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FORMACIÓN ÉTICA DEL MÉDICO DEL SIGLO XXI

yecom4 de Noviembre de 2012

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“FORMACIÓN ÉTICA DEL MÉDICO DEL SIGLO XXI”

Por: LUIS JAVIER CASTRO NARANJO

Vicedecano

Facultad de Medicina

Universidad de Antioquia.

Es muy complejo hablar de la ética del médico del siglo XXI en una Facultad que tiene una tradición de casi 129 años. En ella se formaron muchos egresados y profesores que dedicaron gran parte de su vida profesional a la reflexión ética. De los últimos tiempos podemos destacar a los médicos Luis Alfonso Vélez, Ramón Córdoba Palacios, Jaime Bedoya Restrepo, Juan José Sarmiento y otros, que como Schweitzer al hablar de la ética la definirían admirablemente como “reverencia por la vida”.

Sin embargo, tengo el privilegio de haber sido convocado a este foro no como experto sino precisamente como representante de una institución formadora de recursos de salud y en tal sentido mi exposición refleja una construcción colectiva: “El médico que queremos formar contemplado en la visión curricular”.

La visión es una proyección en movimiento que surge de imaginarios colectivos, como resultado de una participación democrática que identifica y precisa lo que se quiere lograr. La visión está ubicada en el deber ser y en el punto de mayor globalidad. Para llegar a ella se necesita partir de imaginarios individuales, discutirlos y lograr algún tipo de consenso. La visión no es lo que se va a alcanzar sino lo que direcciona los esfuerzos colectivos, se trata de una imagen mental sobre un futuro posible.

Una visión para un nuevo currículo trata de construir una realidad didáctica, análoga a un proyecto de sociedad cultural. Esto significa que cuando se está planteando la visión no solamente se tiene que hablar del futuro, sino que de alguna manera se requiere hacer vivir ese futuro, el cual se convierte en algo realista, creíble y atractivo. En otras palabras, es necesario construir realidades didácticas en las cuales aparezca aquello que se quiere producir o que se desea construir, porque solo vivimos en el presente y el futuro es una representación.

El papel de la Universidad es entonces el de adelantar ese proyecto de sociedad futura, lo que implica que hay que dedicar tiempo a imaginar y a discutir el proyecto de ese futuro deseado para poderlo visualizar. La analogía de una cometa permite captar esta idea: mientras más alto se remonte la cometa, mejor, lo importante es que alguien no corte el hilo. La cometa representa la visión y el hilo es la convicción que tiene el colectivo de que se puede lograr.

La visión proyecta fundamentalmente deseos y valores. Tradicionalmente se han transferido valores, pero ningún modelo de planificación se ha preocupado por los deseos, aunque los deseos movilizan la acción. Por ejemplo, no basta con enunciar los valores éticos del médico sino que es necesario desearlos para que pueda emprenderse la acción. Pero aunque la visión tiene que ser deseada y valorada, es decir, que en ella tienen que circular ideales, no puede ser idealista; al contrario debe ser realista y posible, o por lo menos que quienes participen en ella crean que es posible, porque de lo contrario se eclipsa la visión.

Pero lógicamente entre la visión actual y la situación futura aparecen obstáculos, problemas, oposiciones, deseo de estaticidad. Para tratar de superar los obstáculos surgen las técnicas de prospectiva y de escenarios. La técnica de escenarios permite preparar una trayectoria, creando escenarios optimistas y escenarios pesimistas, con simplemente agregarle un sí condicional al deseo. También permiten que se esté alerta, porque se están considerando diferentes posibilidades y no se está apostando a un escenario único.

Después de un intenso trabajo grupal por parte de los profesores y estudiantes de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia, con base en el proceso de renovación curricular, se llegó a la siguiente visión:

“Formar médicos generales que ante todo sean buenos ciudadanos, éticos y que tengan en cuenta la cultura universal y la singular; muestren capacidad de trabajar en forma interdisciplinaria para intervenir en el proceso salud enfermedad en el contexto del ciclo vital humano, mediante acciones de promoción, prevención, tratamiento y rehabilitación, con el fin de influir sobre la realidad social como agentes de cambio para mejorar la calidad de vida del ciudadano y la sociedad.

Que sean profesionales íntegros en el ser y en el hacer, autónomos, reflexivos, críticos, que sepan escuchar, cuestionar y disfrutar. Con capacidad de construir conocimientos en una relación intersubjetiva, de buscar y analizar la información, así como de utilizar adecuadamente la tecnología.

