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El Caracter De Los Problemas Filosóficos

LubricaNox14 de Mayo de 2015

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I La Filosofía es la lógica de la ciencia.

1. Filosofía  Ciencia. La mayoría de los filósofos mantiene que los problemas de la filosofía y los de las ciencias empíricas son muy diferentes. El problema es pues cómo caracterizar esta diferencia.

2. Metafísica. Los metafísicos buscan su objeto de estudio “detrás” de los objetos que estudian las ciencias empíricas, se preguntan por su esencia, por su causa última. Sin embargo, el análisis lógico de las proposiciones de la metafísica muestra que carecen de contenido, son vacías. (54a)

3. Filosofía  Teoría de la ciencia. Para Carnap, la filosofía es una disciplina teórica cuyo objeto de estudio es la ciencia. La filosofía es la teoría de la ciencia.

4. La ciencia se puede considerar desde distintos puntos de vista: psicología, sociología. Se puede llevar a cabo una investigación psicológica acerca de las actividades de observación, inferencia, formulación de teorías. O se puede llevar a cabo una investigación sociológica relativa a los condicionantes económicos, políticos, culturales y sociales de las investigaciones científicas. No obstante, la psicología y la sociología son ciencias empíricas y, por tanto, su perspectiva a la hora de abordar la ciencia ha de diferir de la de la filosofía.

5. La filosofía es la lógica de la ciencia. La filosofía es el análisis lógico de los conceptos, proposiciones, demostraciones y teorías de la ciencia. (La epistemología es una mezcla de psicología y lógica aplicada.)

6. La pregunta de Carnap: ¿Qué carácter, qué naturaleza lógica tienen las proposiciones de la lógica de la ciencia, esto es, de la filosofía?

II ¿Carecen de significado las proposiciones de la lógica de la ciencia?

7. El problema de Hume (de Wittgenstein y de los positivistas como Carnap). Hume piensa que las únicas proposiciones que tienen sentido son las proposiciones de las ciencias: las abstractas –que versan sobre el número y la cantidad– y las empíricas –que versan sobre cuestiones de hecho–:

“Cuando recorremos las bibliotecas persuadidos de estos principios ¡qué estragos no haremos! Si tomamos en nuestras manos cualquier volumen de teología o de metafísica escolástica, por ejemplo, preguntémonos: ¿contiene cualquier razonamiento abstracto sobre la cantidad o el número? No. ¿Contiene algún razonamiento experimental sobre cuestiones de hecho o de existencia? No. Arrójese entonces a las llamas, pues nada puede contener salvo sofistería y engaño.” (Hume. Investigación sobre el entendimiento humano, sección XII, parte 3 (final). Traducción de V. Sanfélix y C. Ors. Madrid: Istmo, 2004.)

Si esto es así, dice Carnap, ¿no podría alguien replicar?:

“Si toda proposición que no pertenece a las matemáticas o la investigación empírica de los hechos carece de significado, ¿qué pasa entonces con vuestras proposiciones? Vosotros mismos, positivistas y antimetafísicos, cortáis la rama sobre la que os posáis.” (55b)

Ésta es, según Carnap, la cuestión fundamental a la que el filósofo se debe enfrentar con respecto a su disciplina. Wittgenstein ofrece la siguiente respuesta a éste problema:

“Mis proposiciones esclarecen porque quien me entiende las reconoce al final como absurdas, cuando a través de ellas –sobre ellas– ha salido fuera de ellas. (Tiene, por así decirlo, que arrojar la escalera después de haber subido por ella.) Tiene que superar esas proposiciones, entonces ve correctamente el mundo. De lo que no se puede hablar, hay que callar.” (Tractatus 6.54–7)1

Es decir, Wittgenstein acepta que las proposiciones del Tractatus (y de la filosofía en general) carecen de sentido. A Carnap no le satisface esta respuesta, por eso quiere ofrecernos una alternativa menos drástica.

III Consideraciones connotativas y formales.

8. Hacer ciencia. Para Carnap hacer ciencia es construir un sistema de proposiciones que guarden entre sí cierta relación de coherencia (coherencia que, presumiblemente, se justifica apelando a la experiencia y a la lógica).

9. Análisis filosófico, dos perspectivas: connotativa y formal. La lógica de la ciencia, es decir, la filosofía, tiene por misión analizar los sistemas que forman las proposiciones científicas. En su labor, la filosofía puede adoptar dos perspectivas:

1. Cuestiones connotativas. La filosofía se hace preguntas tales como: “¿Cuál es el significado de este concepto (o de esta proposición)?, ¿Qué relación guarda el significado de esto con el de aquello otro? ¿Es lo que esta proposición dice necesario o contingente?, etc.” Estas preguntas afectan al significado de proposiciones y conceptos.

