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Eugenesia


Enviado por   •  19 de Mayo de 2015  •  Tesis  •  8.912 Palabras (36 Páginas)  •  296 Visitas

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Presentación

Por parte de la materia de reflexión ética, se ha elaborado un ensayo, dado mismo como una crítica y ponencia de un problema ético, la presentación de su significado, impacto, y razones por la cual debe o no debe existir esta propuesta dada en el dilema ético.

El problema ético que se expondrá se llama eugenesia y su impacto social histórico.

Índice

Justificación

Se ha escogido el tema de la eugenesia por una simple razón, que es el interés del proceso del nacimiento y el manejo del cual siempre se ha tenido sobre ese, y como las nuevas tecnologías interactúan con este proceso tan antiguo como la vida misma, como la tecnología ha cambiado para bien o para mal el nacimiento del hombre. Y sin recaer en clichés de dilemas morales que se desbordan del tema como el aborto. Solo se busca darle un porque al nuevo manejo que se tiene sobre la vida y el nacimiento  

introducción

¿Qué es la eugenesia? ¿Desde hace cuánto existe? ¿es moralmente practicable?

La vida misma siempre va estar en constante cambio, siempre habrá algo que se pierda y algo que se mejoré, existirán procesos que den vida a nuevas cosas, y esto mismo pasa con esta palabra llamada eugenesia, esta significa el buen nacer, pero que significa esto, porque es que necesitamos un buen nacer, todo esto se mostrará detalladamente en este postulado, el porque de la eugenesia y como es que existe desde el proceso ético y antropológico.

Eugenesia: su definición, alcance y objetivos*1

Francis Galton

La eugenesia es la ciencia que se ocupa de todas las influencias que mejoran las cualidades innatas de una raza y también de aquellas que las desarrollan hasta su máximo provecho. Sólo se discutirán aquí la mejora o la conservación [stock] de las cualidades innatas de alguna población humana. ¿Qué se entiende por mejorar? ¿Qué se entiende por la sílaba Eu en Eugenesia, cuyo equivalente en español es bueno? Hay una diferencia considerable entre la bondad en las diversas cualidades y la bondad en el carácter como un todo. El carácter depende en gran medida de la proporción entre las cualidades, cuyo balance puede ser muy influenciado por la educación. Por lo tanto, debemos dejar la moral tan lejos como sea posible de la discusión, no enredándonos con las dificultades casi desesperantes que plantea en cuanto a si un carácter como un todo es bueno o malo. Por otra parte, la bondad o maldad de carácter no es absoluta, sino relativo a la forma actual de la civilización. Una fábula explicará mejor lo que se quiere decir. El escenario es el Jardín Zoológico durante las tranquilas horas de la noche y supóngase que, como en viejas fábulas, los animales son capaces de conversar, y que una criatura muy sabia que tenía fácil acceso a todas las jaulas –por ejemplo, un ratón o un gorrión filósofo– se dedicaba a recoger las opiniones de todo tipo de animales con el fin de elaborar un sistema de moralidad absoluta. No es necesario profundizar en la contrariedad de los ideales entre las bestias que predan y las que son predadas, entre los de los animales que tienen que trabajar duro para su alimentación y los parásitos sedentarios que se aferran a sus cuerpos y chupan su sangre, y así sucesivamente. Se obtendría un gran número de sufragios en favor del afecto materno, pero la mayoría de las especies de peces lo repudiarían, mientras que entre las voces de las aves se escucharía la protesta musical del cucú. Aunque no se pueda alcanzar un acuerdo en cuanto a la moralidad absoluta, lo esencial de la Eugenesia se puede definir fácilmente. Todas las criaturas acordarían en que es mejor estar sano que enfermo, vigoroso que débil, bien equipados [fitted] que mal equipados [ill-fitted] para su parte en la vida. En resumen, que es mejor que ser un buen espécimen en lugar de un mal espécimen de su clase, sin importar de qué clase sea. Lo mismo con los hombres. Hay un gran número de conflictivos ideales de caracteres alternativos, de civilizaciones incompatibles, pero se los necesita para dar plenitud e interés a la vida. La sociedad sería muy aburrida si todos los hombres se parecieran al altamente estimable Marco Aurelio o a Adam Bede* . El objetivo de la Eugenesia es la de representar a cada clase o secta por sus mejores ejemplares y, hecho eso, dejarla elaborar su civilización común a su modo. Fácilmente podría compilarse una considerable lista de cualidades y casi todos, excepto los “excéntricos”, la tendrían en cuenta al seleccionar los mejores ejemplares de su clase. Esta incluiría salud, energía, capacidad, virilidad y disposición cortés. Hay que recordar que las diferencias naturales entre los perros son muy notorias en todos estos aspectos, y que los hombres son tan variables por naturaleza como otros animales en sus respectivas especies. Las aptitudes especiales serían altamente valoradas por quienes las posean, como las facultades artísticas por los artistas, la audacia de la investigación y la veracidad por los científicos, la concentración por los místicos religiosos, etc. Habría auto-sacrificadores [self- *

