Equidad Y Justicia

La equidad (aequus) y la justicia (iustitia) son palabras formadas de cuatro sílabas cada una; son sustantivos que, desde el momento que surgieron como conceptos e ideales nobles en la antigua Grecia, han ocupado muchas mentes e incontables páginas de la historia. Como es natural, nos planteamos las preguntas: ¿Qué es la equidad y la justicia? ¿Cuál es el valor que tienen en la sociedad posmoderna en la cual prevalece la injusticia y la desigualdad? ¿Una sociedad en donde los ricos son cada vez más ricos y los pobres, más pobres?

De antemano, queremos dejar en claro que, en este ensayo no pretendemos centrarnos en el análisis conceptual de equidad y justicia, pues, ello está claramente explicado por Aristóteles y, no pretendemos redundar en lo mismo, sino que deseamos abarcar el tema a manera de reflexión bajo la guía de grandes exponentes de la filosofía y el derecho tales como Lucio Anneo Séneca, Marco Aurelio Antonino Augusto y Emmanuel Kant.

En primer lugar, según el rey filósofo Séneca, se puede hablar de lo justo y equitativo en sentido de la construcción social; es decir, es justo y equitativo aquello que es conveniente para la sociedad, el bien común. Pues, este bien que pertenece a todos, tiene que ser distribuido a cada miembro de la sociedad no tanto según la justicia, o según el dictamen de la ley, como debería de ser, sino según la equidad, o sea según la necesidad de cada quien. Para ello, el gobernante cuya función es administrar la justicia, debe tener la parresia, o sea, la capacidad de decir la verdad, la voluntad de encontrar la medida de las cosas, en base a tres principios: a) la isegoría, esto es, la igualdad de todos los seres humanos para comunicar sus pensamientos, deseos, opiniones de lo bueno y malo que ocurre en la sociedad; b) la isonomía, es decir, la igualdad de derechos en participación civil y política y c) la epimeleia, cuyo significado es el cuidado de sí mismo, la rectitud y la integridad moral que debe tener un gobernante, de tal manera que, si este no se cuida de sí mismo, en sentido de integridad ética y moral, mucho menos va a cuidar a su comunidad; por eso, el gobernante que miente y engaña a quienes está llamado a dirigir, es la expresión máxima de la injusticia y la inequidad, pues, es el traidor de su comunidad que lo eligió como su gobernante. Frente a lo dicho, nos hacemos la pregunta, ¿En nuestra sociedad actual, habrá algún político o gobernante que no mienta y busque siempre actuar con justicia, equidad, integridad ética y moral? La respuesta es un tajante no, o tal vez haya alguno, pero si este no brilla, es lo mismo que nada.

En segundo lugar, según Marco Aurelio, lo justo y equitativo es sinónimo de lo útil, y esto es la felicidad; lo único importante en este mundo es vivir y ser feliz, pero esta felicidad tiene que ser la consecuencia inmediata de una acción justa y equitativa de cada individuo que conforma la sociedad y no únicamente de los gobernantes y de aquellos que administran la justicia; entonces, lo justo y lo equitativo será útil en la medida que busque la felicidad para todos.

Años después, el gran padre de la modernidad, Emmanuel Kant, nos presenta un concepto de justicia muy simple e interesante. Para él, el hombre es pura racionalidad, y como tal, puede encontrar la justicia por medio del pensamiento, pero bajo dos imperativos: el imperativo hipotético y el imperativo categórico. Este último reza: “obra de tal manera que tus actos sean una norma moral para los demás, sin que medie una condición que el obrar mismo”. ¿Qué es lo justo? Es actuar sin que exista el derecho, una ley imperativa que obligue a actuar de una u otra forma, pues por la razón somos dioses, y a través de ella, podemos construir una sociedad completamente justa y equitativa; por la recta razón somos capaces de distinguir entre el bien y el mal y nunca, ante este dilema, elegiremos el

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