El Ejecutivo Al Minuto
pirulys6 de Junio de 2014
5.173 Palabras (21 Páginas)300 Visitas
Había una vez un joven despierto e inteligente en busca de un director ejecutivo eficaz, por lo que algunos democráticos bondadosos lo ayudaron. Pero los diferentes estilos de liderazgo le parecían sólo parcialmente eficientes. Es tan solo como ser medio ejecutivo, pensaba, y con esa conclusión regresó por fin a casa cansado y descorazonado. Hacía ya bastante tiempo que habría podido desistir de su empeño, pero contaba con una gran ventaja sabía claramente lo que estaba buscando al poco tiempo de volver a su hogar llegaron a sus oídos noticias de un ejecutivo peculiar que, casualmente, vivía en una ciudad cercana a la suya oyó decir que a la gente le encantaba trabajar con aquel hombre y que colaborando entre todos obtenían unos resultados muy buenos. Lleno de curiosidad, llamó a la secretaria de tan singular ejecutivo para intentar conseguir una entrevista con él la secretaria lo pasó inmediatamente con su jefe y el joven le preguntó cuándo sería posible visitarlo. Por lo que le contesto en cualquier momento de la semana, excepto el miércoles por la mañana escoja usted el día y la hora que mejor le convengan. El joven sonrió para sus adentros al oír la respuesta de aquel ejecutivo del que había oído contar maravillas; sin duda, debía de estar un poco contento pues se hiso una pregunta ¿qué gran ejecutivo podría disponer de tantísimo tiempo libre? En cualquier caso, ya había sucumbido a la fascinación y se presentaría para hablar con él, preguntó el joven y presto atención cómo sus empleados examinan y analizan lo que han realizado durante la semana anterior, los problemas que encuentran y lo que aún les queda pendiente de llevar a término. Luego evaluamos los planes y estrategias para la semana siguiente. Las decisiones que toman en esas reuniones por lo que decidió hacerle unas preguntas para que fueran quedando las ideas más claras, ¿les responsabilizan tanto a usted como a su personal? Por supuesto contesto el ejecutivo. ¿Qué sentido tendrían esos encuentros si no fuera así? Entonces es usted un ejecutivo que participa en el trabajo de sus empleados, ¿verdad? preguntó el joven. En absoluto. No creo en mi participación en ninguna de las decisiones que mi personal toma de manera autónoma. Entonces, ¿cuál es el sentido de las reuniones? Ya se lo he dicho replicó el ejecutivo algo molesto. Por favor, joven, no me haga repetir. Es una pérdida de tiempo para mí y para usted. Estamos aquí para obtener resultados prosiguió. Nuestro objetivo primordial es la eficiencia. Bien, entonces es usted consciente de lo importante que es la productividad. Podríamos decir que está usted más orientado hacia los resultados que hacia el personal sugirió el joven. No gritó el ejecutivo, sorprendiendo a su visitante. Oigo decir esas cosas demasiado a menudo. ¿Cómo podría obtener resultados si no fuera gracias a mis colaboradores? Me preocupo por mi personal y por los resultados. Ambos caminan juntos. Al cabo de unos instantes, prosiguió: Ahora, joven, mire esto el ejecutivo señaló un rótulo. Lo tengo sobre mi mesa para que me recuerde una gran verdad. Las personas que se sienten satisfechas de sí mismas obtienen buenos resultados Mientras el joven leía estas palabras, el ejecutivo aseveró el mejor modo de conseguir una productividad de los empleados, es decir, lograr de ellos un fruto excepcional, tanto en cantidad como en calidad, es contar con su colaboración. El interés del joven iba incrementando, así que le pregunto bueno, ya me ha dicho que no es usted un ejecutivo participativo. ¿Cómo se definiría entonces? De manera muy fácil respondió sin dificultad Soy un Ejecutivo al Minuto. Dice que es usted ¿un qué? preguntó asombrado el joven. Soy un Ejecutivo al Minuto. Me llamo a mí mismo de esta forma porque necesito poco tiempo para conseguir un trabajo excelente de mi personal. No me cree, ¿verdad? deduciéndolo por la cara de sorpresa del joven. Le voy a decir una cosa si quiere saber realmente qué tipo de ejecutivo soy, lo mejor será que hable con mis colaboradores. Se inclinó entonces sobre la mesa y llamó por el interfono a su secretaria, que al momento entró en el despacho y le entregó un papel. Estos son los nombres, cargos y números de teléfono de las personas que podrán informarle sobre mí explicó el Ejecutivo al Minuto. ¿Con cuáles de ellos debo hablar? preguntó el joven. Eso depende de usted, hable con todos o solo con algunos, si así lo desea. Bien, pero querría saber por cuál sería mejor empezar. Cuando el joven llegó al despacho del ejecutivo, después de las presentaciones de rigor, lo primero por lo que se interesó fue por si mantenía encuentros regulares con sus subordinados. Sí, los tengo el miércoles de cada semana, entre las nueve y las once de la mañana. Por eso le dije que no podríamos vernos en ese momento. ¿Qué se hace en esas