Fuente: Galton, F. (1909) Eugenics: its definition, scope and aims. En Essays in Eugenics (pp. 35-43). Londres: The Eugenics Education Society. Traducción: Hernán Scholten 1 Leído frente a la Sociological Society [Sociedad Sociológica] en una reunión en la School of Economics and Political Science (London University) [Escuela de Economía y Ciencias Políticas (Universidad de Londres)], el 16 de mayo de 1904. Preside el Profesor Karl Pearson, F. R. S. * Protagonista de la primera novela de George Elliot [pseudónimo de Mary Ann Evans (1819-1880)], descrito como un carpintero de alto, robusto, moral e inusualmente competente [N. del T]. 2 sacrificers], auto-torturadores [self-tormentors] y otros idealistas excepcionales, pero serán mejores miembros de una comunidad que el cuerpo de sus electores. Tendría más de esas cualidades que son necesarias en un Estado, más vigor, más capacidad y mayor coherencia deen sus propósitos. Se puede confiar a la comunidad el rechazo de los representantes de criminales y de otros a quienes considera como indeseables. Vamos a suponer por un momento que la práctica de la Eugenesia pueda elevar, en adelante, la calidad media de nuestra nación a la de su mejor fracción actual y considerar la ganancia. El tono general de la vida doméstica, social y política sería mayor. La raza en su conjunto sería menos insensata, menos frívola, menos excitable y políticamente más previsora que ahora. Sus demagogos, que “actuaban para la vidriera”, actuarán frente a una vidriera más sensible que la actual. Estaríamos mejor equipados [better fitted] para cumplir con nuestras vastas oportunidades imperiales. Por último, los hombres con un orden de capacidades que ahora es muy raro se volverán cada vez más frecuentes, ya que el propio nivel sobre el cual sobresalían habrá aumentado. El objetivo de la eugenesia es proporcionar tantas influencias como pueden ser razonablemente empleadas para hacer que las clases útiles de la comunidad puedan contribuir más que su proporción a la siguiente generación. El curso de procedimiento que se encuentra dentro de las funciones de una Sociedad culta y activa* , como puede llegar a ser la Sociológica, sería algo como lo siguiente: 1. La difusión de un conocimiento de las leyes de la herencia, en la medida en que son conocidas con seguridad, y la promoción de mayor profundidad en su estudio. Pocos parecen darse cuenta en qué medida el conocimiento de lo que podría llamarse el lado actuarial de la herencia avanzó en los últimos años. La proximidad media del parentesco en cada grado ahora admite una definición exacta y un tratamiento matemático, al igual que las tasas de natalidad y mortandad y los demás temas que conciernen a los actuarios [actuaries**]. 2. Investigar históricamente el modo en que las diversas clases de la sociedad (clasificadas de acuerdo a la utilidad cívica) han contribuido a la población en diversos momentos, en las naciones antiguas y modernas. Hay fuertes razones para creer que el ascenso y la decadencia nacional están estrechamente relacionados con esta influencia. Parece ser que la alta civilización tiene tendencia a revisar la fertilidad en las clases altas, a través de múltiples causas –algunas de las cuales son bien conocidas, otras son inferidas y otras son totalmente oscuras. La última clase es aparentemente análoga a la que impide la fertilidad de muchas especies de animales salvajes en jardines zoológicos. Fuera de las cientos y miles de especies que han sido domesticadas, muy pocas son de hecho fértiles cuando su libertad es restringida y sus luchas por la subsistencia son abolidas; las que son fértiles y resultan útiles para el hombre son domesticadas. Tal vez haya alguna relación entre esta acción oscura y la desaparición de la mayoría de las razas salvajes cuando se ponen en contacto con la alta civilización –aunque hay otras y bien conocidas causas concomitantes. Pero mientras la mayoría de las razas bárbaras desaparecen, algunas, como el negro, no lo hacen. Por lo tanto, puede esperarse que se compruebe la existencia de tipos de nuestra raza que pueden ser altamente civilizados sin perder la fertilidad; más aún, quizá pueda llegar a ser más fértil en condiciones artificiales, como es el caso de muchos animales domésticos. 3. La recolección sistemática de los hechos que muestran las circunstancias en que se originaron con mayor frecuencia las familias numerosas y prósperas; en otras palabras, las condiciones de la Eugenesia. Los nombres de las familias prósperas de Inglaterra aún deben ser aprendidos, así como las condiciones en las que surgieron. No podemos esperar hacer avanzar mucho la ciencia de la Eugenesia sin un cuidadoso estudio de los hechos que ahora son accesibles con dificultad, en todo caso. La definición de una familia próspera, como se muestra por el momento al menos, es aquella en la que los hijos han obtenido posiciones * Como se aclara al comienzo del artículo, este texto fue leído frente a la Sociedad Sociológica. ** Se refiere aquí al especialista en la aplicación del cálculo de probabilidades, la estadística y la matemática financiera al análisis del riesgo [N. del T.]. 3 claramente superiores a las de aquellos que fueron sus compañeros en la vida temprana. Las familias pueden ser consideradas “amplias” si contienen no menos de tres hijos adultos varones. No sería una gran carga, para una Sociedad que incluye a muchos miembros que tienen la Eugenesia en el corazón, iniciar y mantener una gran colección de tales registros para el uso de los estudiantes de estadística. El comité encargado de la tarea tendría que considerar muy cuidadosamente la forma de sus circulares y las personas encargadas de distribuirlas. La circular debe lo más simple y breve posible, compatible con la formulación todas las preguntas que puedan ser verdaderamente respondidas y que serían importantes para la investigación. Se debe pedir, al menos en primera instancia, solamente tanta información como se pueda fácilmente y que pueda se pueda leer, suministrada por cualquier miembro de la familia requerida. El punto a determinar es el status de los dos padres en el momento de su matrimonio, de donde hubiera podido predecirse su carácter más o menos eugenésico si el mayor conocimiento que ahora esperamos obtener hubiera existido entonces. Alguna información se necesitará, por supuesto, de su raza, profesión y lugar de residencia; también de sus respectivos parentescos, y de sus hermanos y hermanas. Finalmente, se requerirán las razones por las que los niños merecen tener derecho a una familia “próspera”, para distinguir el éxito digno del indigno. Esta colección manuscrita podría en adelante convertirse en un “libro de oro” de las familias prósperas. Los chinos, cuyas costumbres tienen a menudo mucho más sentido, hacen su retrospectiva de honores. Debemos aprender de ellos para demostrar el respeto que merecen los padres de los niños sobresalientes, los contribuyentes de estos activos valiosos a la riqueza nacional. El acto de recolección sistemática de los registros de las familias prósperas tendría la ventaja adicional de familiarizar al público con el hecho de que la Eugenesia por fin se convirtió en objeto de estudio científico serio por parte de una enérgica Sociedad. 4. Las influencias que afectan al matrimonio. Las observaciones de Lord Bacon en su ensayo sobre la muerte pueden ser apropiadamente citadas aquí. Él dice, con vista a minimizar sus terrores: No hay pasión más débil en la mente de un hombre, pero acompaña y domina el miedo a la muerte. –La venganza triunfa sobre la muerte; el amor la desprecia; el honor la ambiciona; el dolor vuela hacia ella, el miedo la pre-ocupa. Exactamente el mismo tipo de consideraciones son aplicables al matrimonio. La pasión del amor parece tan abrumadora que puede ser considerada una tontería intentar dirigir su curso. Sin embargo, hechos simples no confirman este punto de vista. Influencias sociales de todo tipo tienen un poder inmenso al final, y muy diversas matrimonios inadecuados desde el punto de vista de la Eugenesia son prohibidos socialmente, o incluso muy pocos se concretan considerados con la irracional desaprobación que algunos atribuyen a los matrimonios entre primos. Requeriría un volumen describir la multitud de restricciones matrimoniales que han demostrado ser prohibitivos entre gente incivilizada. 5. La persistencia en el planteamiento de la importancia nacional de la Eugenesia. Hay tres etapas que deben atravesarse. En primer lugar, debe hacerse familiar como una cuestión académica hasta que su importancia exacta sea entendida y aceptada como un hecho; en segundo lugar, debe reconocerse como un tema cuyo desarrollo práctico merece una seria consideración; y en tercer lugar debe ser introducido en la conciencia nacional, como una nueva religión. Hay, de hecho, fuertes demandas por convertirla en un dogma religioso ortodoxo del futuro, ya que la Eugenesia coopera con el funcionamiento de la naturaleza, asegurando que la humanidad estará representada por las razas más aptas [fittest races]. Lo que la naturaleza hace ciega, lenta e impiadosamente, el hombre puede hacerlo providente, rápida y amablemente. Como se encuentra dentro de su poder, se convierte en su deber trabajar en esa dirección, tal y como es su deber socorrer a los vecinos que sufren la infortuna. La mejora de nuestras reservas [stock], me parece uno de los más altos objetivos que podemos intentar razonablemente. Somos ignorantes de los destinos últimos de la humanidad, pero parece completamente seguro que elevar su nivel en el sentido ya explicado es una obra tan noble que sería una vergüenza menospreciarla. No veo ninguna imposibilidad de que la Eugenesia se convierta en un dogma religioso entre la humanidad, pero primero deben resolver diligentemente sus detalles en el estudio. El exceso de celo que lleva a una acción precipitada podría hacer daño, manteniendo expectativas de una próxima edad de oro, lo que sin duda sería falsificado y haría que la ciencia fuera desacreditada. El punto primero y principal es garantizar la aceptación intelectual general de la Eugenesia como un estudio esperanzador y de la mayor importancia. Entonces dejar que sus principios funcionan en el corazón de la nación, que poco a poco dará efectos prácticos en formas que no se pueden prever completamente.

