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Ensayo Eutanasia


Enviado por   •  2 de Junio de 2018  •  Ensayos  •  2.153 Palabras (9 Páginas)  •  103 Visitas

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Acerca  de la Eutanasia

La eutanasia (del latín euthanasia/”muerte dulce”) es la intervención asistida voluntaria que alude a la muerte en pacientes desahuciado, con su consentimiento, con la intención de evitar sufrimiento y dolor. Es terminar conscientemente una vida con el fin de terminar la vida de un paciente sin posibilidad de salvarse y teniendo en mente el potencial dolor que puede sufrir la persona si está viviendo artificialmente. Usualmente estos procedimientos se practican el pacientes terminales en otras palabras de un padecimiento incurable.

Sin embargo esta decisión es deliberada, pues la vida de un ser humano es invaluable y frágil. La eutanasia, lejos de ser una decisión tomada sin cautela, es consciente, estudiada y con los familiares en completo conocimiento del procedimiento que se efectuará en la persona.[1] 

Si eres un poco ligero de corazón, hablar de temas como éste quizá haga que tu cabeza de vueltas o que te sientas un poco mareado, pero hay que dejar en claro de que eso no es excusa para dejar de hablarlo. No cabe duda de que la vida humana tiene valor, y es temas como éste que nos ayudan dar perspectiva en simplemente cuánto valor tienen y de qué o cómo se origina el mismo. El enfoque de este ensayo en la eutanasia es intentar abordar sin una opinión sesgada el objetivo de la eutanasia y el valor que le adjudicamos a través de estudios de caso y reflexión moral.

Aspectos jurídicos en la eutanasia

La práctica de la eutanasia, independiente del país o la jurisdicción sobre la que se rigen los médicos los cuales la practican, siempre ha sido un tema delicado y controversial. Desde la vista de la ley está presente siempre el principio de la reclamación legítima de la preservación y protección absoluta de la vida y de la autonomía individual. Ese derecho constitucional está presente en la mayoría de los países y es un gran obstáculo en la discusión general de esta forma de acelerar la muerte. Tenemos a un médico al cual se le exige salvaguardar la vida del paciente respaldado por una constitución que lo obliga a hacerlo y del otro lado un paciente el cual desea justo eso, la muerte dulce. [2]

Históricamente han habido casos de intentos de legalización de la eutanasia, empezando en 1938 en Alemania Nazi, con la intención de sacrificar por “compasión” a niños y adultos con deficiencias y anormalidades físicas o mentales, rápidamente, esta reforma social ganó momento y, a mediados de 1939, el gobierno alemán emite un decreto mediante el cual se obliga a profesionales de salud a informar a la federación acerca de recién nacidos y niños pequeños que tengan problemas o discapacidades graves. Después de seis cámaras de gases, personal, logística y crematorios dedicados a la práctica de la “eutanasia” que fueron utilizados por alrededor de dos años, Hitler ordenó detener el programa debido al conocimiento generalizado del público y sus justas quejas y protestas. Sin embargo, esto continuó en secreto, bajo el nombre T4, se estima que alrededor de 200.000 personas fueron víctimas de la eutanasia que se practicaba bajo el mandato alemán nazi de la época. [3] Sobra decir que esta no es la finalidad de lo que originalmente se conceptualiza como eutanasia, el objetivo no es privar de la vida sino dar un alivio de sufrimiento y dolor a aquel que se encuentre en un camino sin salida.

         El contexto jurídico en torno a la eutanasia puede ser mejor descrito y estudiado conociendo de cerca su historia y examinando casos particulares, de los cuales se destacan el caso de la joven Karen Ann Quinlam de Nueva Jersey, EEUU, quien a raíz de una sobredosis de alcohol y fármacos durante una celebración de emancipación de su país, quedó en un coma irreversible, en el cual se mantuvo desde el 14 de abril de 1975 hasta el 12 de junio de 1985. Después de años de dolo y constante lucha, la familia tomó la decisión unánime de ayudar a su hija Karen a terminar su sufrimiento y optó por la eutanasia. Después de que ésta fue rechazada por los médicos en gran parte por su protesta para preservar la vida humana, la familia optó por tomar la vía legal y acudir a la Corte Superior de New Jersey, donde esta le fue rechazada hasta que a casi un año después del coma, en 1976, la corte falló por la petición de la familia y a Karen se le quitó el respirador.

En el trayecto del estudio de este caso nos encontramos con ciertos obstáculos morales que dificultan la reflexión acerca de la muerte asistida. Nos encontramos con preguntas como; ¿Qué tanto una persona debería vivir? ¿Una persona tiene el derecho de morir cuando a esta le plazca? ¿Cuáles son los límites de la muerte asistida? El debate en estos temas se vuelve tedioso cuando nos encontramos con tantísimos conflictos de ideas, que van desde qué es una persona hasta qué sentido tiene la vida. Es importante tener en cuenta las opiniones de los demás y lejos de dejar de tomar en cuenta estas, encontrar la forma de incluirlas en nuestro propio argumento y así tener mejor claridad al momento de compartir ideas. En lo que a la vida en sí respecta, no cabe duda de que es algo bello y digno de ser vivido, pero no debería de ser algo obligado y, en cuanto a la ley concierne, es el derecho más preciado.

Aspectos morales en la eutanasia

La sociedad cada vez presiona más y más en asignar un valor a “la vida humana”. Hasta este momento, con el conocimiento actual sobre el universo podemos decir, desde la perspectiva Biológica que un ser humano es único e irrepetible, valioso por el hecho de ser y existir. También, desde un punto de vista filosófico, se puede argumentar que la vida es sagrada y que no está en nuestras manos quién vive y quien muere, sino que eso es obra de un ser superior. Pero por otro lado, hay quienes que por este mismo respeto a la creación y la vida deciden terminar su vida. Así que; ¿Hay una manera de llegar a una sólida conclusión donde todos los cabos sueltos queden  atados y las personas de todos los puntos de vista queden satisfechos? La respuesta es muy probablemente no, pero eso no significa que no debemos intentarlo. Al contrario, fomentar la discusión y alentar a más personas a unirse es algo puramente positivo que nos ayuda a entender un poco más el tema y su contexto no solamente histórico sino también actual.

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