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Ensayo osbre La Genealogía de la Moral, Friedrich Nietzsche


Enviado por   •  12 de Febrero de 2018  •  Ensayos  •  4.002 Palabras (17 Páginas)  •  283 Visitas

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Ensayo acerca de:

La Genealogía de la Moral, Friedrich Nietzsche

Introducción

Desde mi punto de vista, considero este tema merecedor de mi mayor atención: La moral. Siendo una guía de la conducta del hombre aceptada como válida, éste la arrastra, desde su aparición en la tierra. Menciono el término “arrastrar” porque a simple vista es un atuendo o un adorno con el que podríamos deleitarnos y deleitar a los demás y sentirnos orgullosos, pero la verdad en estos tiempos tan cambiantes y globalizados es literalmente imposible presumir la moral y no estamparse en ocasiones contra la pared o de menos llevarse un leve raspón en nuestra conciencia.

Como la aprecia Friedrich Nietzsche, según lo percibí, la moral es un juego de buenos contra malos o de tonalidades en blancos y negros, sin colores o matices medios. Este tipo de pensamiento, en mi opinión, los aprecio demasiado cerrado en términos reales. Si bien aporta propuestas de cambios, en ocasiones su lectura se observa deprimente a tal grado que me preguntaba si realmente la existencia del hombre tenía sentido, pues la simple reflexión de, ¿qué pasa si la formación de juicios de valor basados en castas sociales que hasta hoy nos rigen es mala?, y si es así, ¿cuántas generaciones no se han perdido o se perderán por aplicar estos juicios en su diario vivir?

Ésta y muchas preguntas más suenan en mi mente y me detengo a pensar, este punto de vista es el de un hombre, perfeccionista, brillante, demasiado brillante para estancarse en su época, pero también carente de una autentica realidad y contacto social que lo hacía vulnerable ante las actitudes tan contradictorias que el mismo ser humano por su naturaleza muestra.[1]Debo tomarlo solo como una referencia y tratar de comprender su mensaje.

Como punto final de esta introducción solo he de señalar que esa atención ganada al tema, se debe en una buena parte a que yo, al igual que Nietzsche crecí en un ambiente en el que se adoraba y creía en un Dios sobre todas las cosas que uno hiciere, si bien hoy en día sigo creyendo en un Dios, mis modos de expresarlo ya no son fanatizados y llenos de la intolerancia que me enseñaban como pauta para heredar un mejor mundo. Al final, la experiencia gana terreno en la vida y las perspectivas cambian, como la moral. Si Nietzsche en su abstracción y locura final no se detuvo a apreciar esta realidad, para mi en lo personal, resulta útil ver más allá de las filosofías, de lo bueno, de lo malo, de lo que definimos como riqueza, o de lo que definimos como pobreza, de como vivo yo mi vida y me siento en equilibrio y satisfecha no con las personas que me rodean, sino conmigo misma. No en un sentido egoísta, sino como una persona que puede dejar una pequeña huella positiva con sus hijos y con los que a su alrededor se asocien como amigos o simplemente a la gente de paso que ya no se vuelve a ver.

Desarrollo

Nietzsche buscaba primero el origen de la moral y lo asoció, a lo mejor por su propia experiencia a que Dios es el creador de lo bueno y de lo malo, posteriormente ya no buscaba el origen sino el valor de la moral. Estas preguntas son a veces difíciles de entender cuando nuestra comprensión del funcionamiento de las cosas está limitada, sobre todo las relacionadas con las que funcionan en nuestra cultura. Me pongo como ejemplo y en ese aspecto logro entender a Nietzsche y porque sentía esa aberración y a la vez acercamiento a los valores morales, sobre todo los que se aprenden en una iglesia. En mi caso puedo decir que provengo de una familia que me inculcó valores cristianos, encontrados, es decir por un lado la presión evangélica protestante por parte de la mayoría de la familia de mi madre y por otro, sino presión, si un fuerte vínculo a la iglesia católica por parte de mi padre y también de su familia. Si mezclas esto con un carácter moldeable como mi caso, es fácil comprender los principios que por ambas corrientes se me enseñaron, tan parecidos pero tan diferentes en su esencia, era simple, ya que si yo era mala o desobedecía las reglas de la iglesia cualquiera que esta fuera, no era hija de Dios o bien Dios no estaba conmigo. Ese temor se va enraizando y aunque uno no lo quiera, se va adueñando de tu diario vivir al grado de sentir demasiada culpa. Si pudiera preguntarle a Nietzsche si vivió una experiencia personal como la mía en su niñez y adolescencia, siendo hijo y nieto de pastores luteranos[2], y me dijera que no, lo consideraría mentiroso[3]. Él pudo descargar esa culpa y su desenfado a la religión, porque su carácter, más que moldeable, se volvió rebelde hacia todo lo que le inculcaron en su iglesia como bueno[4]. Hoy en día viendo hacia atrás me doy cuenta que esos límites que te imponen o te autoimpones, es una razón para no ser libre y disfrutar la vida. Nietzsche leía y como era de mente prodigiosa, encontraba referencias de otros usos y costumbres, se hacía preguntas, refutaba y volvía a reflexionar. En el caso de la mayoría de las personas, como él menciona, tendemos a volver todo costumbre y tradición, ensalzamos a los líderes sacerdotales, vemos como bueno todo lo que hacemos y malo lo diferente que hacen los demás. Afortunadamente hoy, la cambiante sociedad, la información, la apertura de la tecnología a los hogares, la globalización y otros muchos factores, nos ayudan a ver perspectivas diferentes que de niños no teníamos y nos preparan para ser más abiertos a las diferentes formas de expresión del hombre, como la religión.