NUEVA SÍNTESIS CIENTÍFICA

DE LA HISTORIA DE LA HUMANIDAD

JARED DIAMOND

Me he asignado la modesta tarea de intentar explicar el patrón general de la historia de la humanidad en todos los continentes durante los últimos 13.000 años. ¿Por qué siguió la historia cursos de evolución tan distintos para los pueblos de los distintos continentes? Éste es un problema que me ha fascinado durante mucho tiempo. Pero ahora, gracias a los recientes avances en muchos campos aparentemente alejados de la historia -tales como la biología molecular, la genética vegetal y animal, la biogeografía, la arqueología y la lingüística- es el momento propicio para hacer una nueva síntesis. Como todos sabemos, los euroasiáticos, y especialmente los pueblos de Europa y del este de Asia, se han extendido por el globo terráqueo y han dominado el mundo moderno en cuanto a riqueza y poder. Otros pueblos -entre ellos la mayoría de los pueblos de África- sobrevivieron a la dominación europea y se han liberado de ella, pero en cuanto a riqueza y poder continúan a la zaga. Y hay todavía otros pueblos, entre ellos los habitantes indígenas de Australia, de las Américas y del sur de África, que ni siquiera son ya dueños de sus propias tierras, y que han sido diezmados, subyugados o exterminados a manos de los colonialistas europeos. ¿Por qué tomó la historia ese rumbo, en lugar del contrario? ¿Por qué no fueron los nativos americanos, africanos y los aborígenes australianos quienes conquistaron o exterminaron a europeos y asiáticos? Esta crucial pregunta puede llevarse fácilmente un paso más atrás. Para el año 1500, fecha aproximada en que se inició la expansión europea de ultramar, los pueblos de los distintos continentes diferían ya mucho entre sí en tecnología y organización política. Mientras gran parte de Eurasia y del norte de África estaba ocupada por estados e imperios que vivían en la Edad de Hierro -algunos incluso muy próximos a la industrialización-, dos pueblos indígenas americanos, los incas y los aztecas, gobernaban imperios que utilizaban herramientas de piedra y empezaban en aquellos momentos a experimentar con el bronce. Había algunas partes del África subsahariana divididas en pequeños estados nativos, que se encontraban también en la Edad de Hierro y estaban gobernados por jefes locales; pero todos los pueblos de Australia, Nueva Guinea y las islas de Pacífico, al igual que muchos pueblos de las Américas y del África subsahariana, seguían siendo ganaderos, o incluso cazadores y recolectores aún, y empleaban herramientas de piedra. Es obvio que aquellas diferencias existentes en el año 1500 fueron la causa inmediata de las desigualdades del mundo moderno: los imperios que disponían de armas de hierro conquistaron y exterminaron a las tribus que utilizaban la piedra únicamente. Pero ¿cómo evolucionó el mundo para que en el año 1500 fuera aquélla la situación?

También esta pregunta puede llevarse fácilmente un paso más atrás, con la ayuda de la historia escrita y los descubrimientos arqueológicos. Hasta el final de la última Glaciación, alrededor del año -11000, todos los seres humanos de todos los continentes eran todavía cazadores-recolectores y vivían en la Edad de Piedra. Fue el diferente ritmo de desarrollo de los distintos continentes desde el año -11000 hasta el 1500 el que produjo las desigualdades existentes en esta última fecha. Mientras los aborígenes australianos y muchos pueblos nativos de América continuaron siendo cazadores-recolectores y viviendo en la Edad de piedra, la mayoría de los pueblos europeos y muchos pueblos de las Américas y del África subsahariana desarrollaron progresivamente la agricultura, la ganadería y la metalurgia, así como una compleja organización política. Algunas partes de Eurasia, y una pequeña parte de las Américas, desarrollaron además una escritura indígena. Pero cada uno de estos progresos apareció antes en Eurasia que en ningún otro lugar. Y después de leer todo esto, podemos ahora expresar de otra manera nuestra pregunta sobre la evolución de las desigualdades del mundo moderno. La pregunta sería: ¿por qué ha sido tan diferente el ritmo de la evolución humana en los distintos continentes durante los últimos 13.000 años? Esa diferencia de ritmos constituye el patrón más global de la historia, el mayor problema no resuelto de la historia, y el tema sobre el que trata este artículo. Los historiadores suelen huir de este tema como de la peste, a causa de sus aparentes connotaciones racistas. Mucha gente, o incluso la mayoría de la gente, da por sentado que la respuesta implica diferencias biológicas del coeficiente intelectual medio, CI, de unos y otros pueblos del mundo, aun cuando de hecho no hay ninguna prueba de que dichas diferencias de CI existan. Incluso el formular la pregunta de por qué los distintos pueblos tuvieron una historia distinta, a muchos nos resulta monstruosa, pues parece querer justificar lo ocurrido en la historia. La realidad es que estudiamos las injusticias de la historia por la misma razón que estudiamos el genocidio, y por la misma razón que los psicólogos estudian las mentes de los asesinos y los violadores: no para justificar la historia, el genocidio, el asesinato y la violación, sino para comprender cómo llegan a ocurrir actos tan abominables, y luego utilizar esa comprensión para evitar que sucedan otra vez. En caso de que el hedor del racismo le haga a usted sentirse todavía incómodo ante la idea de explorar este tema, simplemente reflexione acerca de la razón oculta por la que tanta gente acepta explicaciones racistas del patrón general de la historia: no tenemos una explicación alternativa convincente. Hasta que la tengamos, la falta de opciones hará que las teorías racistas sigan siendo el principal polo de atracción. Y eso nos deja con una gran laguna moral, lo cual constituye la más poderosa razón para abordar este tema tan escabroso.

