ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

El Concepto De La Angustia En Kierkegaard

oarce17 de Marzo de 2012

5.185 Palabras (21 Páginas)1.439 Visitas

Página 1 de 21

1. Introducción

La filosofía de Kierkegaard es una filosofía reactiva contra el idealismo alemán representado sobre todo por el sistema hegeliano y de la tradición racionalista enraizada en Europa desde Descartes. Es en este sentido en el que hemos de enmarcar las ideas que hacen del pensador danés un filósofo de la existencia. Kierkegaard piensa en una existencia compuesta de infinitas elecciones que ponen al alcance de todo existente infinitas posibilidades. Su filosofía estará dirigida eminentemente a la práctica, al momento mismo de la elección y de los diferentes caminos que se abren tras cada una de ellas. Todo ello, a su vez, se concretará en estadios de vida excluyentes, imposibles de conjugar, el más perfecto de los cuales será el estadio religioso (encarnado en la figura de Abraham) que quedará ligado al cristianismo como paradigma de la relación entre el sujeto y Dios. A esa relación individuo-Dios (la que Kierkegaard considera inherente al cristianismo puro) apunta siempre Kierkegaard.

El objeto de este trabajo es analizar la relación kierkegaardiana entre el individuo y lo exterior a él, incidiendo en la libertad individual y la responsabilidad resultante. Esa libertad que, como veremos, es elección entre infinitas posibilidades, tiene como presupuesto ontológico (esto es, como presupuesto en la esencia misma del ser humano) la angustia, pero también ella misma es generadora de angustia.

2. El individuo

Kierkegaard (1813-1855) es un pensador de su tiempo, es decir, un pensador romántico. El romanticismo le empuja, sobre todo, a situar al sujeto como centro de la realidad y de la reflexión. En este sentido, Kierkegaard afirma la centralidad del sujeto frente a la masa, la preeminencia del individuo frente al Sistema en clara oposición a Hegel. Para el danés, la subjetividad es la verdad; la subjetividad es la realidad (Postscriptum no científico y definitivo a Migajas Filosóficas, p. 345). Invierte, pues, la máxima cartesiana, haciendo del ser condición para el pensar.

La temporalidad y la acción son características del individuo. Tanto es así que el individuo es lo que cada uno puede ser o llegar a ser. El tiempo que entra en juego es básicamente futuro y la acción, una vez más, posible. En esas coordenadas el individuo se enfrenta a una constante amenaza de despersonalización. Una de esas amenazas, acaso la más peligrosa, es la de la gente, por el cual el individuo tiende a convertirse en nada para poder llegar a ser público. Ese público, la masa, no comprende nada por sí mismo y nada quiere hacer por sí mismo (Maceiras, 1985:126). Los individuos que componen la masa prefieren ser como los demás antes que atreverse a ser ellos mismos .

La reivindicación del individuo frente a los sistemas objetivos supone una necesaria reivindicación de la responsabilidad personal.

Individualidad y responsabilidad del individuo son, para Kierkegaard, la base del mensaje cristiano original, pues pone al individuo por encima de la comunidad y de sus normas por pura entrega a Dios, y le obliga a responder individualmente ante Dios mismo. Más allá, el proceso de singularización es un proceso de cristianización por el que se asegura al hombre que llegará a ser cristiano (Diario íntimo, 208). Por eso el individuo es para Kierkegaard un ser para Dios .

Un ser para Dios que es el único continente de su existencia. El hombre está llamado a fraguar su propia existencia a través de las opciones que acepta y las que rechaza. Las opciones son elegidas en soledad y desde la conciencia de la contingencia del individuo precisamente por su condición de constante elaboración por la elección. Entonces la seguridad del pasado se desvanece en las infinitas posibilidades que el hombre encuentra a cada paso. Su alternativa se radicalizará en elegir o no elegir; y si decide elegir, hacerlo entre esto o aquello.

2.1. La existencia como posibilidad

La existencia desde el punto de vista de Kierkegaard puede definirse como existencia real (es decir, no ideal) y pura posibilidad.

La existencia real

Al proclamar la existencia real, Kierkegaard reconoce que el interés supremo para el existente es existir, y el interés que él concede al hecho de existir es la realidad (Post-Scriptum definitivo…, 2ªparte… p132librete). Además, y de nuevo contra el idealismo, comprende la falsa posibilidad de lo abstracto, porque la abstracción opera por un medio que no es real: el medio del entendimiento . El pensamiento no puede garantizar una verdad auténtica, pues pretende una verdad objetiva desinteresada y compuesta por ideales y no por realidades. Lo posible para la razón pero no factible para la vida no puede ser tomado por verdadero (Maceiras, 1985:133).

