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Ejecutivo Al Minuto


Enviado por   •  9 de Diciembre de 2013  •  3.099 Palabras (13 Páginas)  •  339 Visitas

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El ejecutivo al minuto: una lección de incentivos para modificar conductas.

En su momento, John D. Rockefeller dijo: “El buen liderazgo consiste en enseñar a la gente normal a hacer el trabajo de personas superiores”, y eso es justo lo que el director de “The One Minute Manager” busca lograr en cada uno de sus colaboradores. Esto es lo que trataré de explicar a lo largo de este ensayo, reforzando cada secreto del Ejecutivo al Minuto con experiencias propias.

El Ejecutivo al Minuto se vale de tres secretos para hacer su trabajo de forma inteligente logrando así mejores resultados. Estos secretos son la previsión de objetivos de un minuto, los elogios de un minuto y las reprimendas de un minuto.

Desde que comencé a trabajar he tomado mayor conciencia sobre la importancia de establecer objetivos día a día. Esto me ayuda a ver cómo puedo lograrlos, qué necesitaré y el tiempo que me llevará realizarlos. Lo que para el Ejecutivo al Minuto es una Previsión de Objetivos de un Minuto, para mí es Organizar mi día y lo hago por prioridades. Esto me da cierta seguridad y tranquilidad al saber qué tengo que hacer, lo que necesito y cómo lo llevaré a cabo, gano confianza en lo que hago, lo cual aumenta mi concentración en las tareas que hago y, por lo tanto, a equivocarme menos.

El libro contiene una frase muy cierta pero que rara vez hacemos consciencia de lo que significa: “las personas satisfechas de sí mismas logran buenos resultados.” El establecer al inicio de mi día una Previsión de Objetivos de un Minuto ayuda a que mi nivel de concentración en las tareas sea mayor, no incurro en tantos errores y, por lo tanto, quedo satisfecha con lo que hago. Esto me da agilidad y disminuye el tiempo que le dedico a una tarea, por lo que me vuelvo más eficiente en mi trabajo, permitiéndome, en ocasiones, dedicarle ese tiempo que me sobra a otras cosas que muchas veces no son directamente del trabajo. Sin embargo, existen distractores en mi entorno que hacen que pierda de vista lo que tengo que hacer o estaba haciendo y esa concentración disminuye, ocasionando lentitud en mi trabajo y errores. Éste es el momento en el que releer la previsión de objetivos se vuelve muy útil.

En lo personal me gusta organizar así todos mis días, me brinda cierta certeza sobre lo que debo hacer. Por contradictorio que pueda sonar, es la única forma en la que también puedo hacer otras actividades que surgen en ese preciso momento. Es decir, si mi hermana me pide un favor, si mis amigos quieren salir a divertirse o cualquier otra actividad que no estaba prevista, pero que por tener conciencia de lo que debo hacer y los tiempos que dedicaré a la realización de mis tareas o actividades, permite cierta flexibilidad en mi día. Esto es algo importante cuando el trabajo se vuelve muy demandante de nuestro tiempo y aun así es nuestro deber darnos tiempo para hacer todo lo demás que nos gusta y nos satisfaga como personas. De lo contrario, se comienza a alimentar cierta frustración en nosotros mismos que tarde o temprano proyectamos, y muchas veces es contra la persona, o personas, incorrectas.

Antes de entrar a la maestría, vivía en EEUU y mi trabajo era Auditora de Procesos para el corporativo de Hyatt. Mi pasión es la hotelería y siempre me ha gustado el área de procesos en servicios y atención al cliente. Es un trabajo demandante porque tienes que cumplir con metas muy específicas en tiempos específicos y no existen prórrogas ni extensiones de tiempo para los entregables.

Debía pasarme más de 12 horas observando, anotando y analizando cada proceso del departamento de División Cuartos y determinar el grado de impacto en la satisfacción de los huéspedes para así poder mejorar de forma asertiva. Las 12 horas eran en el hotel más el tiempo que debía pasar redactando los planes de acción y reportes para el corporativo eran en promedio unas 18 horas al día.

En teoría, no contaba con el tiempo para poder hacer cosas que me relajaran o me distrajeran un poco de mi trabajo. Sin embargo, siempre preví mi día a día e incluso dejaba tiempo para cualquier imprevisto, ya que en ocasiones me tenía que quedar más tiempo en el hotel. Esta previsión me permitía poder ir al gimnasio todos los días, ir al spa, salir con mis amigos a comer o cenar, hablar por Skype con mi familia y, en temporada de calor, ir a la piscina después de un día largo de trabajo. Definitivamente prever lo que debes y tienes que hacer en tu día te permite economizar en tiempo, esfuerzo y emociones, ya que el nivel de satisfacción es mayor, por lo que el enojo, frustración y molestia no se hacen presentes.

Sabía que si no lograba esos objetivos de mi día, difícilmente podría tener tiempo para ejercitarme, relajarme en el spa o llevar a cabo cualquier otra de las actividades que me gustaba hacer después del trabajo. De cierta forma se puede ver esto como mi propio elogio por mi trabajo o, como el Ejecutivo al Minuto diría, el Elogio al Minuto. Es una forma muy diferente de la que nos explican en el libro, pero que finalmente tiene el mismo propósito, motivar a las personas a seguir adelante con esa forma de trabajo.

En mi corta vida laboral he tenido gente a mi cargo y, como en todo, al principio fue muy difícil poder lograr que fueran hacia donde yo quería en cuanto a objetivos y metas. Pero siempre aplico la misma regla y no me ha fallado hasta ahora, no digo que sea la mejor regla o la que se debe llevar a cabo, pero sí creo que aunada con lo que nos dice el Ejecutivo al Minuto de los elogios haría LA REGLA. “Trata a los demás como quieres ser tratado.”

Para el segundo secreto tengo una lección que no sabía que lo era hasta que vi en retrospectiva. Durante mi trabajo en Hyatt tuve un reto, coordinar a 80 colaboradores del departamento de Ama de Llaves. El hotel tenía la peor calificación de toda la cadena de Hyatt en cuanto a la limpieza de las habitaciones. Las camaristas carecían de motivación y mi pregunta era, ¿por qué? Yo veía que les celebraban sus cumpleaños de una forma muy diferente a la del resto del personal del hotel, les daban regalos o noches gratis en Resorts de la cadena, bonos por habitaciones extras que quisieran limpiar, una reunión matutina con una frase siempre alentadora sobre la importancia de su trabajo… no comprendía porqué no estaban motivadas.

Las camaristas contaban con todo lo necesario para realizar su trabajo, desde equipo, colaboradores, hasta una porra matutina para empezar bien el día. Lo único que se me ocurría era ir con cada una de ellas a limpiar las habitaciones. Me enseñaban cómo lo hacían y debo decir que sí, las evaluaciones de los huéspedes en cuanto a limpieza no estaban tan mal. Sin embargo, noté que las camaristas realizaban su trabajo cual robots, sin tener

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