El patrón general de la historia -concretamente, las diferencias entre las sociedades humanas en los distintos continentes- me parece a mí que puede atribuirse a las diferencias medioambientales entre unos continentes y otros, y no a diferencias biológicas entre las personas en sí. La disponibilidad de especies vegetales y animales salvajes que fueran aptas para la domesticación, y la facilidad con que esas especies pudieron extenderse sin encontrar climas inadecuados tuvo un papel decisivo en el diverso ritmo de aparición de la agricultura y la ganadería; aparición que, a su vez, contribuyó decisivamente al incremento en número de la población humana, de la densidad de población, y a los excedentes de alimentos; hechos todos ellos que, asimismo, influyeron de un modo crucial en el desarrollo de las enfermedades infecciosas, en la escritura, la tecnología y la organización política. Además, la historia de Tasmania y de Australia nos advierte de que las áreas diferenciadas y el aislamiento de los continentes, al determinar el que existan o no sociedades en competencia y el número de éstas, puede haber sido otro importante factor en el desarrollo humano. Como biólogo que practica en el laboratorio una ciencia experimental, me doy cuenta de que algunos científicos quizá se inclinen a desechar estas interpretaciones históricas por considerarlas especulaciones indemostrables, ya que no se basan en experimentos replicados en el laboratorio. La misma objeción se podría hacer a la investigación de cualquiera de las ciencias relacionadas con la historia, como la astronomía, la biología evolutiva, la geología o la paleontología; objeción que puede aplicarse, desde luego, al campo de la historia en su totalidad y a la mayoría de las demás ciencias sociales. Ésa es la razón por la que incomoda un poco considerar la historia como una ciencia, y por lo que se la clasifica como ciencia social, lo cual viene a decir que no es del todo científica. Pero recordemos que la palabra "ciencia" no se deriva del término latino equivalente a "experimento reproducido en el laboratorio", sino de la palabra latina scientia, que significaba "conocimiento". En la ciencia buscamos conocimiento a través de cualquier metodología apropiada que esté a nuestro alcance. Hay muchos campos que nadie duda en considerar ciencia, pese a que hacer una reproducción experimental en el laboratorio sería inmoral, ilegal o imposible. No podemos manipular ciertas estrellas y mantener otras como patrón; no podemos originar y detener glaciaciones, y no podemos diseñar y hacer evolucionar experimental - mente a los dinosaurios. Sin embargo, podemos alcanzar una formidable comprensión en esos campos a través de otros mé- todos; lo cual significa que, sin duda, deberíamos ser capaces de comprender también la historia de la humanidad, puesto que la introspección y los manuscritos hallados nos permiten intuir con mucha mayor claridad el comportamiento de los antiguos seres humanos que el de los antiguos dinosaurios. Por eso, soy optimista y creo que finalmente encontraremos explicaciones convincentes a estos patrones generales de la historia de la humanidad.

