Ensayo sobre la teoría ético-política de platón y la actualidad de los políticos

-Ensayo sobre la teoría ético-política de platón y la actualidad de los políticos

En las obras de Platón encontramos temas que hablan sobre la naturaleza de la retórica. La naturaleza de la retórica, la encontramos en época de Platón, en la habilidad para persuadir a la población, que al igual que hoy, es imprescindible para tener éxito en la política. Platón despreciaba la habilidad de convencer porque la consideraba una simple destreza para producir agrado y placer, lo cual hacía que el político no se preocupase por lo justo o lo injusto, sino por el mero apoyo de la población. Para Platón, la retórica era la sombra de la política, que era un arte. Ante nuestra situación actual, la crítica de Platón sigue siendo válida y su visión de la política como arte merece una nueva consideración.
En primer lugar, para Platón, el objeto de la política es el “bien del alma” de los ciudadanos. Hablando sobre el “bien del alma”, Platón se refiere a la virtud. El deber del político es luchar para que sus ciudadanos sean más virtuosos. En Platón, el ejemplo de virtud era la persona moderada y justa, que controla sus pasiones y guarda un orden interior, para Platón el ejemplo a seguir era su maestro Sócrates al que consideraba como el mejor ciudadano de la polis.

Por el contrario, en la época de Platón, los políticos atenienses no se interesaban por el bien de sus ciudadanos, solo buscaban satisfacer sus placeres, pues no se preocupaban de lo que era justo o injusto, sino que su objetivo era agradar al pueblo para así tener su apoyo. En esta crisis sanitaria del Covid-19, hemos visto cómo los líderes políticos tomaban decisiones no basándose en el bien de la nación, sino en lo que el pueblo quería escuchar o en lo que les iba a dar a los políticos más popularidad, sabiendo que aquellas decisiones podían ser perjudiciales, como por ejemplo en esta pandemia del Covid-19, el determinar cuándo quitar o no las mascarillas.

Dicho esto, para Platón, los políticos no solo debían convencer, sino forzar a sus ciudadanos a ser mejores, tratando de persuadir a los ciudadanos y de llevarlos contra su voluntad a aquello que pueda hacerlos mejores. A primera vista, esto puede sonar a Absolutismo, que llevándolo a un extremo sí puede llegar a serlo, pero no del todo. En nuestra sociedad, se considera que la ley tienes que ser moralmente neutra. Sin embargo, esto es algo utópico, ya que la ley no puede ser neutra y tampoco amoral, ya que el fin del Código Penal es convencernos de que no hagamos actos que alteren el orden social y la justicia. Aunque alguien no esté de acuerdo, estar mucho tiempo en la cárcel lo puede convencer, aunque esto daría lugar a otro debate... Como introducción a este debate, quiero plantear la siguiente pregunta: ¿Es efectivo el sistema de encarcelamiento de una persona para que deje de hacer esos actos que alteran el orden y el bien social? En mi opinión diría que, si la persona que actúa en contra de la legislación, lo hace gravemente y en repetidas ocasiones, esa persona ya está corrompida y no va a cambiar por mucho que este en prisión, sin embargo, para aquellas personas que cometen actos inmorales, pero “leves” creo que, si hay una voluntad de cambiar, el individuo podrá cambiar y reinsertarse en la sociedad.

Volviendo al tema y dicho lo anterior, la ley debe preocuparse por lo que es justo, pues la justicia es el objeto de que las personas tengamos el derecho a algo. Debe garantizar que, a la hora de tener en cuenta nuestros derechos por ley, se pueda otorgar a cada uno lo que le corresponde. Es necesario decir, que la ley regula los aspectos fundamentales para garantizar la convivencia, no está llamada a regular todo dado que, si esto ocurriese, no tendríamos libertad. De esta manera, el político, por medio de la legislación, debe inculcar en sus ciudadanos virtudes básicas para la convivencia.

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