El diseño y el mundo interpersonal en Tlaquepaque y Tonalá
karlalogangInforme4 de Julio de 2018
10.390 Palabras (42 Páginas)141 Visitas
3. El diseño y el mundo interpersonal en Tlaquepaque y Tonalá
La base de la competencia en el mundo interpersonal es la calidad. En la industria de los productos decorativos, la calidad se basa en la capacidad para dominar técnicas de manipulación de materiales y en dominar el diseño. Pero, ¿cómo se refleja en el diseño?
En cada sector, existen productores que resultan innovadores en cuanto a su forma, en el sentido de que sus productos tienen un diseño exclusivo y que éste es reconocido como un sello personal, además, de que se producen con técnicas de la mayor calidad. Esto se manifiesta claramente en los precios elevados de sus productos. David Parra, Bustamante, Adobe, Alfaro, Preciado y Padilla son los ejemplos más reconocidos.
Otros grupos visibles han dominado técnicas similares de alta calidad pero no presentan estilos personales que puedan ser claramente identificados; es decir, dominan técnicas de producción pero no han creado diseños propios. Son lo que se podría llamar imitadores de alta calidad. Aunque el término imitador tiene una connotación negativa, estos productores —cuando menos algunos de los que fueron entrevistados— se concentran en sus habilidades de producción. En estos casos, el contratista aporta los diseños y los otros manufacturan lo que los clientes les piden. Estas piezas alcanzan precios mayores que el promedio, pero sin llegar a ser tan altos como los del primer grupo. Trabajan casi exclusivamente bajo contrato. Un ejemplo de este tipo de firma es el Grupo Carpintero, una firma de producción de muebles situada en Tlaquepaque, que ha operado desde 1980 y emplea de noventa a cien trabajadores. Realiza su labor bajo contrato y no cuenta con diseños propios, sino que manufactura modelos proporcionados por los contratistas. Han recibido el Price Storehouse Quality Award, distinción que se otorga por la excelente calidad de los productos, aunque éstos no se hagan con diseños de la misma empresa.[1]
Un tercer grupo usa técnicas de menor calidad y consecuentemente, sus imitaciones son también de menor calidad. En este caso, las copias no son necesariamente de productos recientes; de hecho, se basan en diseños que han existido por meses o incluso años, los diseños generalmente son de dominio público. Muchas artesanías tradicionales pertenecen a esta categoría. Este grupo incluye productores de artesanías tradicionales de baja calidad que no se diferencian entre sí; por ejemplo, productos básicos para el hogar e imitaciones baratas de cualquier estilo. Estos productores venden sus productos a precios extremadamente bajos en el mercado. Este grupo es incoherente dentro del mundo interpersonal, pues sus costos de producción son altos en relación con sus precios finales. La producción de baja escala, acompañada por la falta de diferenciación de los productos, crea presiones para reducir precios. Existen muchos ejemplos de ello en todo México, en particular lo vemos aquí en Tlaquepaque y Tonalá. Un caso particularmente triste es el de las artesanías fabricadas con palma: canastas, sombreros y otras figuras, como cristos. Para hacer este trabajo se requiere habilidades especiales, pues son intensivos en trabajo y toman un tiempo considerable para su fabricación. Sin embargo, su precio en el mercado es extremadamente bajo, lo cual no tiene relación alguna con el tiempo y el esfuerzo que se invierte para hacerlas. Lo mismo ocurre con algunas piezas de cerámica, como los jarritos y la loza, los cuales se fabrican en hornos tradicionales y se pintan a mano.
Para los del el segundo grupo (alta calidad pero sin un estilo único) y el tercer grupo (baja calidad y sin un estilo único), la competencia local puede ser devastadora. El segundo grupo, en cambio, puede evitar caer en la competencia desleal porque depende de su dominio de la técnica y de su reputación en términos de su capacidad de producir en condiciones de calidad. En el tercer grupo, la competencia es muy fuerte en términos de precios y a esto se añade el hecho de que los intermediarios predadores presionen para bajar los precios aún más. No existen lealtades entre productores en términos de fijar precios o de no imitarse unos a otros.
