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La Etica Kantiana


Enviado por   •  27 de Mayo de 2014  •  2.602 Palabras (11 Páginas)  •  207 Visitas

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LA ÉTICA KANTIANA:

Para Kant es un hecho que lo único objetivamente bueno es una buena voluntad. La inteligencia, el valor, la riqueza y todo lo que solemos considerar valioso dejan de tener valor y se vuelven incluso cosas perniciosas si van acompañados de una voluntad torcida. También la felicidad, meta de muchas teorías éticas, tiene un valor relativo frente a la buena voluntad ya que la felicidad del malvado genera repulsión al observador objetivo como si solo fuéramos dignos de ser felices cuando poseemos una buena voluntad.

Que la buena voluntad es buena incondicionalmente podemos demostrarlo como sigue. La naturaleza no hace nada en vano, si un ser natural posee un órgano para satisfacer una función ese órgano es adecuado y perfecto para esa función. El hombre posee razón e instinto y la razón no tiene solo una función teórica sino también práctica que busca el bien moral. Pero la razón difícilmente nos puede hacer felices, el hombre sabio descubre pronto que todas las preocupaciones que nos muestra nuestro intelecto (muerte, enfermedad, pobreza, incertidumbre...) y que los actos buenos de nuestra razón práctica no conducen a la felicidad; sin embargo, el hombre sencillo haya la felicidad sin necesidad de su razón con su mero instinto. Concluye Kant que si el fin del hombre fuera la felicidad la naturaleza no nos hubiese dotado de una razón práctica que elabora juicios morales que no conducen por sí mismos a la felicidad. De este modo sostiene Kant que el hombre ha sido dotado por la naturaleza de razón práctica para otro fin más alto que la felicidad: el bien moral.

El bien moral se manifiesta claramente en el concepto de deber. La búsqueda de la felicidad o de la riqueza nos fuerza a acciones cuyo valor está condicionado a la consecución de un fin mientras que los actos del deber impuestos por nuestra razón práctica tienen valor por sí mismos. De este modo concluimos que los actos morales no son evaluables por sus resultados porque no son elegidos para alcanzar algo sino por ellos mismos. El resultado de un acto bueno puede ser perjudicial pero el acto seguirá siendo bueno porque lo importante de un acto moral es el principio por el que se realiza.

Para mostrar esto Kant habla de tres tipos de actos: los actos por deber, conforme al deber o contra el deber. Utilizando el famoso ejemplo del tendero Kant nos explica que un tendero puede actuar conforme al deber al no engañar a un niño en su comercio para defender su negocio de la mala fama. ¿Es este acto por deber? No, porque no se ha hecho por sí mismo, no se ha realizado por respeto al deber sino buscando algo; el acto tampoco es contra el deber ya que el tendero no engaña sino que es un acto conforme al deber, es decir, hecho “como si” se obrase guiado por el deber pero realmente guiado por fines espurios. Kant criticará de este modo muchas de las teorías éticas cristianas ya que ser bueno para ser recompensado por Dios en el cielo es igualmente un comportamiento conforme al deber pero no por deber.

Los actos mandados por el deber tienen forma de imperativo categórico. Además del imperativo categórico existen imperativos hipotéticos que mandan algo para conseguir otra cosa, “si quieres ser famoso haz X”, son mandatos condicionados por un fin. El imperativo categórico manda por sí mismo sin fin alguno, por respeto al deber. Si el hombre es capaz de mandarse a sí mismo es claro que es un ser libre; mientras que los demás entes se guían por leyes naturales de causa-efecto el hombre es capaz de ser autónomo, es capaz de decidir por si mismo como actuar con indiferencia del mundo natural de leyes. En esta libertad reside la dignidad específica del ser humano.

El imperativo categórico debe mandar por sí mismo, sin mirar otros objetivos que él mismo por lo que debe ser universal más allá de cualquier circunstancia. De este modo Kant enuncia este imperativo como “obra de tal manera que puedas querer que el principio que guíe tu acción sea un principio universal”. Por ejemplo, si decido eludir las deudas con excusas para no pagar ¿puedo querer que este principio sea universal, es decir, puedo querer que todos los hombres lo sigan? Dice Kant que no es posible querer un mundo así ya que nadie confiaría en nadie y el principio “es bueno eludir las deudas si se puede” se autodestruiría.

El hombre es un ser autónomo y libre, no es por lo tanto un eslabón más de la cadena de causas sino que su libertad moral lo convierte en algo valioso en sí mismo. Mientras que los objetos son “cosas para algo” el hombre es principio de la cadena de causas por lo que tiene dignidad. Así otro modo de enunciar el imperativo categórico podría ser “obra de tal manera que te relaciones con los hombres siempre como fin y nunca sólo como medio”. En el ejemplo anterior veríamos que no es legítimo usar a las otras personas como instrumentos para obtener dinero, las estaríamos usando como medios no como seres valiosos en sí.

Naturalmente la voluntad del hombre busca la felicidad mientras que la razón moral busca el bien por lo tanto en muchas ocasiones se produce el conflicto entre nuestro deseo de felicidad y nuestro deber; cuando esto ocurre el instinto usa de todo tipo de argumentos capciosos para seducirnos e imponerse a nuestros sentimientos morales. Generalmente el hombre vive atrapado en este conflicto por lo que es necesaria la reflexión filosófica sobre el bien moral, para delimitar con claridad la naturaleza del deber frente a los intentos del deseo de felicidad de confundirnos.

La ética de Kant es una ética formal porque mientras que otras teorías éticas han buscado el modo de alcanzar un fin (la felicidad, la tranquilidad, el Cielo...) y son por lo tanto “instrucciones para”, la ética kantiana propone que nos centremos en la forma de nuestras decisiones éticas. A pesar de su rigorismo la ética de Kant no deja de ser una meta noble y un firme alegato a favor de la libertad y la dignidad intrínseca de todos los seres humanos.

Ética Marxista – Introducción

La ética marxista procede de la teología, la filosofía, la biología, la economía, y la historia marxista. Mientras que los humanistas seculares tienen problemas para llegar a un consenso con respecto a sus creencias éticas, los marxistas no—principalmente debido a su determinado enfoque hacia todas las cinco disciplinas referidas al principio. Este enfoque está arraigado en el materialismo dialéctico y la lucha de clases. Aunque no existe ninguna base absoluta para los ideales éticos marxistas, la mayoría de los marxistas creen que la visión dialéctica de la lucha de clases es base suficiente.

Según la dialéctica marxista, todo en el universo—inclusive la sociedad—está en un estado

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