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Ensayo Sobre Positivismo


Enviado por   •  17 de Marzo de 2014  •  1.365 Palabras (6 Páginas)  •  280 Visitas

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Positivismo

Comenzaré este ensayo construyendo una definición propia de positivismo, que quizás no refleje exactamente lo que la mayoría de los textos dicen, sino, más bien una extracción personal acerca de todos esos conceptos. Lo conocemos como una filosofía que surgió en Francia a principios del siglo XIX, ideada por primera vez por Augusto Comte que, en resumen enunciaba que el conocimiento científico es lo más importante, y que nada de lo que no sea tangible existe. Me atrevería a enunciar que el proyecto de Comte va un poco más allá de eso. Para él la experiencia era primordial, a pesar de no ser esto lo que sobresale cuando hablamos comúnmente del positivismo. Es necesario comprender bien cuáles eran los objetivos de esta ideología para luego entender cómo fue su aplicación en nuestro continente.

Augusto Comte, como muchos hombres del época, se daba cuenta de que las instituciones eran significativamente débiles y sobretodo que el común denominador lo sabía, y no confiaba en ellas. La sociedad francesa de ese entonces era ya republicana, libre, después de la Revolución y la disolución absoluta de la monarquía muchas cosas habían cambiado. Después de varios siglos de oscurantismo y opresión de la Iglesia Católica, el hombre había cobrado protagonismo, el hombre se creía capaz de muchas cosas sin necesidad de nada más, y quería llevar sus ideas a la práctica. El positivismo en sus orígenes tenía dos caras. Por un lado, rechazaba a las ideologías anteriores porque las consideraba rígidas, frías, inamovibles. Por otro, tomaba los aspectos rescatables de las mismas para cambiar el enfoque. Bajo el matiz de que las ciencias exactas necesariamente debían ser positivistas, se comenzó a impulsar ideas que nunca antes habían sido vistas ni escuchadas. Muchos estaban de acuerdo sobre todo por el tono de la sociedad en la época. Primeros siglos de los años 1800, en que las personas en Europa vivían en relativa paz, y la sociedad francesa en particular estaba en plena evolución.

Parecía lógica y razonable la idea de que no había necesidad de Dios para triunfar. Pero también estaban los que rechazaban la idea, alegando que es alienante para el ser humano, que niega todo ideal, toda posibilidad metafísica. Decían incluso que es una especie de anulación de la inteligencia humana.

Esta era la realidad en Europa. Pero no era igual en América Latina. Para entender cómo esta filosofía influyó en el continente latinoamericano situémonos primero en nuestra realidad para la época. En el siglo XIX Europa tenía sociedades avanzadas, pero nosotros no. Nos habíamos independizado de ellos, pero se nos presentaba el reto de manejarnos como república y al ser los europeos el único contacto exterior que habíamos tenido, no teníamos mucha idea de cómo funcionar sin ellos. A todas luces, no estábamos preparados. Los nuevos emancipados necesitaban una línea de acción, una especie de guía para gobernar los estados independientes que tenían muchos recursos naturales y pocas vías de organizarse y establecerse como micro-potencias.

Es así como el positivismo entra en Latinoamérica. Como una especie de tabla de salvación, como un recurso necesario. La idea original de Augusto Comte, luego re-interpretada por el inglés John Stuart Mill, tuvo nuevas adaptaciones aquí. Necesitábamos una ideología estable. Y el positivismo parecía la ideal, pues había tenido éxito en Europa, y era una de las pocas que no eran vistas como amenazantes. Al contrario, el positivismo fue concebido como elemento constructivista, como una necesidad para el orden mental.

Las características del positivismo que posiblemente nos atrajeron más eran el hecho de que la razón debía prevalecer sobre la fe, y que todas las cosas se aprenden a través de la experiencia. Pero aún cuando pareció tener acogidas diferentes dependiendo de las regiones de América Latina a pesar del éxito generalizado, también tuvo sus resistencias. Un hacendado católico venezolano llamado Fermín Toro escribió en contra de esta corriente de pensamiento en 1945, al aparecer como una reacción al viejo orden, eran evidentes las reticencias al cambio. Pero aún quienes estaban en contra no podían dejar de admitir que el positivismo se oponía a la anarquía surgida en el continente

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