A pesar de estas contradicciones y de la concentración de capacidades de diseño en un grupo pequeño, en realidad éste se crea colectivamente en el distrito. Las influencias generalmente corren de los innovadores en el segmento de mayor calidad hacia el segmento de menor calidad. Sin embargo, a veces van al revés. Este punto se explorará con detalle más adelante. Los influjos en el diseño provienen tanto de encadenamientos externos como internos. El diseño no sólo se transmite a través de contratistas y productores, sino también a través de otros actores, como los del distrito comercial. De vez en cuando, olas de cambios en el diseño se pueden observar en todos los sectores. Esta característica distingue a Tlaquepaque y Tonalá de otros centros productores de artesanías en México. En los siguientes párrafos, se analizarán las convenciones que existen alrededor del diseño y las interdependencias no comerciales creadas en el distrito, en lo que se puede denominar la producción colectiva de diseño. También se analizarán las contradicciones que conforman el mundo de producción real de Tlaquepaque y Tonalá.
El diseño e interdependencias no comerciales
La proximidad espacial —el elemento básico de una economía local— se refleja en una serie de relaciones entre actores económicos que incluyen tanto las interacciones basadas en intercambios económicos como aquellas interacciones que no lo son. Estas dos formas de interacciones constituyen interdependencias entre actores y, de esta manera, particularizan el espacio en donde se concentran. Las interdependencias no comerciales se pueden observar en la división del trabajo, en las interacciones entre el comercio, los servicios y la producción o entre compradores y vendedores en general.[2] Las interdependencias no comerciales en proximidad espacial[3] se reflejan en interacciones y encuentros intensos que permiten flujos voluntarios o involuntarios de información. Interacciones y flujos de conocimiento son contenidos y adquieren significado a través de una serie de convenciones. Storper argumenta:
el rol más general y necesario de la región es como un sitio de lo que economistas empiezan a llamar interdependencias no comerciales, las cuales toman la forma de convenciones, reglas informales y costumbres que coordinan a actores económicos en condiciones de incertidumbre; estas relaciones constituyen recursos de producción específicos de la región. Estos recursos son una forma central de escasez en el capitalismo contemporáneo y por tanto una forma central de diferenciación geográfica en lo que se hace, cómo se hace y en los niveles de riqueza y tasas de crecimiento resultantes de las regiones.[4]
Las interdependencias no comerciales son difíciles de medir empleando instrumentos tradicionales de análisis económico; tienen una naturaleza intrínseca, cualitativa e intangible. El diseño es un medio con el que recursos intangibles se vuelven visibles y reconocibles. La producción, cambio y difusión del diseño en un contexto espacial demuestra claramente sus convenciones fundamentales, su naturaleza colectiva y su rol como recurso intangible, recurso únicamente al alcance de quienes están dentro del contexto espacial y no para los que están fuera. Analizar el diseño en su contexto espacial cuando se trata de una industria, como la de las artes decorativas, permite también ver la coherencia del sistema en términos del despliegue de este recurso estratégico.
Es más, el diseño como recurso económico es un elemento ideal para observar las interdependencias no comerciales en acción porque, en primer lugar, es difícil de apropiarlo y protegerlo como propiedad individual; en segundo lugar, el hecho de que pueda ser imitado o copiado muy fácilmente implica que debe cambiarse constantemente. El diseño se refleja en estilos, movimientos y modas que se presentan en comunidades de individuos. Las modas en el diseño duran un determinado periodo —corto o largo—, en un inicio suelen estar concentradas geográficamente y una comunidad que aplica los elementos del estilo de varias maneras se las apropia. Las modas también se pueden imitar y, por tanto, difundirse geográficamente en un momento dado. Sin embargo, es evidente que en diferentes escalas espaciales, movimientos de diseño competitivos aplicados a la industria son creados y apropiados por comunidades concentradas geográficamente que tienen la capacidad y las habilidades para desplegar e innovar diseños constantemente. En este contexto, tal elemento se vuelve una ventaja absoluta. Este tipo de comunidad es esencial para la industria de que se trate, ya que logra participar en el mercado e imponer modas. Estas colectividades espacialmente concentradas deben su condición dinámica a la creación y existencia de una serie de instituciones formales e informales que conforman la esencia de su posición delantera. Por supuesto, tradiciones culturales más extensas y valores creados históricamente en la región también juegan un papel importante.[5] El diseño italiano o el futurismo, el nuevo estilo internacional influyente que salió de Zurich y Basilea,[6] los movimientos franceses como el art decó[7] y el art nouveau europeo, la escuela bauhaus alemana, el movimiento arts & crafts de Inglaterra y Estados Unidos, el nuevo diseño japonés, la nueva ola californiana,[8] el predominio de ciertas regiones en el diseño de joyería o de muebles, entre otros, ilustran la concentración geográfica de diseños y estilos duraderos en todo el mundo.
...