El problema de Nietzsche es la desesperación
anheeTutorial8 de Mayo de 2013
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CAPÍTULO UNO
El primer capítulo comienza cuando el doctor Josef Breuer recibe en medio de sus vacaciones una extraña solicitud, hecha por una joven a la cual no conoce, citándolo para un encuentro que ella declara de gran importancia. Si bien en un principio se encuentra irritado ante el tono atrevido con el que se dirige a él la joven en la carta, decide finalmente concurrir al lugar propuesto por ella. Y ahí es donde empieza toda la historia.
Ensimismado en sus pensamientos, molesto aún por la impertinencia de Lou Salomé (como se llamaba la joven), simplemente se limita a esperarla en el lugar acordado. Finalmente, cuando la ve dirigirse hacia él a través del café, no puede más que sentirse admirado por la apariencia de la joven que, si bien representaba ser de de poca edad, tenía una elegancia tan cautivamente que no pudo más que dejar de mirarla. Desde el primer momento en que intercambian palabras, ella demuestra ser poseedora de una gran independencia.
Afirma que el hombre a quien quiere que trate, llamado Friedrich Nietzsche, se encuentra al borde del suicidio. Sin embargo, lo que más sorprende, es que la joven insiste en que su pérdida sería de gran importancia para todo el mundo, puesto que en él reside el futuro de la filosofía. Acto seguido le extiende una carta escrita por el compositor Richard Wagner, a quien Breuer admiraba, dirigida a Nietzsche con grandes elogios pero también con profundas preocupaciones por su estado de ánimo. A continuación Lou Salomé le explica su elaborado plan para curar la enfermedad del filósofo. Le aclara, a su vez, que éste no está al tanto de su visita y que, además, éste no debe saber que está siendo ayudado. De lo contrario, todo se vendría abajo.
Le informa que el problema de Nietzsche es la desesperación y, ante la negativa de Breuer, que afirma no tener remedio alguno para la cura de dicha enfermedad, ella hace referencia al caso Ana O., recientemente llevado a cabo por el médico y concluido con el éxito de una cura para la histeria. Si bien Breuer insiste en que el caso Ana O. y el de Nietzsche presentan diferencias tan grandes que sería casi imposible curar la desesperación del filósofo, más aún si éste presentaba una negativa a aceptar ayuda, termina accediendo, influenciado por la convicción de la joven.
Si bien en este primer capítulo no podemos apreciar muchos datos sobre el propio Nietzsche, sí podemos destacar, de lo poco que se informa, rasgos de su pensamiento tales como su repudio ante valores tradicionales como la ayuda, la compasión, etc. Nos deja entrever breves rasgos de la personalidad especial de la que goza el filósofo.
CAPÍTULO DOS
En el segundo capítulo Breuer recibe, ya en su consultorio en Viena, la visita de Lou Salomé. Antes de esto atiende a tres pacientes y medita sobre la cura de sus enfermedades, cómo éstas afectan su personalidad. Finalmente, cuando llega, él la hace pasar y ella le cuenta con toda sinceridad su relación con Nietzsche y consecuentemente el por qué de su sentimiento de responsabilidad para con la situación del filósofo. Ella, Nietzsche, y Paul Reé (un amigo de ambos) habían estado involucrados en una clase de amor triangular, denominada por ellos mismos como "La Profana Trinidad", la cual, según destacaba la propia Lou Salomé, era puramente casta y filosófica. Aporta datos también sobre su adversa relación con Elizabeth, la hermana de Nietzsche. Cabe destacar el importante dato de su radical antisemitismo, al que hace relación al mencionar cómo vilipendió a Paul Reé al enterarse de su origen judío. Se sabe también, como es aclarado a su vez por Lou Salomé en el segundo capítulo, que Elizabeth era muy posesiva para con Nietzsche, y ésta ejercía a su vez una gran influencia sobre el filósofo. Es muy probable que, por consecuencia, el repudio de Nietzsche hacia los judíos fuese en gran parte debido a su hermana y otros factores mencionados posteriormente en la novela, tales como el oficio de su padre, entre otros.
Otro importante dato a tomar en cuenta en este capítulo es la desesperación que sufrió Nietzsche como consecuencia del desencanto amoroso sufrido a manos de Lou Salomé, escribiendo a veces cartas plasmadas de odio, otras veces de desesperación suicida, y algunas incluso ilógicas. Para ese momento Nietzsche y Reé se han enemistado casi totalmente y "La Profana Trinidad" se ha absuelto a consecuencia de esto. "... Escribe cartas demenciales; unas insultantes, otras amenazadoras o francamente desesperadas...", según las propias palabras de Lou Salomé. Esto, visto ya desde una perspectiva más personal que histórica, podría bien indicar los primeros indicios de Nietzsche en la demencia de la cual sucumbiría en Weimar el 25 de agosto de 1900.