LA VERDAD SOBRE LA NATURALEZA HUMANA HELENA CRONIN Las preguntas que me hago en este momento se refieren a la conexión entre dos cuestiones: por un lado está lo que la ciencia nos cuenta sobre cómo han evolucionado las diferencias entre hombres y mujeres, es decir, lo que sabemos por la teoría darwinista moderna, y por otro está la percepción de la ciencia que tiene el público, notablemente negativa y plagada de malentendidos. Desde luego que cuando la teoría de la evolución se aplica a nuestra especie provoca siempre oposición; pero cuando se habla de las diferencias entre los sexos... entonces la hostilidad y las tergiversaciones son ya un asunto muy serio. Todo ello nace de haber entremezclado la ciencia y la política. La gente parece pensar que, si a uno no le gustan las implicaciones ideológicas que cree ver en un postulado científico, es libre de rechazar la ciencia y sustituirla por su propia versión improvisada. Ya sé que suena ridículo. La ciencia no tiene implicaciones ideológicas; simplemente nos cuenta cómo es el mundo, y no cómo debería ser. Luego, si es una justificación, un juicio moral o cualquier afirmación en tono de autoridad lo que surge como conclusión de unas premisas puramente científicas, lo que uno ha de hacer, obviamente, es desafiar la lógica del razonamiento, no rechazar las premisas. Por desgracia, la gente se indigna hasta tal punto con la conclusión que acaba rechazando la ciencia y no la falacia. La "implicación" que parece preocupar a la mayoría de la gente es el llamado determinismo genético: la idea de que si la naturaleza humana fue moldeada por la evolución, eso significa que está fijada y tenemos que cargar con ella; no hay nada que hacer. Por lo tanto, nunca podremos cambiar el mundo y hacerlo como nos gustaría que fuese; nunca podremos establecer sociedades más justas: la creación de normas y la política son inútiles. Bien, eso es un completo malentendido, pues no hace distinciones entre la naturaleza humana -lo que ha resultado de nuestra evolución psicológica- y la conducta que resulta de ella. Es indudable que la naturaleza humana está fijada: es universal e inalterable, común a cada ser que nace, todo a lo largo de la historia de nuestra especie. Sin embargo, la conducta humana que esa naturaleza genera es infinitamente variable y diversa. Después de todo, unas leyes fijas pueden originar una interminable gama de resultados. La selección natural nos proveyó de las leyes fijas -leyes que constituyen nuestra naturaleza humana-y dio a esas leyes la capacidad de generar una conducta sensible al medio ambiente. Por lo tanto, la respuesta al determinismo genético es bien simple: si queremos cambiar la conducta, basta con que cambiemos el medio ambiente. Y para saber qué cambios serían apropiados y efectivos, uno debe conocer esas leyes darwinistas; sólo se necesita comprender la naturaleza humana, no hace falta cambiarla. Los estudios clásicos de Margo Wilson y Martin Daly sobre el homicidio ilustran esto claramente. Los índices de homicidio varían enormemente dependiendo de las distintas sociedades. Durante los años setenta y ochenta, cuando el índice de asesinatos en Chicago era de 900 al año por millón de habitantes (entre personas del mismo sexo y sin relación de parentesco), el índice en Inglaterra y Gales era de 30, y en Islandia apenas si se cometía ninguno. Algo que resulta muy evidente al estudiar el patrón de los asesinatos es que los genes, la naturaleza humana, no se diferencian en los distintos lugares; aunque los índices son espectacularmente diferentes, el patrón es exactamente el mismo. Si en el gráfico de Chicago comprimimos los ejes de edad y sexo de los asesinos y lo colocamos sobre el gráfico de Inglaterra y Gales, las curvas encajan a la perfección: el abrumador resultado que muestran es el de jóvenes que matan a otros jóvenes; que empiezan a hacerlo, tienen su momento álgido, y dejan de hacerlo exactamente a la misma edad. La diferencia entre un índice y otro son los distintos ambientes; y éste es un dato crucial a la hora de tomar medidas. Vemos que el factor de nuestras mentes evolucionadas que determina la diferencia de índices en los distintos entornos es la propensión universal del macho a ser altamente competitivo, factor que en condiciones extremas puede conducir al homicidio. Esto nos habla de las condiciones que necesitamos crear para reducir los índices de asesinato. Así, es comprensible que el enfoque darwinista, lejos de ser determinismo genético, haya llegado a considerarse (con sólo un poco de ironía) "una disciplina medioambiental". El determinismo genético alienta la idea de que los genes forman parte del proceso causal, luego para cambiar los resultados es necesario dar un pellizco a los genes: hay que modificar esa causa concreta. Es una idea francamente extraña. No hay razón para que uno no pueda intervenir en cualquier parte del proceso causal, para que cualquier alteración deba comenzar por los genes. Como hemos visto en cuanto a los índices de asesinato, cuando tratamos con los universales de la naturaleza humana, el medio ambiente es el lugar obvio donde se ha de intervenir, pero esto puede ser válido también incluso cuando tratamos con las diferencias genéticas entre personas. Hay diferencias genéticas, por ejemplo, en la propensión a desarrollar diabetes en la edad adulta. En un medio donde la gente se alimenta de comida tradicional -baja densidad de calorías, abundancia de fibra, índice bajo de grasas y azúcarnadie desarrolla este tipo de diabetes. Sin embargo, en cuanto a esa misma población se la somete a una dieta moderna, se hace evidente de inmediato qué personas tienen mayor disposición hereditaria a la enfermedad. Análogamente, podría haber diferencias en la inclinación del hombre a competir; pero, aun así, en los ambientes apropiados -más Islandia que Chicago- esas diferencias apenas se apreciarían en las estadísticas de homicidios. Hay muchas otras nociones que se han ido metiendo en el saco del determinismo genético, relacionadas con el libre albedrío y la responsabilidad, con el dominio sobre la propia vida, etcétera; ahora bien, todavía estoy por descubrir una sola interpretación del determinismo genético que entrañe ninguna de las implicaciones que a la gente tanto le preocupan. Al contrario, resulta que cualquier cosa que pueda aplicarse a los genes puede igualmente aplicarse al medio ambiente; luego si la gente tiene miedo del determinismo genético debería preocuparse igualmente por el determinismo medioambiental. Este pensar temeroso aplicado a las diferencias entre los sexos ha despertado una vehemente disconformidad con la idea misma de que haya habido una evolución de las diferencias entre hombres y mujeres, oposición que han encabezado especialmente las feministas. El "feminismo" abarca, desde luego, multitud de puntos de vista. A menudo no tienen mucho en común las recalcitrantes marxistas de la izquierda británica, lasgeneradoras de la jerga "posmoderna", y la gran ejecutiva que se sacude de las hombreras las motas de polvo depositadas al atravesar la última barrera en su ascenso hasta la cima; pero en lo que sí concuerdan la mayoría de las escuelas feministas es en el antidarwinismo. Incluso las llamadas "feministas de la diferencia", que "celebran" el "nosotras" frente al "ellos/ ellas", prefieren inventar diferencias que diferir de la ciencia. Me parece todo ello tan desalentador..., y como darwinista y feminista, doblemente desalentador. Creo que esta restricción nace de la vaga creencia de que no puede haber justicia sin idéntica igualdad; y digo "vaga" porque en cuanto se pronuncia la frase se ve que es obviamente una falacia. No obstante, la mayoría de las corrientes del feminismo se han comprometido de algún modo con la idea de que si hombres y mujeres son en cualquier sentido fundamentalmente distintos eso minará la búsqueda de una sociedad justa e igualitaria. Lo que originariamente inspiró el feminismo fue la idea de que las mujeres no debían ser discriminadas por el hecho de ser mujeres, es decir, en aquellos casos en los que ser hombre o mujer era irrelevante: se les prohibía asistir a la universidad, ser propietarias de bienes inmuebles, o votar, no por que carecieran de capacidad para ello, sino por ser mujeres. Pero aquella inspiración original acaba distorsionándose gravemente cuando se niega la evolución de las diferencias entre los sexos. Las cosas han llegado a un punto en el que es casi una exigencia que haya una representación al 50% de hombres y mujeres en todas partes -universidades, centros de trabajo, la política, el deporte, el cuidado de los niños-, y si las mujeres no están representadas en igualdad, se culpa de ello exclusivamente al sexismo. Bueno, tanto si el sexismo interviene como si no, lo cierto es que ha habido una evolución de las diferencias entre los sexos, y esa diferencia existe: en cuanto a tendencias, habilidades, valores, intereses y ambiciones.

