Etica Kantiana

Para poder entender la ética o las propuestas, tanto de Kant como de Aristóteles, debemos saber y conocer la base de pensamiento de cada uno de ellos; por una parte, está la ética materialista que correspondería con la propuesta aristotélica, y por otro lado la ética formalista que sería con la que se identifica Kant.

La ética materialista, es la que al momento de evaluar el bien o el mal, esto depende de una materia de juicio moral, es decir, que lo que tu encuentres bueno o malo, va a depender sustancialmente de lo que tu consideres como fin último, por lo tanto, si un “acto moral” se ejecuta para poder alcanzar ese fin último, este se consideraría bueno. Esta ética va de la mano con la heteronomía moral, que significa: “ley del otro”, ya que para alcanzar tu fin último, debes seguir una serie de reglas ya impuestas por otros, y mientras más reglas externas a uno, se siguen, mas heterónomo eres.

Por otro lado tenemos la ética formalista, que a diferencia de la ética materialista, es aquella que establece el valor de un juicio moral, sin dependencia de una materia o fin último, sino que apela a lo estrictamente racional; esta ética va de la mano con el concepto de autonomía moral, la cual significa: “propia ley”, que lleva consigo, que al actuar, esto se haga basado en reglas internas o personales y no en lo que los demás pongan como leyes.

Ya que tenemos claro las bases de pensamiento, podemos comenzar a exponer las posturas de de los dos filósofos a tratar.

Como ya mencionado, Immanuel Kant es un exponente de la ética formalista. En el sistema kantiano, es difícil encontrar una respuesta clara a que es lo que Él denomina que es el hombre, pero sin embargo, estudiosos de su filosofía han podido recopilar su bibliografía y estudiarla, dándonos a nosotros, una idea general de su concepción del hombre. Y así la pregunta de que es el hombre, podría encontrar en Kant un significado que sería: el hombre es un ser que puede conocer (dimensión epistemológica), realizar ciertas acciones (dimensión ética) y esperar ciertas cosas (dimensión trascendental).

Para Kant, hay tres maneras de entender la actitud moral del hombre; La primera, es contra el deber, la cual es básicamente ir en contra de la ley. La segunda, es conforme al deber, que se refiere a obedecer la ley, pero por miedo al castigo o a sufrir consecuencias. Y por último, por deber, que implica obedecer la ley por estar de acuerdo con ella y tener deseos de cumplirla.

Kant plantea que el acto moral, o acciones se deben hacer por deber, ya que así lo plantea la razón pura (facultad formuladora de principios); cuando esta razón pura tiene como fin la dirección de la conducta, le estamos dando a la razón un uso práctico, lo que se llama razón pura práctica, pero en Kant esta razón pura practica es muy similar a el concepto de voluntad. Así Kant plantea una construcción de la moral desde un punto de vista que deja de lado las percepciones empíricas, y que propone hacerlo solo desde la razón, formando así un esquema formalista y a la vez autónomo.

Paralelamente el plantea que la razón pura práctica, se evidencia en lo que denominó buena voluntad, y esto, a su vez se ve en las buenas acciones de los hombres. La buena voluntad también determinaría reglas, que pueden ser particulares o generales. En caso de ser reglas particulares, se les denomina máximas, las que son normas personales que sirven de guía para el actuar individual y autónomo dentro de lo privado, por ejemplo, “debo cuidarme para no enfermarme”

Las reglas generales, son los llamados imperativos, que pueden dividirse en dos categorías:

• Imperativos hipotéticos, que son reglas morales que se entienden como un medio para un fin, por ejemplo: valorar el trabajo porque este permitiría obtener dinero, y así uno puede sustentarse; el imperativo hipotético en este caso sería: valorar el trabajo, ya que por ese medio yo puedo obtener dinero.

• imperativos categóricos, son reglas morales, o máximas universales que se transforman en el fin último de la ética

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