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El Paraiso Perdido


Enviado por   •  3 de Agosto de 2011  •  1.321 Palabras (6 Páginas)  •  1.208 Visitas

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John Milton

El Paraíso Perdido

PRIMERA PARTE

ARGUMENTO

Este primer libro contiene, en breves palabras, la exposición o asunto de todo el Poema: La Desobediencia

del Hombre; y como consecuencia de ella, la pérdida del Paraíso donde moraba. Indícase también que el

primer móvil de su caída fue la Serpiente o más bien Satanás, personificado en ella; el cual, rebelándose

contra Dios y atrayendo a su partido numerosas legiones de ángeles fue, por disposición divina, arrojado

del cielo y precipitado con toda su hueste al profundo abismo.

Terminada esta exposición el poema prescinde de los demás antecedentes y representa a Satanás con sus

ángeles sumidos ya en el infierno, que se describe aquí no como si estuviese situado en el centro del mundo

(porque debe suponerse que ni el cielo ni la tierra existían aún y por tanto no podían ser mansión de réprobos)

sino en un lugar de extrañas tinieblas, llamado más propiamente caos. Lanzado allí, Satanás con todos

los suyos, en medio de un lago ardiente herido del rayo y anonadado vuelve por fin en sí como al despertar

de un sueño, llama al que yace junto a él, que es su segundo en poder y jerarquía, y ambos discurren sobre

su miserable estado. Evoca el príncipe infernal a todas sus legiones, hasta entonces tan abatidas como él.

Levantándose a su voz unas tras otras: su número, su orden de batalla y sus principales jefes, cuyos nombres

son los de los ídolos conocidos después en Canaán y las comarcas circunvecinas. En un discurso que

Satanás les dirige, los alienta con la esperanza de recobrar el cielo, anunciándoles por último la creación de

un nuevo mundo y de un nuevo ser conforme a una antigua profecía o tradición que se conserva en el cielo,

pues era opinión de algunos Santos Padres que los ángeles existían mucho tiempo antes que este mundo

visible.

Para averiguar la verdad de esta profecía y lo que en su consecuencia debiera hacerse, junta en consejo a

los principales. El Pandemonio palacio de Satanás construido de pronto, surge del abismo, y en él tienen su

consejo los próceres infernales.

Canta celeste Musa la primera desobediencia del hombre. Y el fruto de aquel árbol prohibido cuyo funesto

manjar trajo la muerte al mundo y todos nuestros males con la pérdida del Edén, hasta que un Hombre,

más grande, reconquistó para nosotros la mansión bienaventurada. En la secreta cima del Oreb o del Sinaí

tú inspiraste a aquel pastor que fue el primero en enseñar a la escogida grey cómo en su principio salieron

del caos los cielos y la tierra; y si te place más la colina de Sión o el arroyo de Siloé que se deslizaba rápido

junto al oráculo de Dios, allí invocaré tu auxilio en favor de mi osado canto; que no con débil vuelo pretendo

remontarme sobre el monte Aonio al empeñarme en un asunto que ni en prosa ni en verso nadie intentó

jamás.

Y tú singularmente ¡Oh Espíritu! que prefieres a todos los templos un corazón recto y puro, inspírame tu

sabiduría. Tú estabas presente desde el principio y desplegando como una paloma tus poderosas alas cubriste

el vasto abismo haciéndolo fecundo, ilumina mi oscuridad; realza y alienta mi bajeza para que desde

la altura de este gran propósito pueda glorificar a la Providencia eterna justificando las miras de Dios para

con los hombres.

Di ante todo, ya que ni la celestial esfera ni la profunda extensión del infierno ocultan nada a tu vista, di

qué causa movió a nuestros primeros padres, tan favorecidos del cielo en su feliz estado, a separarse de su

Creador e incurrir en la única prohibición que les impuso siendo señores del mundo todo. ¿quién fue el

primero que los incitó a su infame rebelión? la infernal Serpiente. Ella con su malicia animada por la envidia

y el deseo de venganza engañó a la Madre del género humano. Por su orgullo había sido arrojada del

cielo con toda su hueste de ángeles rebeldes y con el auxilio de éstos, no bastándole eclipsar la gloria de sus

próceres, confiaba en igualarse al Altísimo si el Altísimo se le oponía.

Para llevar a

...

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