La política social que no hace distinciones entre los sexos no es imparcial; no es más justa, sino menos. ¿Por qué dar por sentado, por ejemplo, que las niñas y los niños aprenden de la misma manera? Si tomamos el caso, digamos, de las matemá- ticas, área académica donde las diferencias entre uno y otro sexo son más extremas, la ventaja de los muchachos probablemente se deriva de una superioridad innata en el pensar mecánico y tridimensional. Existen ya pruebas de que las niñas mejoran considerablemente si se les enseña de un modo que sortee este obstáculo. Esta es la clase de consideración que a una política educativa justa debería importarle. Y lo mismo puede decirse con respecto a la ley, el lugar de trabajo, la planificación económica o cualquier campo para el que se cree una política social. Nuestra política social debe hacer frente a un mundo que está cambiando a gran velocidad, y esos cambios incluyen también el de las relaciones entre los sexos, debidas a hechos como el creciente desempleo masculino; el que las mujeres tengan por fin recursos suficientes para asumir solas la maternidad y la crianza; el que, a medida que su estatus se eleva, muchas mujeres descubran que el círculo de potenciales parejas se reduce; las desigualdades cada vez más grandes, que relegan de modo permanente a sectores considerables de hombres a un bajo estatus, y la creciente aceptación de que los sistemas legales no deben tratar a las mujeres como a pertenencias del hombre. ¿Cómo reaccionará nuestra psicología en evolución nuestras mentes de la Edad de Piedra- a estos cambios? ¿Qué será lo importante para el hombre y para la mujer? ¿Puede la teoría darwinista contribuir de algún modo a la política social? ¿Cómo podría no hacerlo? Soy consciente de que lo que digo se considera polémico, pero no debería ser así. Hablo simplemente de ciencia... y simplemente alego modestamente que la política debería estar basada en el conocimiento. En realidad, el veredicto habría de ser a la inversa. Habría de ser la gente que está siempre dispuesta a hablar sobre política y sociedad sin saber absolutamente nada de la naturaleza humana la que se considerara polémica. Pero, por desgracia, la ciencia está ampliamente infravalorada. Creo que una de las razones es el familiar azote del relativismo (sobre todo en sus recientes encarnaciones: el posmodernismo y toda la recua). Ciencias aparte -pues éstas tienen una inmunidad incorporada-, el relativismo se ha extendido peligrosamente en el ámbito académico -y me refiero a personas influyentes que instruyen a las futuras generaciones de personas influyentes. Como resultado, la actitud general hacia la ciencia es deplorable. El punto de vista dominante es que no hay estándares universales para juzgar la verdad o falsedad de algo, ni siquiera su validez lógica; que la ciencia no progresa; que no hay nada particularmente distintivo en el conocimiento científico, etcétera. Uno de los motivos por los que tantas críticas del darwinismo ajenas a la lógica, ajenas a los hechos y a las estadísticas, han encontrado audiencia es esta actitud de que «la ciencia es sólo un punto de vista más, luego soy libre de adoptar el mío propio, cualquiera que éste sea». Lo que es peor aún es que esta actitud suele tenerse por liberal, indicio de una mente abierta; a la ciencia, en contraposición, se la considera autoritaria y triunfalista. Pero lo que caracteriza a la ciencia sobre todo lo demás es su método crí- tico: cuando los científicos discrepan, hay medios objetivos para decidir entre sus opiniones. Las teorías deben poder demostrarse, y después pasar una serie de pruebas. Las cuestiones no siempre están netamente definidas, pues la ciencia no es un proceso instantáneo, ni es, por supuesto, infalible. Pero es con mucho el mejor que tenemos, y ha realizado hasta el momento un trabajo asombroso y admirable. Una vez que la gente comprenda cómo trabaja el método científico y por qué es tan poderoso, empezará a apreciarse que realmente hay una inmensa distinción entre la ciencia y la no ciencia. Ahora bien, hay que decir que el poder de la teoría evolucionista no se valora debidamente ni siquiera en el ámbito de la ciencia. Ha pasado siglo y medio desde la publicación del Origen de las especies y la teoría darwinista no ha penetrado aún en muchas áreas de la biología. Incluso entre aquellos bió- logos que sí han adoptado un enfoque adaptacionista, son muchos los que lo abandonan con bastante premura cuando se ha de aplicar a nuestra propia especie, principalmente cuando se tocan temas como nuestra psicología o nuestra conducta, y má- xime cuando se trata de diferencias entre los sexos. A veces todo esto me recuerda a la actitud antidarwinista del siglo xix y principios del xx, período al que se ha llamado "el eclipse del darwinismo". La biología estaba plagada de un empirismo vulgar que despreciaba las explicaciones adaptacionistas por considerar que eran teleológicas, es decir, que iban más allá de la ciencia, y por tanto no eran ciencia genuina. Así que el problema no está sólo en la percepción del darwinismo y de las diferencias entre los sexos que tiene el público; hay muchos científicos que se niegan a dejarse persuadir. Pero mientras aquel primer rechazo del darwinismo tuvo un carácter más bien trágico, éste parece cada vez más una farsa. Está clara la dirección que la historia de la ciencia toma a partir de aquí.

¿SOMOS CIBORGS NATOS?