La posibilidad

En el concepto de posibilidad se muestra la peculiaridad de la dialéctica kierkegaardiana que no aspira a conseguir una síntesis entre tesis y antítesis, sino que pone de manifiesto la inconmensurabilidad de ambas posiciones iniciales. Existir es elegir, y en la historia de la realización de la elección es donde el individuo reconoce su identidad personal (O lo uno o lo otro p. 194). La elección depende de la dominación temporal de una de las inconmensurables opciones de vida, no de la síntesis entre ellas .

La existencia y la posibilidad no admiten equilibrio, sino la perpetua tensión de tener que elegir, tensión que recogerá Sartre más adelante para proclamar que estamos condenados a ser libres. Pero de todas las posibilidades, solamente será real aquélla que el individuo elija.

La primera posibilidad es siempre entre elegir o no elegir (O lo uno o lo otro, p. 160), rehusando en este último caso la distinción entre el bien y el mal y operando, por tanto, al margen de la moral, de forma a-moral.

Una vez superada la primera disyuntiva y decididos a elegir, la elección se torna una elección entre lo bueno y lo malo que se reproduce en cada encrucijada hasta el punto de no tener nunca certeza absoluta de qué opciones pertenecen a uno y otro bando. Es en ese momento de indecisión ante la libertad absoluta donde se hace patente la vinculación existencial entre la obligada decisión y la angustia. Toda la obra que Kierkegaard presenta firmada por diversos pseudónimos no es sino una muestra de su vivencia personal, de su existencia indecisa ante la angustia de la decisión. El uso de pseudónimos va dirigido a la imposibilidad del danés para elegir, haciendo del análisis de cada una de las formas de vida que propone la existencia de algún alter ego, mas no la suya .

En cualquier caso, no hay una determinación existencial hacia la aspiración de infinitud. La posibilidad requiere una lucha en su favor, la lucha por defender la libertad como principio requerido para la posibilidad de posibilidades. Asimismo, la libertad sin Dios es productora insaciable de angustia, la angustia es el vértigo de la libertad (El concepto de la angustia, p.88).

Antes de pasar al siguiente apartado, debemos recordar que Kierkegaard pone el acento en los aspectos negativos de la posibilidad, en los que irremediablemente generan la angustia. La esperanza que cabría esperar también de aquélla no se sitúa en ningún caso más acá de la escatología, mientras que las posibilidades existenciales son solamente la constancia de la necesidad de desesperar de todo lo histórico, lo temporal y lo humano (Maceiras, 1985:137).

3. La posibilidad es la esencia del individuo

El hombre, en esencia, es un ser posible. Pero, a diferencia de la elaboración posterior de Heidegger, esta posibilidad no da pie a un proyecto, pues para Kierkegaard el individuo en cada acción rememora el momento primero de la elección y se enfrenta de nuevo al infinito. Como contrapartida, toma conciencia de la finitud de sí mismo. Más aún, cada hombre es el volver a comenzar de la humanidad y el primer pecado de cada hombre rememora el episodio de Adán y la manzana del árbol de la ciencia del bien y el mal (El concepto de la angustia, p. 35). Esto quiere decir que, además de la originalidad del pecado en cada hombre, cada individuo es esencialmente igual a los otros y, por tanto, cada individuo rememora en su existencia la historia de la especie. Lo que cada uno escoge individualmente lo hace como deseo del ser de la humanidad . Por eso cada hombre es la humanidad y lo criticable en el subjetivismo de Kierkegaard se torna universalización del individuo devolviendo así sus relatos vivenciales al camino de la filosofía. Cada elección del individuo compromete a la humanidad.

La libertad, entendida entonces como posibilidad de posibilidades, posibilidad pura de elección, compromete a cada paso la libertad de la humanidad. En tanto que la libertad supone todos los actos posibles que todos los individuos que conforman la humanidad son susceptibles de realizar -es decir (y recordando que el hombre, el cristiano, la humanidad llegan a ser por sus elecciones), todo lo que la humanidad puede llegar a ser - Kierkegaard llama a esa libertad espíritu. Éste sintetiza alma y cuerpo, infinitud y finitud.

Pero en el ser humano también se da otra síntesis: entre lo eterno y lo temporal que se produce en el instante. Lejos de ser una determinación de lo temporal, una porción de infinito que se anuncia como posibilidad en cada momento . El tiempo es para Kierkegaard una sucesión infinita en la cual no se puede propiamente determinar el pasado o el presente sin el punto de apoyo existencial que es el instante. En efecto, el instante es el punto de inflexión entre el pasado y el futuro. Pero por su componente eterno, el instante no cierra ni abre lo temporal, sino que condensa

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (31 Kb)
Leer 20 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com