2. Cuestiones formales. La filosofía se hace preguntas acerca del tipo de símbolos y expresiones lingüísticas –así como acerca de su estructura y ordenación según reglas gramaticales– que encontramos en el lenguaje de las teorías científicas. Y lo hace con independencia del significado particular que estos símbolos o expresiones puedan tener.

10. Filosofía  Teoría de la estructura formal del lenguaje de la ciencia. La tesis de Carnap es que la filosofía es la teoría de la estructura formal del lenguaje de la ciencia. Frente a quienes creen que la filosofía se ocupa fundamentalmente de cuestiones acerca del significado (compárese Schlick), Carnap mantendrá que la filosofía debe ocuparse de cuestiones acerca de la estructura formal del lenguaje de la ciencia.

IV La sintaxis lógica del lenguaje.

11. Sintaxis lógica de un lenguaje: reglas de composición y transformación. La sintaxis lógica de un lenguaje L se ocupa de las reglas formales (no relativas al significado) de L y de sus consecuencias. Existen dos tipos de reglas formales:

1. Reglas de composición. Establecen cómo podemos construir oraciones de L (proposiciones dice Carnap) a partir de palabras de L.

2. Reglas de transformación. Establecen cómo podemos inferir proposiciones a partir de otras proposiciones.

12. El lenguaje tratado como un cálculo (metáfora del ajedrez). La sintaxis lógica de L se puede comparar con la del ajedrez:

Las reglas de composición del ajedrez serían las que determinan qué posición ocupan las piezas al inicio de una partida y qué tipo de rol desempeñan en el juego, esto es: cómo se pueden mover las piezas que llamamos ‘peón’, ‘dama’, ‘torre’, etc. (El equivalente en el lenguaje sería especificar el rol sintáctico en la construcción de oraciones de expresiones a las que llamamos ‘nombre propio’, ‘verbo’, ‘adjetivo’, etc.)

Las reglas de transformación del ajedrez indican qué configuraciones de tablero pueden seguir a qué otras, es decir, qué jugadas son posibles en cada momento de una partida. Por ejemplo, la dama no puede moverse en la primera jugada (dados los movimientos que definen su rol), en cambio, peones y caballos sí. Las reglas de transformación especifican, además, dónde se puede mover cada pieza. (El equivalente en el lenguaje sería determinar qué proposiciones se pueden inferir de qué otras proposiciones, i.e., qué argumentos son válidos.)

A diferencia del ajedrez, los elementos de un lenguaje (palabras y oraciones) tienen significado (hablan del mundo), mientras que los del ajedrez (peón, dama, etc.) no. Pero Carnap dice que a la filosofía, entendida como teoría de la estructura formal del lenguaje de la ciencia, sólo le interesa tratar el lenguaje como un cálculo y ocuparse exclusivamente de sus reglas formales de composición y transformación.

13. Carácter formal de las reglas de composición y transformación. Las reglas gramaticales o sintácticas de composición de oraciones son formales en cualquier lenguaje L: prescinden del significado particular de las palabras de L a la hora de decir cómo se pueden combinar para formar oraciones de L. A la gramática sólo les preocupa el rol sintáctico que juega cada palabra (‘nombre propio’, ‘predicado’, etc.) porque es el rol (y no su significado específico) lo que determina cómo se puede combinar con otras palabras para producir oraciones.2 Carnap dice (véase 15) que también podemos ofrecer reglas de transformación puramente formales (i.e., que prescindan del significado de los símbolos) para describir las inferencias válidas de unas proposiciones a partir de otras.

14. Hilbert y la axiomatización de la aritmética. Carnap ofrece como ejemplo de lo que debería ser la misión de la filosofía lo que David Hilbert consiguió hacer con el lenguaje de la aritmética. Hilbert formalizó el lenguaje de la aritmética, evitando en todo momento hablar de cuestiones metafísicas acerca de la naturaleza de los números para justificar las verdades de la aritmética. Presentó la aritmética como un mero cálculo deductivo en el que las proposiciones aceptables o válidas (los teoremas) podían describirse como el resultado de aplicar ciertas reglas formales de inferencia a una serie de proposiciones que el cálculo considera básicas: los axiomas. Este tipo de formalización de un lenguaje se conoce como axiomatización.3 Según Carnap, la filosofía debería extender el método de Hilbert al lenguaje de todas las ciencias: debería formalizar el lenguaje científico. (La diferencia radicaría en que las verdades de las ciencias empíricas no se demostrarían a partir de axiomas, obviamente.)

15. Ejemplo formalización de las reglas de transformación. Sean ,

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