ANDY CLARK

Mi cuerpo es un campo electrónico virgen. No necesito incorporarle una pastilla de silicio, hacerle un implante de retina o de cóclea, ponerle un marcapasos. Ni siquiera uso gafas. Sin embargo, voy con virtiéndome cada vez más en un ciborg. Y también usted. Muy pronto, y sin necesidad tampoco en esta ocasión de cables, cirugía o cualquier otra alteración física, seremos parientes de los Terminator, La mujer biónica o... simplemente rellene usted los puntos suspensivos con su ciborg de ciencia-ficción favorito. Quizá ya lo seamos. Porque al hablar de ciborgs, no me refiero a una superficial combinación de carne y cables, sino a algo mucho más profundo; hablo de ser simbiontes humano-tecnológicos: sistemas que piensan y razonan, cuya mente e identidad se extiende a la totalidad del cerebro biológico y del sistema de circuitos no biológicos. Tal vez esto suene a jerigonza futurista; y no me importa confesar que escribí el párrafo anterior con la intención en parte de captar la atención del lector, ¡incluso utilizando para ello la peligrosa vía de cortejar su reprobación inmediata! Pero lo cierto es que creo que ésa es simple y literalmente la verdad. Creo que es por encima de todo una verdad científica, el reflejo de una serie de importantes hechos relacionados (¿paradójicamente?) con nuestra naturaleza especial y tan particularmente humana. Y no creo en modo alguno que esta tendencia a la hibridación cognitiva sea un avance de los tiempos modernos, sino más bien un aspecto de nuestra naturaleza humana, tan básico y ancestral como la facultad del habla y que ha ido extendiendo incesantemente su territorio desde entones. Es posible apreciar cierto "rastro fósil cognitivo" de nuestra cualidad de ciborgs en la procesión histórica de nuestras poderosas tecnologías cognitivas que comienzan con el habla y la enumeración: primero se plasman en texto y números escritos, después en las primeras producciones impresas (en imprentas sin movilidad de caracteres), más adelante en las revolucionarias imprentas de caracteres móviles y la prensa, y en la época más reciente en los códigos digitales que reúnen texto, sonido e imagen en un formato uniforme y ampliamente transmisible. Dichas tecnologías, una vez que entran en funcionamiento en los diversos aparatos e instituciones de nuestro entorno, hacen mucho más que posibilitar el almacenamiento externo y la transmisión de ideas: constituyen una mejora del nivel de las prestaciones mentales, una convulsión cognitiva que modifica y transforma la arquitectura de la mente humana. Y lo que es más, el uso, el alcance y el poder transformador de estas tecnologías cognitivas van en continuo aumento. Una nueva ola de tecnología, perceptiva y personalizada, tal vez pronto lleve este ancestral proceso a su culminación, al estar nuestras mentes e identidades cada vez más entremezcladas en una matriz de máquinas, herramientas, accesorios, có- digos y objetos diarios semiinteligentes. En realidad, los humanos siempre hemos sido expertos en adaptar nuestras mentes y habilidades a la forma de las herramientas y soportes del momento. Pero cuando son esas herramientas y soportes los que empiezan a adaptarse a nosotros -cuando nuestras tecnologías activa, automática y continuamente se amoldan a nosotros igual que nosotros nos amoldamos a ellas-, la línea entre la herramienta y el usuario es muy, muy fina. Dichas tecnologías serán menos una herramienta que una parte del aparato mental de la persona. Continuarán siendo herramientas sólo en el débil y, en definitiva, paradójico sentido en el que mis propias estructuras neurona- Íes que funcionan en el nivel inconsciente (el hipotálamo, el córtex parietal posterior) son herramientas. No es que yo "use" realmente el cerebro, sino que el funcionamiento del cerebro forma parte de lo que me hace ser quien soy y como soy. Lo mismo sucede con estas nuevas olas de tecnologías perceptivas e interactivas; a medida que nuestros mundos se vuelven más perspicaces y van conociéndonos cada vez mejor, es cada vez más difícil precisar dónde acaba el mundo y dónde empieza la persona. ¿Cuáles son estas tecnologías? Son muchas y variadas. Incluyen potente maquinaria portátil que conecta al usuario con una Red de ámbito mundial cada vez más receptiva; pero incluyen también -y quizá en última instancia esto sea más importante- la gradual optimización e interconexión de los muy diversos objetos de uso diario que llenan nuestras casas y oficinas. Mi objetivo inmediato, sin embargo, no es hablar acerca de la nueva tecnología, sino hablar de nosotros: de nuestro sentido del "yo" y de la naturaleza de la mente humana. La cuestión no es hacer conjeturas sobre lo que podríamos llegar a ser en un futuro próximo, sino valorar más lo que ya somos: criaturas cuyas mentes son especiales precisamente por estar diseñadas para combinarse y encajar con los ardides neuronales, corporales y tecnológicos. La mejor forma de explicar el papel de las tecnologías cognitivas es definiéndolas como partes profundas e integrantes de los sistemas para la resolución de problemas que constituyen la inteligencia humana. La mejor forma de concebirlas es como partes del aparato computacional que constituye nuestras mentes. Si no siempre somos capaces de ver esto, o si la idea parece fantasiosa o absurda, es porque somos presas de un simple prejuicio: el prejuicio de que cualquier aspecto importante de la mente debe depender sólo de lo que sucede dentro del saco de piel biológico, dentro de la milenaria fortaleza que son la piel y el cráneo. Pero esta fortaleza se ha construido para que abramos una brecha en sus muros; es una estructura cuya virtud reside en parte en su capacidad de orientar delicadamente sus actividades a una colaboración con fuentes de organización externas, no biológicas, para (originariamente) resolver mejor los problemas de la supervivencia y la reproducción.

El aprendizaje no sólo modifica la base de conocimiento para una determinada máquina computacional, sino que modifica la arquitectura computacional interna misma. Así pues, el medio ambiente lingüístico y el medio tecnológiEl aprendizaje no sólo modifica la base de conocimiento para una determinada máquina computacional, sino que modifica la arquitectura computacional interna misma. Así pues, el medio ambiente lingüístico y el medio tecnológisarrollo de la computación y la representación. La maquinaria de la razón humana contemporánea está biológicamente arraigada en una dinámica de desarrollo progresivo, mientras simultáneamente tiene una existencia al otro lado de un escarpado precipicio, en el espacio cognitivo-arquitectónico. En suma, el proyecto de comprender el pensamiento y el razonamiento humanos muy a menudo tiende a interpretarse mal. Se interpreta erróneamente como el proyecto de comprender qué tiene el cerebro humano de especial. No hay duda de que nuestros cerebros tienen algo de especial. Pero comprender nuestro peculiar perfil de razonadores, pensadores y conocedores de nuestros mundos requiere una perspectiva aún más amplia: una que se centre en múltiples cerebros y cuerpos que operan en ambientes especialmente construidos y repletos de artefactos, símbolos externos y toda clase de variegados andamiajes de la ciencia, el arte y la cultura. Comprender qué es tan característico de la razón humana implica comprender las contribuciones complementarias tanto de la biología como (en líneas generales) de la tecnología, así como las densas pautas de recíproca influencia causal y coevolutiva que actúan entre ellos. No podemos vernos bien a nosotros mismos hasta que nos veamos como auténticos ciborgs de la naturaleza: híbridos cognitivos que repetidamente ocupan regiones de un espacio diseñado en exclusiva, radicalmente distintas de aquéllas de nuestros antepasados biológicos. La tarea más ardua, por supuesto, es la de transformar todo esto que ahora es meramente un esbozo impresionista en una equilibrada explicación científica de la mente extendida..

La naturaleza humana,

Steven Pinker

) "El instinto del lenguaje", es un recuento de cómo los niños aprenden el lenguaje, del proceso de construccion del cerebro para aprender el lenguaje, enfatizando que el lenguaje es una adaptación biológica modelada por la selección natural. Pinker que va mas alla de la proposicion de Chomsky (lenguaje: Facultad innata de la mente), sugiere la existencia de un módulo mental evolutivo para el lenguaje, añadiendo que muchas otras facultades mentales humanas también han evolucionado.

II) En "Como funciona la mente" aduce que nadie sabe cómo funciona la mente por lo que trata de explicarla mediante principios de computación y evolución por selección natural. Por computación supone estudiar al cerebro humano como un dispositivo que procesa información y que actúa sobre ella, transformándose en un conjunto de sistemas definidos mas por el proceso que realizan que por su implementación. No importan las neuronas, porque la neurología es demasiado básica para explicar la mente, aunque los dispositivos mentales se implementen sobre neuronas. No hay razón para creer que la evolución, que dió forma a nuestros cuerpos, no halla modelado nuestras mentes o, que los genes, que controlan tantos aspectos de nuestro desarrollo, no ejerzan control sobre nuestros aspectos mentales.

III) En "La tabla rasa. Negación moderna de la naturaleza humana" anticipa una creciente "unificación" de las ciencias, continuación de la revolución copernicana-galileana. En su area aduce que a fines del siglo pasado, la "revolución cognitiva" unificó la psicología, la lingüistica, la ciencia computacional y la filosofía de la mente , creando un programa que trata de explicar la vida mental valiéndonos de términos físicos e informacionales. Cómo funciona la mente y La tabla rasa son trabajos seminales de la moderna psicología evolucionista, que ve a la mente como un tipo de navaja suiza equipada por la evolución con un conjunto de herramientas especializadas (o módulos) para lidiar con problemas que enfrentaron nuestros ancestros paleolíticos. Él y otros psicólogos evolucionistas creen que la mente humana evolucionó por selección natural al igual que otras partes del cuerpo.

