rojas y Campos, 2002, p. 128). Es evidente, que este tipo de dirección depende en gran parte, de los subordinados para establecer sus propias metas, alcanzando así una mayor independencia operativa. Del mismo modo, podemos hallar la dirección paternalista, donde el director da concejos a sus trabajadores para que obtengan resultados, les guie el camino e indica la necesidad de hacer las cosas bien dando recompensa, pero castiga lo que hace mal (Serrano, 2015). En otras palabras, se basa en recompensa económica y seguridad en el trabajo como medios para motivar al personal; el director asume el papel de "padre protector" a cambio de obediencia y subordinación.

Hay que mencionar además la dirección de apoyo que se basa en el liderazgo, en vez de la autocracia y el paternalismo, mediante el cual el director crea un clima de apoyo al personal en todos los momentos y ámbitos de trabajo. El resultado es que el personal se sienta motivado y dispuesto a participar, ya que el trabajo se estructura de modo comprensible y en un clima de colaboración; asimismo siente que sus inquietudes e iniciativas son tomadas en cuenta (Martínez, 2012). Es decir, es el proceso de cambio e innovación de los nuevos conocimientos y habilidades de trabajo, donde pesa menos la acción directiva, en el cual el director no está interesado en dar órdenes si no en darles las herramientas que necesitan para trabajar, dejando autonomía en la planificación, organización y supervisión.

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