Se vuelve a resaltar también la independencia, impulsividad y escasez de convencionalismos que caracterizaban la personalidad de la joven. Esto es un dato conocido de su vida real, como también su profesión de poeta. Se hace referencia también, por primera vez en la historia, a dos obras de Nietzsche:"El Gay Saber" y "Humano, demasiado humano", ésta última publicada en 1878 y la primera (segunda en cronología) en 1882. Ambas son brindadas al Doctor Breuer por Lou Salomé bajo la estricta recomendación de mantenerlo oculto a Nietzsche, ya que, como es otro dato histórico, sus libros no se publicaban en abundancia (de hecho, era realmente escasa su venta). Por otro lado, era menester que éste no estuviese al tanto de la relación ahora existente entre Lou Salomé y Josef Breuer, ya que bien podría considerarlo una traición, arruinando por consiguiente todo. Así concluye el segundo capítulo.
CAPÍTULO TRES
Este capítulo se centra principalmente en la relación existente entre Josef Breuer y el aún joven pero prometedor Sigmund Freud. En la historia, apreciamos cómo la dedicación de Breuer a sus pacientes y la reciente obsesión por Bertha Pappenheim (conocida por todos como Ana O.), ha provocado el deterioro de su matrimonio con Matilde Altmann, su esposa. Ésta, a su vez, mantenía una relación también estrecha con Sigmund Freud, poniendo ambos al joven en la difícil situación de ser confidente de sus problemas maritales.
Apreciamos también características de la época en que sucede la historia, tales como el fuerte crecimiento del antisemitismo, la abundancia del protestantismo y una sociedad regida por un modelo social estático y – como comprobaremos posteriormente – muchas veces incluso asfixiante. Sabemos de la indecisión de Sigmund Freud con respecto a qué profesión seguir y, a la vez, Irvin D. Yalom deja entrever en la historia los primeros indicios de lo que será la brillante mente del futuro fundador del psicoanálisis, tales como su admirable capacidad para detectar rasgos de la psique humana. Se describe también en este capítulo apreciaciones detalladas de lo que se había convertido en la difícil vida cotidiana de Josef Breuer, tales como la ausencia de comunicación conyugal, las largas horas que pasaba fuera de casa, y la ausencia de cariño paternal para con sus hijos. Su eminencia en el campo de la medicina vienesa no compensaba, como él mismo declaraba, su ahora deteriorada relación marital, sino que, por el contrario, era causa de ella.
Casi al final del capítulo, se pueden apreciar con mayor claridad las apenas iniciadas ideas que conformarían al futuro psicoanálisis de Freud. En un intento por dar explicación al reciente y repetitivo sueño de Breuer (como siempre relacionado con Bertha), apreciamos tanto la imaginación como la indiscutible capacidad de Freud para interpretar los sueños. En dicho sueño, Breuer siente un temblor, viéndose al instante corriendo en medio de la oscuridad, buscando a Bertha. Luego cae desde cuarenta pies sobre una losa de mármol, de la cual no es capaz de leer la escritura inscripta. Luego de relacionar los cuarenta pies con los recientemente cumplidos cuarenta de años de Josef Breuer, y ante la interrogante de este sobre que, de ser así, éstos se transformarían en cuarenta y uno al alcanzar esta edad, apreciamos cómo por primera vez hace referencia Freud a su aún apenas forjada idea del inconsciente. Insiste en que algo más allá de nuestro conocimiento habita en nuestra mente, enviándonos mensajes que expresan nuestros deseos o temores, siempre de forma críptica.
Posteriormente se nos da a conocer, a través de la información que brinda Josef Breuer a Sigmund Freud, los detalles del caso Ana O., famoso por haber tratado con éxito parcial una enfermedad tan misteriosa como incurable: la histeria. Breuer, sin embargo, se muestra reluctante a pensar que el mismo tratamiento usado con Bertha pudiese surtir efecto en Nietzsche, dado que, mientras los síntomas de ésta eran específicos, los del filósofo parecen remitirse a un fracaso amoroso desencadenado en tendencias suicidas. También, como elemento en contra, está el hecho de que Bertha no sólo estaba conciente sino que buscaba la cura de sus males, mientras que Nietzsche, además de no aceptarlo, repudian con vehemencia la ayuda, característica típica – como antes dicho – de sus ideas conocidas como la "transmutación de los valores", en la que virtudes tales como la compasión y la ayuda son degradadas por el filósofo.
Sin embargo, a pesar de todo esto, Josef Breuer parece mostrarse confiado en su capacidad de abordar los problemas psicológicos de sus pacientes a través de sus malestares de salud. Lo que comprobaremos a lo largo de la historia, es cómo fue ésa confianza, ese, por así llamarlo, "subestimar" con respecto a la confianza de Nietzsche, lo que casi hizo colapsar el plan.
CAPÍTULO CUATRO
Este capítulo,
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