IV) En 'El alma en la maquina'' combate la idea de un alma inmaterial existente mas allá del alcance de la neurociencia, al mismo tiempo que crtica los derechos religiosos que se oponen a la investigación de celulas madre embrionarias, porque contienen un alma en ciernes.

V) En el "Noble salvaje'' combate la idea de Jean-Jacques Rousseau: La maldad no procede de la naturaleza humana, sino de las instituciones sociales. Mas que pacifica ve en la naturaleza humana un aire de dominio y violencia universal. Que las sociedades humanas estan mas dadas a la reciprocidad que al compartir comunal. Que la inteligencia y el caracter son en parte heredadas implicando ciertas desigualdades. Que las sociedades, son etnocentricas dadas facilmente al odio racial y que las guerras son un fenomeno peculiar humano no existente en otros animales. Pinker cree que algunas conductas y facultades humanas sociales son innatas, formadas en parte por los genes (primacia de lazos familiares, egoismo, biologia intuitiva para comprender al mundo captando la esencia de la vida, ingenieria-psicologia-economia, intuitivas, lenguaje para compartir ideas, etc.

Conclusión.

En un principio se puede pensar que la eugenesia es un método totalmente vacio, sin alma, sin algún escrúpulo, que el hecho de alterar el material genético del niño o producto para simplemente hacer una mejora seria jugar a ser dios por parte de los científicos de nuestra era, pero entonces caeríamos en un eufemismo, porque simplemente la eugenesia siempre ha existido, siempre ha sido un proceso biológico para que el ser mismo avance. Uno dirá ese el proceso natural, es la mejor manera porque no hay una interacción del hombre, que por arte magia o porque dios lo mandó, eso está pasando, estas afirmaciones volverían a caer un error, puesto que el proceso natural puro, solo por el efecto mismo de los factores ambientales, genera un cambio lento y cruel puesto que el proceso natural o proceso evolutivo siempre toma el otro camino que busca llegar la eugenesia, ese proceso simplemente elimina a la especie o al producto cuando ese mismo ya no es funcional para su momento, en cambio la eugenesia mantiene un proceso de conservación de la especie, genera una mejoría positiva, para así tener una mejor calidad de vida y el sustento mismo de la especie. Volviendo a lo dicho sobre el proceso natural de mejora, se cree que el hombre nunca ha interactuado en ese proceso, por el mismo hecho de que es natural, y como se especificó anteriormente hay un método natural puro, pero existe el proceso natural intervenido, esto se refiero que el hombre genera las condiciones aunque inconscientemente para que el hombre mejore, porque al crear condiciones de vida, como hogar, vestimenta, y el cambio en la alimentación, se crean cambios en los genes mismos para que el nuevo hombre sea mejor, o más bien, mejor adaptado al entorno. Y como cualquier proceso, ser, idea o cosa dentro de esta vida siempre se busca la mejora de la misma, y en esto no se queda atrás la eugenesia, simplemente esta idea de la mejora en el proceso biológico genético, se fue sintetizando, creando mejores condiciones para que esta mejora no tenga que aparecer por procesos históricos de largo tiempo, sino que la misma llegue a suceder en un mismo instante con él bebe al cual se le aplica esta mejora.

Entonces ¿cómo podríamos catalogar este problema ético? Se podría catalogar de dos manera muy simples para que asi se pueda mostrar cómo es que en conclusión la eugenesia es un método totalmente aceptado y que se debe utilizar y mejorar en toda su amplia gama de aplicaciones.

1. Verlo desde el punto de prevención de enfermedades que degeneran la calidad de vida ampliamente en él bebe; es decir, que alterado genético desde siempre ha evitado que la población futura sea mas fuerte que la anterior, como desde que nacemos ya somos inmunes a enfermedades que hace 700 años eran letales, el problema es que tuvieron que pasar largos lapso de tiempo para generar esta inmunidad, por lo que la eugenesia busca acelerar estas inmunidades ampliamente, que asi mismo el humano no tenga que morir y resistir a enfermedades para que las próximas generación la desarrollen, sino que la primera línea de humanos de la nueva generación ya sean resistentes sin tener la necesidad de pasar por el proceso natural que a veces puede llegar a ser muy cruel..

2. como búsqueda del auge de nuestra raza, es decir que también no solo mejoramos gradualmente para ser mas resistentes o mas fuerte como seres, sino que hay una mejora misma en la conciencia, en el intelecto mismo, y se vuelve a recaer en lo largo que esto puede llegar a ser, que en la misma búsqueda de un aumento en el conocimiento se llega a un deterioro del entorno, asi mismo si las nuevas generación son mejoradas en su conciencia y forma mental se llegara a un mejor aprovechamiento del entorno y del avance mismo de nuestro raza,

En simples palabras la eugenesia como proceso de mejora inmediata en la forma mas viable y justa para nuestra especie y el planeta mismo, porque solo es saltarnos paso en un proceso biológico que siempre ha existido.

Bibliografía

AUTOR: Helena Cronin NOMBRE: “La verdad sobre la naturaleza humana” EDITORIAL: Kairós EDICIÓN: 1a. NÚMERO DE ISSN/ISBN: 978-84-7245-644-0 FECHA DE PUBLICACIÓN: 2007 RANGO DE PÁGINAS: 89 – 102

AUTOR: Andy Clark NOMBRE “¿Somos ciborgs natos?” EDITORIAL: Kairós EDICIÓN: 1ª NÚMERO DE ISSN/ISBN: 978-84-7245-644-0 FECHA DE PUBLICACIÓN: 2007 RANGO DE PÁGINAS: 103 – 114

AUTOR: Jared Daimon NOMBRE: “Nueva síntesis científica de la historia de la humanidad” EDITORIAL: Kairós EDICIÓN: 1ª NÚMERO DE ISSN/ISBN: 978-84-7245-644-0 FECHA DE PUBLICACIÓN: 2007 RANGO DE PÁGINAS: 45 – 65

AUTOR Steven Pinker NOMBRE la naturaleza humana; http://www.tecnologiahechapalabra.com/salud/enlaces/articulo.asp?i=2591

AUTOR Francis Galton NOMBRE Eugenesia: su definición, alcance y objetivos; http://www.elseminario.com.ar/biblioteca/Galton_Eugenesia.pdf

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