Ensayo ética-Fernando Savater

Pareciera que hablar de ética solo apunta al estudio en los valores académicos y profesionales que tenga cada uno. Incluso obviamos su concepto sin una previa reflexión de lo que significa y peor aún, cuando creemos saber su significado no la llevamos a la práctica. Y Savater lo insinuó...No hay más remedio que elegir y aceptar con humildad lo mucho que ignoramos.

De eso se trata este ensayo, de la interpretación hecha por Fernando Savater quien sabe de las dudas y deseos que queremos disfrutar, de lo justos que queremos llegar a ser, pero también de hacernos entender cuáles son los caminos de la aventura humana. Y la comprensión principal de entender que cuando ante nuestros ojos conceptos que parecieran ser tan simples como la libertad, dignidad, voluntad, conveniencia, motivación, responsabilidad, conciencia, e incluso la comprensión de lo que significa vivir, son tan esenciales, pero invisible ante nuestros ojos. Más aún, pisoteamos la ética (intento racional de averiguar cómo vivir mejor), cometiendo el gran error de concebir estas nociones, únicamente para el ámbito profesional o académico.

Y es que la ética no solo es para los estudios, no es limitante de los ámbitos en los cuales se nos envuelve. Es para toda la vida. Lo único determinante es nuestro programa cultural, que está condicionado por el lenguaje impuesto por hábitos y comportamientos que nos van inculcando ciertas fidelidades. Sin embargo, por nuestro modo de vivir, el ser humano siempre puede optar por algo que no necesariamente deba estar programado como nuestra herencia cultural. De eso se trata la libertad, de ser capaz de optar, querer, decidir o no por algo, independiente del motivo (razón que tengo o creo tener para hacer algo) que exista detrás de cada elección.

En cuanto a nuestra profesión, es grato aceptar la concepción de libertad (ocupación de la ética, decidir y darte cuenta de que estamos decidiendo), que nos induce al esfuerzo de querer ser mejor. Cuanta más capacidad de acción tengamos, mejores resultados podemos obtener de nuestra libertad. También existe esa posibilidad de errar, por lo que nos parece prudente fijarnos bien en lo que hacemos y procuramos adquirir un acierto en el saber vivir, que es a donde verdaderamente apunta la ética, el arte de vivir.

Toda la vida verdadera es encuentro

(Martín Buber, Yo y tú)

Debemos estar conscientes que tenemos que estar decididos a no vivir de cualquier modo, porque no todo da igual, debemos fijarnos en que lo que hacemos, es lo que queremos hacer; ser capaces de tener un desarrollo justo moral y debemos renunciar a buscar coartadas que disimulen que somos libres y por tanto razonablemente responsables de las consecuencias de nuestros actos. Solo así vamos comprendiendo lo que es conveniente (bueno) y no. A fin de cuentas nadie puede ser libre por el otro. En esa misma línea, cuando concebimos lo que es ser libre, vivir, errar, conocemos también, lo que significa aprender, porque los hombres somos una realidad biológica-cultural y por lo mismo, no hay humanidad sin aprendizaje (a través del lenguaje y nuestras acciones). Y eso es la humanización, un proceso recíproco que va significando nuestros aprendizajes, por el único hecho de ser humanos, además, por distintos y únicos que seamos los unos a los otros, somos útiles para la humanidad y cada cual con una función o destino diferente y complementario, en esta misma humanización.

La mayor ventaja que podemos obtener de nuestros semejantes no es la posesión, ni el dominio y el poder de más cosas o personas, sino la complicidad y el afecto de más seres libres. Como lo dijo el autor; la ampliación y refuerzo de nuestra propia humanidad.

Cuando hablamos de lo que es conveniente (bueno) y qué es lo mejor para optar, el autor nos responde la disyuntiva del por qué lo no conveniente es malo.

Y siendo sinceros, es más fácil que comprender lo que significa la ética. Simplemente, lo que esta mal es malo, porque no le deja a uno vivir la vida que quiere. Por algo estamos acá, estudiamos, nos esforzamos, aprendemos, porque queremos ser profesionales (en el ámbito de la salud) y queremos después de todo, ser bueno en lo que hacemos y vivir de eso.

Ser profesional y comprender lo que es la libertad; más bien, tomársela en serio, nos hace responsables. Ser responsable, al final es saberse autenticamente libre para bien y para mal, es estar conscientes de lo real de nuestra libertad, porque cada uno de nuestros actos, nos termina por construir, definir e inventar

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