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El Caballero De La Armadura Oxidada

redfish24 de Abril de 2013

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EL CABALLERO DE LA ARMADURA OXIDADA (ENSAYO)

Este libro escrito por Robert Fisher, trata sobre superación personal. Es un libro muy interesante y que sirve de mucho apoyo. Da un mensaje muy claro y muy útil para la vida diaria y ayuda a analizar el comportamiento de cada quien como persona. En lo personal, lo relaciono con el tema de Inteligencias múltiples; principalmente con la inteligencia interpersonal y la inteligencia intrapersonal.

El dilema del caballero

El libro comienza con la descripción de un valiente caballero que vivió en tiempos de dragones y damiselas encerradas en grandes castillos. Este caballero gustaba de salir en busca de cruzadas hacia cualquier rumbo, para rescatar nuevas damiselas o para defender a su tierra de cualquier amenaza. Solía usar una reluciente armadura. Con el paso del tiempo se fue habituando a ella cada vez más hasta el grado de no quitársela ni para dormir, con el fin de estar preparado en cualquier momento para la batalla.

Un día, su esposa Julieta ya no soportó más el rechinido que producía la brillante armadura y se quejó con él, amenazando con abandonarlo al igual que su hijo Cristóbal. El caballero no le tomó mucha importancia e hizo lo que normalmente hacía en esas situaciones: él simplemente cerraba la visera de su yelmo y se quedaba dormido. Cuando se dio cuenta de la gravedad del asunto, decidió hacer caso y quitarse la armadura pero para sorpresa de él, ésta ya no cedía y ya no podía quitarse el yelmo. En seguida fue a ver al herrero para solicitar su ayuda, pero ésta fue inútil. Triste y con temor de dejar a su familia, el caballero se dispuso a partir pero no sin antes de despedirse del rey. Cuando llegó a su elegante castillo se encontró con el bufón, quien le dijo que el rey se había ido a una cruzada. Desilusionado, el caballero le dio la vuelta a su caballo para irse pero Bolsalegre lo llamó y le sugirió que buscara al mago Merlín para que le ayudara.

En los bosques de Merlín

El caballero anduvo perdido por varios días en los bosques de Merlín el caballero se sorprendido al saber que no sabía diferenciar el norte del sur ni el este del oeste y, por fortuna su caballo si lo sabía. Así después de meses de buscar en vano encontró alfín a él gran Merlín rodeado de animales.

En su primer encuentro Merlín, amable pero incisivo, pone al caballero delante de su realidad: ha estado perdido toda su vida; le molesta conocer la verdad y deberá aprender a liberarse de la armadura en la que él mismo se atrapó. Puestas las cartas sobre la mesa, empieza primero una etapa de “restauración”: Merlín y sus animales alimentan al desmejorado caballero; las ardillas le parten nueces y Merlín le da a beber “Vida”, pasando a través de una pajita, el líquido de una copa a las ranuras de la visera. Durante todo ese tiempo Merlín hace reflexionar al caballero sobre algunos de sus comportamientos y las motivaciones subyacentes de ellos. Éste reacciona cerrándose, respondiendo con brusquedad o empleando su recurso de evasión preferido: el sueño. El caballero descubre un día con asombro que se puede comunicar con los animales pues ha comenzado a despertarse en él una más afinada percepción. Llega el momento en que el caballero plantea a Merlín la necesidad de partir y de reunirse con Julieta y Cristóbal con el propósito de ser un buen marido y padre. Pero Merlín con su sabiduría

Merlín, con su sabiduría, le hace comprender que es necesario conocer el parecer de ellos pues “...un Don, para serlo, debe ser aceptado, de no ser así es como una carga para las personas” (p.30). Deciden, pues, enviar una nota a Cristóbal por medio de Rebeca, la paloma. Después de una angustiante semana, Rebeca regresa con la respuesta:

Una hoja en blanco. El hombre, completamente abatido y viendo su triste situación, a pesar de su orgullo por ser “un gran caballero”, se derrumba y llora abundantemente hasta quedar dormido de agotamiento.