El caso de mi esposo es más particular, ya que el no tuvo ninguna otra referencia al crecer que la temática evangélica, fuera de eso el no conocía “el mundo allá afuera” y esa percepción distorsionó todo en él. Afortunadamente para bien, ambos hemos podido cambiar nuestra perspectiva y valores. Él, como Nietzsche, buscó en diferentes perspectivas los valores morales y en ocasiones platicamos lo que consideramos bueno y malo no desde un entorno religioso, sino desde un plano más humano, donde errar sin sentir culpabilidad es más sano que la lastimosa culpa y castigo que te somete la creencia, no a Dios, sino a doctrinas que te hacen sentir presa.

Pero ¿es cierto lo que describe Friedrich Nietzsche acerca de que los nobles establecieron los valores morales y sentaron las bases para que esa moral fuera favorable solo a ellos? ¿Es cierto que la moral de los pobres es una realidad virtual que viven como parte de una futura recompensa que algún día les será dada por las carencias y opresión que vivieron en este mundo? No lo sabemos, pero de lo que he vivido y leí de este hombre, puedo decir que no se equivoca del todo. Hay una frase que utilizamos muy a menudo y es que “la historia la escriben los vencedores”. Si la historia hubiera sido diferente a la de hoy, si el ejército alemán hubiera sido el vencedor en la segunda guerra mundial, si los socialistas hubieran extendido su dominio contrario al capitalismo, ¿el hombre sería igual o peor en sus valores morales? Tal pregunta tampoco tiene una respuesta. No es la intención saber si los alemanes eran mejor que los aliados o viceversa, o si el socialismo es mejor que el capitalismo, es más bien dejar en claro que “él hubiera no existe”, lo demás son conjeturas. Lo que si es un hecho es que la naturaleza humana no sería muy diferente de la que conocemos hoy en día, con contradicciones, con tiempos cambiantes en que lo que hoy resulta bueno, en unos años no lo será y cíclicamente se haría esto para siempre. Por ejemplo, yo recuerdo que de niña, existía publicidad en TV relativa al tabaco o a la comida chatarra y refrescos sin advertencias. Hoy en día, al menos en México, la publicidad de tabaco esta vetada y la de refrescos y comida chatarra tiene restricciones de horario y de advertencias. Hoy es “políticamente correcto” comer más sano o si lo queremos adaptar al tema, es “moralmente mejor” comer sano que comer chatarra, porque así lo dictan las nuevas formas de la sociedad. Hoy en día es aceptable, en ciertas sociedades, el aborto y el matrimonio gay, solo en ciertas, pero al fin y al cabo existe esa libertad que hasta hace unos años atrás era moralmente inaceptable. Entonces ¿qué es la moral y porque tanto interés en un pensador como Nietzsche?, ¿es bueno o malo tenerla?, ¿cuál es su verdad? y ¿qué tipo de moral se debe tener? Creo que encontrarle un valor y tratar de jerarquizar la moral, de la manera sarcástica en que Nietzsche propuso, es algo estúpido, es allí donde uno descubre la verdadera grandeza del pensamiento de este personaje, eso era precisamente lo que Nietzsche aborrece de esa moral, hacer a los humanos como seres hechos en serie o en una planta armadora y pensar que todos actuamos igual. Si bien físicamente somos muy similares, incluso con otros animales de diferente especie, somos demasiado complejos en nuestras funciones racionales. Pregúntale a un ateo que piensa de un creyente y luego pregúntale a un creyente que piensa acerca de un ateo. Las respuestas son similares por las naturalezas de a quienes van dirigidas, pero las reacciones pueden ser diferentes, desde el que te dice con respeto que no le importa dar su opinión, hasta aquel que desearía acabar literalmente y aplastar a aquel que piensa diferente a su dogma (ateo o cristiano por igual).

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