reuniones? joven, ya le he dicho que no tomo decisiones por los demás dijo con firmeza el ejecutivo. Quiere usted aprender a liderar a la gente, y eso me parece admirable. Si le queda alguna duda después de hablar con mi personal vuelva a verme. Me agradaría regalarle mi concepto de Ejecutivo al Minuto. Alguien me obsequió con él una vez y debo confesarle que me transformó por completo. En casi todas las organizaciones se produce una disonancia entre lo que uno hace y lo que el patrón piensa que debería hacer. Pero aquí no ocurre nada de eso. El Ejecutivo al Minuto siempre aclara, y muy bien, cuáles son nuestras responsabilidades y todo aquello de lo que debemos dar cuenta. ¿Y cómo lo hace? quiso saber el joven. De una manera muy eficaz sonrió Trenell cuando termina de explicarme qué necesidades son las hay que satisfacer, cada previsión de objetivos debe quedar plasmada en una sola hoja de papel. Para el Ejecutivo al Minuto, una previsión de objetivos no debe superar las doscientas cincuenta palabras. Insiste siempre en que tiene que poder leerse en un minuto como máximo. Él se guarda una copia y yo otra. Así podemos comprobar periódicamente cómo marcha la tarea. Si a cada objetivo concreto le dedican una página, entonces deben necesitarse muchas páginas para cada empleado, ¿no? No, lo cierto es que no se necesitan tantas. El viejo cree en la fórmula del 80/20 por objetivo. Es decir, el ochenta por ciento de los resultados verdaderamente importantes que una persona consigue proceden del otro veinte por ciento de sus previsiones de objetivos. Por consiguiente, solo hacemos una Previsión de Objetivos de un Minuto basándonos en ese veinte por ciento que son nuestras áreas clave de responsabilidad: en total, de tres a seis previsiones de objetivos. Muy interesante. Entonces, las Previsiones de Objetivos de un Minuto ¿solo señalan cuáles son las responsabilidades de cada colaborador? preguntó el joven. No exactamente. Cuando sabemos cuál es nuestra tarea, el director ejecutivo siempre se asegura de que también conozcamos los medios más adecuados para llevarla a cabo. En otras palabras, las normas de comportamiento también quedan claras. Por lo tanto, empezó a enumerar el joven reflexionando sobre lo que acababa de oír una Previsión de Objetivos de un Minuto consiste simplemente en: 1 Concretar los objetivos. 2 Anticipar los medios para la mejor puesta en práctica posible. 3 Plasmar cada uno de los objetivos en una sola hoja de papel sin sobrepasar el máximo de 250 palabras. 4 Leer y releer cada objetivo, lo que solo requerirá un minuto cada vez que se haga. 5 Durante el día, dedicar de vez en cuando un minuto a observar cómo marcha la tarea. 6 Cerciorarse de que la puesta en práctica de la tarea concuerda con su objetivo.
El primer secreto: la Previsión de Objetivos de un ejecutivo al minuto.
El joven salió del despacho y, después de examinar la lista, decidió hablar en primer lugar con el señor Trenell. Cuando llegó a su oficina, se encontró con un hombre de mediana edad que lo recibió con una sonrisa, Bueno me he enterado de que ha estado charlando con el viejo. Un gran tipo, ¿verdad? Así parece respondió el joven. La verdad es que yo apenas le veo. ¿Quiere decir que nunca recibe ayuda de él? Muy pocas veces. Solo me dedica algún tiempo al inicio de alguna tarea o algún encargo. Es entonces cuando el viejo hace una Previsión de Objetivos de un Minuto. Él me desveló que era un Ejecutivo al Minuto, pero en ningún momento me habló de esas previsiones. ¿De qué se trata? inquirió el joven. Es el primero de los tres secretos de lo que llamamos la Dirección al Minuto contestó Trenell. ¿Tres secretos? preguntó el intrigado joven, deseoso de saber más. Sí dijo Trenell. La Previsión de Objetivos de un Minuto es el cimiento de la Dirección al Minuto. Así es exclamó Trenell, veo que aprende usted con rapidez, Muchas gracias –musitó el joven mientras terminaba de anotar todo lo que había escuchado. Una cosa más si Previsión de Objetivos de un Minuto es el primer secreto para convertirse en un ejecutivo al minuto, ¿cuáles son los otros dos? Trenell sonrió, miró su reloj y dijo ¿Por qué no se lo pregunta a Levy? Tiene previsto verle esta mañana, ¿no?
El segundo secreto: los Elogios de un Minuto. Cuando el joven accedió al despacho del señor Levy, se sorprendió de encontrar a una persona tan joven. Bueno, así que ha estado charlando con el viejo. Un gran tipo, ¿verdad? Así parece respondió el joven, que ya empezaba a acostumbrarse a lo del viejo.
El joven hizo un breve repaso sobre lo que había aprendido de un buen Ejecutivo al Minuto y pronto se interesó por el segundo gran secreto que se ocultaba tras esta teoría. Pues verá, el segundo pilar de un Ejecutivo al Minuto son los Elogios de un Minuto. El señor Levy adoptó una pose interesante y continuó. Cuando yo empecé a trabajar aquí, el Ejecutivo al Minuto me deseó que tuviera
...