Epistemología para principiantes, capítulo 2

Historia de las mentalidades

Ortega Gómez Adán Ezequiel

Epistemología para principiantes – Denise Najmanovich

(Capítulo II)

La historia se nos enseña de manera cronológica y lineal, sin tomar en cuenta que las personas de distintos lugares y/o culturas tienen problemáticas distintas y ritmos diferentes, lo cual en realidad puede llegar a perjudicar la manera en que la historia es estudiada. Es por eso que la historia puede estudiarse, e incluso comprenderse, dando saltos por el tiempo: podemos iniciar en la época clásica y pasar a la Edad Media tardía, o viceversa, o pasar por periodos entre ambas sin problemas.

Muchos aspectos que tenemos hoy en nuestras vidas cotidianas surgieron en un principio en polis griegas, en especial Atenas, pero el imperio de Alejandro Magno cambió el contexto político de la antigüedad griega: Atenas pasó de ser una ciudad independiente a formar parte de un vasto imperio. Así fue como el hombre griego pasó de ser partícipe de una asamblea de ciudadanos iguales a ser súbdito de un inmenso imperio, lo que trajo un cambio muy importante en los temas privilegiados en las metodologías y en los estilos de conocimiento. Alfred North Whitehead planteó que en este cambio el filósofo ateniense cedió el paso al erudito y al experto en cultura helenística y, al mismo tiempo, el ciudadano devenía en súbdito.

Poco después de esto surge el escepticismo, término que viene de un vocablo griego que significa “miro alrededor” o “indago”, ya que esa es la propuesta de esta corriente: examinar las posibilidades y límites, las formas y el valor del conocimiento. Dos filósofos importantes para el escepticismo fueron Protágoras y Pirrón, pero no los podemos encasillar en la categoría de escépticos porque estaríamos condenándonos a ver un mundo sin matices ni sutileza: Protágoras vivió durante el Silgo de Pericles, la época de Oro de la Grecia Antigua, así que su concepción de la posibilidad de conocer se caracteriza por un escepticismo débil que abrió la puerta a la compresión de las relaciones entre conocimiento y lenguaje; Pirrón, por otro lado, creó un escepticismo que lo alejó de la sociedad, lo cual fue posible por la actitud individualista extrema que un súbdito imperial puede tomar, en contraste con un ciudadano que su vida tiene sentido en relación con los otros.

Los filósofos griegos detestaban todo lo híbrido, para ellos lo perfecto estaba en lo puro y homogéneo, mientras que los romanos no tuvieron problema en mezclar todo aquello que les resultara útil, formando así el eclecticismo: este expresaba mucho mejor las complejidades con las que los romanos del imperio tenían que lidiar y el espíritu práctico que exigía la gestión política de una multiplicidad de pueblos. Incluso Cicerón, uno de los líderes romanos más apreciados, fue un orgulloso ecléctico. Pero la epistemología en el Imperio Romano comienza a cambiar cuando el emperador Diocleciano, en el 285, comprendió que la autoridad imperial no se podía mantener igual y dividió el Imperio en dos partes. La parte en Oriente fue liderada por él mismo, y logró durar hasta 1453; la parte Occidental fue liderada por Maximiliano, pero cayó en el 476. Sin embargo, antes de esta caída del Imperio de Occidente, ocurrió un acontecimiento fundamental para la historia: Constantino I impuso al cristianismo como religión oficial.

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