Farenheit
juanjogm7 de Julio de 2014
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mujer, con quien lleva 10 años casado, representa la típica persona de esa sociedad. Sólo le interesan las tres pantallas de televisión de su casa, y poder hablar a través de ellas con su familia. Montag se da cuenta de que en realidad no siente nada por ella, a pesar de que ésta intenta suicidarse una noche con los somníferos, algo muy utilizado en una sociedad que sufre de insomnio.
Una noche, un chivatazo lleva a los bomberos hasta una vieja casa donde se esconde una biblioteca. Montag, guiado por algún instinto, decide guardarse para sí un libro antes de que sean rociados con petróleo y todo empiece a arder. La dueña no sólo rehúsa salir de su casa, sino que es ella misma quien le prende fuego con una cerilla. Esto impacta a Montag, y le hace pensar sobre el valor que deben tener esos libros para que una mujer sea capaz de morir por ellos, lo que no hace sino aumentar su curiosidad.
Algo más tarde, ya en su casa, Montag guarda el libro bajo la almohada e intenta entablar una conversación con Mildred, pero ella no está interesada. Finalmente, Montag le pregunta por Clarisse, a quien hace días que no ve, y ella le cuenta que ha muerto, atropellada por un automóvil, y que su familia se ha trasladado a otro lugar.
A la mañana siguiente, Montag no quiere ir a trabajar, y finge estar enfermo. Le pide a su mujer que llame a Beatty, su capitán, para decir que no irá a trabajar, pero Mildred se niega a participar en ello, porque sabe que su marido no está enfermo.
Ese mismo día Beatty, le hace una visita a casa y le narra toda la razón de su profesión, que podría resumirse en ser «Guardianes de la Felicidad». Le cuenta que no fue el gobierno quien impuso que lo libros debían quemarse, sino que fue la sociedad quien dejó de comprarlos, de modo que no hubo ningún tipo de imposición por parte del gobierno, ni ninguna censura, fue la presión de las masas, que quería ser continuamente feliz, la que llevo a que sucediera.
Y así, cuando las casas fueron totalmente inmunizadas contra el fuego, a los bomberos se les adjudicó otro propósito: el de quemar.
Beatty le da a entender que sabe que tiene ese libro, pero considera que Montag volverá al redil, y le deja que ese día curiosee en el libro, para ver que no tiene nada de especial.
Cuando el capitán se marcha, se descubre que Montag guarda más libros aparte del que había escondido aquella noche, cerca de una veintena de ellos. Mildred se asusta mucho al verlos, y quiere quemarlos, pero Montag le ruega que espere a que los haya examinado sólo una vez.
Mientras examinan los libros, Montag comprende muchas de las cosas de las que le hablaba Clarisse, y recuerda una escena, un año atrás, cuando vio a un hombre viejo que ocultaba algo rápidamente bajo su chaqueta, un libro. Montag y el hombre, llamado Faber, entablan una breve conversación, y cuando se marcha el hombre le da a Montag su dirección.
Tras recordarlo, Montag decide hacerle una visita. Se lleva con él el libro que había robado la noche anterior, la Biblia, para tentar a Faber y le plantea al viejo profesor de literatura la necesidad de luchar para que los libros permanezcan sobre la ignorancia.
Diseñan un plan entre los dos para cumplir este objetivo. Faber planea contactar con un impresor desempleado y con varios académicos exiliados amigos de él. Le da a Montag un dispositivo para que se puedan mantener comunicados y seguir diseñando el plan.
De vuelta en casa, Montag se reúne con su mujer, y cuando llegan unas amigas de ésta, Montag explota al oír la forma de la que hablan de sus maridos y sus hijos y acaba recitándoles poesía de uno de los libros. Faber, que escucha todo gracias al dispositivo que había creado y que Montag lleva en la oreja, le recrimina lo que ha hecho, por poner en peligro su plan.
Esa noche en su turno, suena la alarma y Montag y el equipo se dirigen hasta
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