El sendero de la verdad

Cuando el caballero despertó, Merlín lo llevo hasta un sendero este estaba muy empinado el caballero lo contemplo por unos instantes y se dirigió por su corcel pero Merlín al verlo le dijo que no lo necesitaría ya que en el camino habrían partes muy estrechas para un caballo tendría que ir a pie. Merlín anuncia al caballero que la estancia en el bosque ha terminado y que hay que ponerse en marcha. El hombre parece sin brújula: molesto de dejar lo que empezaba a acomodarle y sin saber qué hacer ni a dónde ir; sobretodo, sin motivación. Merlín recuerda al hombre su nuevo propósito: liberarse de la armadura y le insta a hacerlo por sí mismo. El mago le abre una nueva perspectiva: el cambio vendrá de la elección de un nuevo sendero, no de aquel por el que ha transitado hasta entonces el caballero perdido, sino el “sendero de la verdad”, empinado y angosto. La lucha interna en el hombre es fuerte: el camino parece terrible pero, ¡más terrible es vivir esclavo en la armadura!. Merlín no obliga. Simplemente cuando el hombre, con resignación, decide aceptar el Mago lo refuerza al apreciar su valor. Vienen nuevas decepciones: Merlín despoja al hombre de su caballo y de su espada pues es con otras armas que deberá enfrentar este nuevo desafío. Ardilla y Rebeca lo animan, al asegurarle que lo acompañarán para alimentarlo y orientarlo. Merlín entrega al hombre una llave indicándole que tendrá que atravesar tres castillos a lo largo del sendero: el del Silencio; el del Conocimiento y el de la Voluntad-Osadía. Le advierte que las salidas de los castillos únicamente las encontrará cuando haya adquirido el aprendizaje propio de cada castillo.Merlín desaparece y el hombre se pone en ruta en compañía de Ardilla y Rebeca. Al día siguiente, luego de ardua jornada por su falta de destreza sin montura, el caballero se percata que parte de su visera se ha roto. Sus compañeras asienten y le hacen comprender que es por las lágrimas vertidas por el hombre,

al recibir la carta en blanco de su hijo. Él medita: “¡Esto es!” gritó. “Las lágrimas de auténticos sentimientos me liberarán de la armadura”

Ese día transcurrió con nuevos experiencias para el hombre, sobre todo en su manera de percibir la naturaleza, los animales, el entorno..., sobre todo a sus dos amigas quienes le hicieron descubrir la sutil diferencia entre “esperar” y “aceptar”: los humanos esperan y cosechan decepciones, los animales aceptan y disfrutan la vida. Él tuvo que admitir que, desde niño, había vivido de decepción en decepción por “esperar”… en lugar de aceptar y disfrutar la vida.

El Castillo del Silencio.

El caballero llegó al Castillo del Silencio y tuvo que entrar solo. Encontró una mudez sepulcral al punto que, ni el fuego de la chimenea chasqueaba. Estaba él, sólo, en un gran salón. Su sorpresa fue ver llegar al rey de su comarca quien le informó que solía recorrer el Sendero de la Verdad de vez en cuando para conocer más de sí mismo. Sus súbditos creían que salía a alguna cruzada. El rey hizo notar al hombre la importancia de la soledad para poder dejar caer su armadura: mientras uno está con otros, no se bajan las murallas que ponemos para protegernos y dar una buena impresión. El rey declinó la insistencia del hombre para recorrer juntos el castillo y se marchó.El Castillo del Silencio tenía la particularidad de carecer de puertas para poder avanzar: había primero qué comprender cosas de sí mismo en el silencio y de esa forma vislumbrar una enigmática puerta que aparecería por alguna de las paredes. El rey marchó por una puerta que sólo él percibió y traspasó el muro. Nuestro caballero quedó solo: Primero empezó a hablar en voz alta y a recordar pasajes de su infancia, luego se puso a cantar hasta cansarse y terminó por dejarse invadir por el silencio. Solamente al admitir que tenía miedo de estar solo percibió una enigmática puerta y pasó a otra habitación. Así, recorrió tres o cuatro cuartos diferentes habiendo admitido varias verdades de sí mismo: siempre había tenido miedo de estar solo. Nunca había disfrutado del momento presente por pasársela hablando del pasado vivido o del futuro por vivir. Había ahogado la voz de Julieta al ponerse el yelmo y ella debió sentirse muy sola como él en ese momento. Su llanto por ella le dio acceso a un último compartimiento donde se encontró, por primera vez, con su propio “yo” el cual le era desconocido. Éste le dijo que siempre había estado con él, pero que jamás le había prestado atención a su voz. Acordaron, para evitar confusiones, que su “yo” interior se llamaría Sam. Platicando con Sam se quedó dormido de cansancio y al despertar estaba, para su sorpresa, sobre el sendero de la verdad con Ardilla y Rebeca. Se percató además que ya no tenía yelmo: podía acariciarse el rostro y la barba; ellas le hicieron notar que su llanto dentro del castillo derritió el yelmo y que no había pasado (como él lo pensaba), sólo una noche sino bastante más tiempo allá adentro. Llamó a Merlín y éste lo alentó por haber derramado –por vez primera- lágrimas por otra persona: “Vos nacisteis con un corazón y ahora lo estáis usando” El mago le reiteró que lo de Sam no era un sueño, sino una realidad: “Estáis empezando a oír vuestro yo verdadero” Después el caballero llegó al Castillo del Silencio y tuvo que entrar solo. Encontró una mudez sepulcral al punto que, ni el fuego de la chimenea chasqueaba. Estaba él, sólo, en un gran salón. Su sorpresa fue ver llegar al rey de su comarca quien le informó que solía recorrer el Sendero de la Verdad de vez en cuando para conocer más de sí mismo. Sus súbditos creían que salía a alguna cruzada. El rey hizo notar al hombre

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