Que propendan por relaciones democráticas con las personas y con la sociedad y entre todos los estamentos de la comunidad universitaria”.

Es preciso anotar en este momento que cada vez que se recibe un nuevo grupo de estudiantes en la Facultad de Medicina, se realiza un curso de inducción donde se llevan a cabo unos talleres sobre la visión, los propósitos de formación y el nuevo modelo pedagógico. Los alumnos reciben los folletos referentes a la transformación curricular que encierran todos estos contenidos.

En la declaración se enfatiza que la institución se compromete a formar médicos generales que sean éticos y buenos ciudadanos. Como diría Vladimir Zapata, la Universidad forma las personas, los ciudadanos y el profesional competente. Estamos atentos para no formar finalmente los llamados “Bárbaros ilustrados”.

Si se mira a la educación en sus diferentes ámbitos como un proceso de formación integral, hay que tener en cuenta todos sus componentes, sus funciones y relaciones, pues es mediante ella como se recrean los modos de pensar, de sentir y de actuar de las personas que son los encargados de la transformación de la realidad.

La explosión del conocimiento hace cada vez más necesario el trabajo interdisciplinario, transdisciplinario e interinstitucional. Estamos obligados a reconocer nuestros errores y limitaciones y recurrir en forma oportuna al colega que domine la técnica, el área especifica o tenga la experiencia suficiente para buscar el bienestar del enfermo. Ante todo no hacer daño, decían los griegos y este principio rector sigue vigente en Medicina. Debemos evitar la iatrogenia, no incurrir en la dicotomía, ni anteponer intereses comerciales o económicos.

En la propuesta de transformación curricular aparecen las diferentes acciones que realizan los médicos: la promoción, la prevención, la atención y rehabilitación como dimensiones que están presentes en todo el proceso de formación. Esto corresponde a un cambio de paradigmas. Del modelo morbicéntrico, biologista, centrado en la enfermedad a un modelo holístico que considera al ser humano en su totalidad, que tiene en cuenta el mundo de la vida con sus componentes material, subjetivo y social, que va más allá de considerar al hombre como un ser bio – sico- social.

Todas las sociedades son conscientes de que los recursos destinados al sector salud son limitados, son escasos y es mandatorio racionalizar su gasto. En Colombia se dice que el 10% del producto interno bruto se está utilizando para el sector. Sin embargo, los hospitales mantienen una permanente crisis financiera, el instituto de seguros sociales atraviesa por unos de sus peores momentos y la salud de la población no es buena. Sabemos que se produce un mayor impacto sobre el proceso salud – enfermedad con acciones como el saneamiento ambiental, la educación y el desarrollo en general que con el ejercicio de una medicina eminentemente curativa.

Dijimos que la visión proyecta fundamentalmente deseos y valores y declaramos que los médicos generales “sean profesionales íntegros en el ser y en el hacer, autónomos, reflexivos, críticos, que sepan escuchar, cuestionar y disfrutar. Sin embargo, la ley general de seguridad social en salud es puramente economicista, se rige por las leyes del mercado y los criterios de costo–beneficio, costo-efectividad, lleva a una selección adversa de los pacientes a los cuales llama clientes e hizo posible la aparición de los intermediarios en el que consideran el gran negocio de la salud. Al final desaparece el ejercicio liberal de la Medicina, el profesional pierde en gran medida su autonomía y se deteriora la relación médico – paciente.

“Hay que dejar que el paciente hable para que nos diga el diagnóstico“, expresaba Sir William Osler, considerado el padre de la semiología. Ahora es más difícil establecer una comunicación intersubjetiva. El modelo no permite esa relación armónica con el enfermo, es una medicina de prisa que lleva a un consumo exagerado de la tecnología.

Finalmente debemos recordar que el único objetivo de la medicina es aliviar el sufrimiento. El médico pocas veces cura, algunas alivia, pero siempre debe consolar. Esta frase resume el quehacer del médico y también la grandeza y miseria de la medicina.

Bibliografía

1. Comité de Currículo Facultad de Medicina Universidad de Antioquia, La visión curricular, los propósitos de formación y la propuesta pedagógica, Imprenta U de A, Medellín, 1999.

2. Guzmán F, Franco E, Morales MC, Mendoza J. El consentimiento del enfermo en el acto médico, Rev col Cirugía, 1993; 8: 272 – 279

3. Guzmán F, Redondo H - La ley 100 de 1993: El fracaso de otra utopía. Rev Col Cardiología 1998; 4: 204 – 206

4. Vélez, L.A.

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