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Filosofia De La Ciencia


Enviado por   •  2 de Septiembre de 2014  •  1.161 Palabras (5 Páginas)  •  264 Visitas

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Chalmers, Alan F.

¿Qué es esa cosa llamada ciencia?

Siglo Veintiuno. Madrid, 2000

Capítulo 1

Sobre la ciencia como conocimiento derivado de los hechos de la experiencia

Concepción popular de las ciencias:

• La ciencia se deriva de los hechos

• Los hechos son afirmaciones sobre el mundo verificables por los sentidos

• Si la observación es correcta, y el razonamiento sobre ella válido, el conocimiento científico alcanzado será cierto y objetivo.

Esto supone desde luego un avance frente a concepciones arcaicas, en que las discusiones científicas podían ser cerradas recurriendo a argumentos de autoridad basados en Aristóteles, o en la Biblia, que, según algunos autores predominó hasta comienzos del siglo XVII.

El predominio de los hechos, y del experimento controlado que los evidencia, se ilustra en el experimento de Galileo sobre la caída de cuerpos de distintos pesos, desde la torre de Pisa, que rompió el ‘Axioma’ aristotélico (sostenido por cierto ‘sentido común’) de que los cuerpos más pesado caerían más rápidamente.

Empirismo y positivismo han desarrollado este basamento de la ciencia en los hechos.

El empirismo inglés del Siglo XVII y XVIII, con Locke, Berkeley y Hume, basaba todo el conocimiento en la percepción sensorial y las imágenes mentales por ella producidas.

El positivismo de Comte, y sobre todo el positivismo lógico de la escuela de Viena ampliaron esta visión, estudiando y formalizando las relaciones entre los hechos empíricos y el conocimiento científico.

Los capítulos 2 y 3 de este libro discuten la naturaleza de los ‘hechos’, y el 4 a cómo se derivaría de ellos el conocimiento.

Los supuestos básicos de esta concepción del empirista y positivismo son :

• Los hechos llegan directamente a la mente de cualquier observador cuidadoso, a través de los sentidos.

• Los hechos son anteriores, e independientes, de cualquier teoría científica sobre los mismos.

• Los hechos fundamentan un conocimiento científico cierto sobre los mismos.

Las críticas a estos supuestos son diversas:

VER ES CREER

El funcionamiento, físico, del ojo es, parecido al de una cámara. Así, dos observadores que miren la misma escena, verían ‘lo mismo’, si sus sentidos visuales están sanos.

EXPERIENCIAS VISUALES QUE NO ESTÁN DETERMINADAS SÓLO POR EL OBJETO VISTO

Aunque las imágenes retinianas de dos observadores de la misma escena, situados en el mismo punto de vista, sean muy parecidas, en algunos casos lo que ven los observadores no es lo mismo.

Es el caso del dibujo en perspectiva de un dado, que unos pueden percibir como visto desde arriba, y otros como visto desde abajo. O, en la figura 1 del libro, una escalera, que algunos perciben como tal, y otros como una ‘escalera imposible’, que baja desde el techo. Son muchas las figura bivalentes, desde el punto de vista de la percepción, y cuando el observador es advertido por el otro significado, puede empezar a ‘verlo’, o alternar entre ambas percepciones.

El ejemplo parece artificial, pero, precisamente durante la observación científica en muchos campos se producen discrepancias similares, incluso más reveladoras. Así, en la inspección de una radiografía, la diferencia entre lo que ve un radiólogo experimentado, un médico residente, o un lego, son abismales, a igualdad de imagen radiográfica. Análogamente, en los estudios de microscopía.

Parece claro que las imágenes retinianas no determinan unívocamente la percepción. Y no es sólo que ambos vean lo mismo, pero lo interpreten diferentemente. En la visión de un lego de una radiografía, no falla sólo la interpretación de determinada formación como un tumor, sino que ni siquiera se había reconocido tal formación, ni su tamaño, ni identificado su bordes.

Hay que reconocer que nuestra percepción estará condicionada, además de por la imagen sensorial, por el estado de nuestras mentes. Aunque parece ser que no tanto como para que las percepciones individuales sean tan dispares que nos impidan construir entre todos una ciencia común.

LOS HECHOS OBSERVABLES EXPRESADOS COMO ENUNCIADOS

El hecho de que ‘Hay montañas y cráteres en la luna’

Parece indicar un hecho sobre la luna, pero presupone unos conocimientos geográficos (que deberían ser precisado) acerca de lo que son montañas y cráteres, conocimientos que no están ligados a los hechos referidos, ni siquiera a la luna.

Darwin hizo una inmensa cantidad de observaciones sobre las especies durante su viaje en el Beagle. Pero su contribución hubiera sido poco importante, sin la comunicación escrita de enunciados, particularmente sobre las observaciones nuevas, pues estas [quizás por estar dirigidas por una teoría subyacente] apuntaban claramente a la idea de una evolución entre las especies, que hizo abandonar el esquema fixista prevalente.

En suma, el científico debe tener en su mente enunciados sobre hechos, y no simplemente imágenes mentales sobre los mismos.

Y para la enunciación de tales enunciados, como ‘Hay montañas y cráteres en la luna’, necesitamos algunos esquemas conceptuales, sobre relieves, precisión del concepto ‘montaña’, que no compartirán, en la misma medida, un lego y un geógrafo experto.

Por la misma razón, la posesión de esquemas conceptuales más elaborados, ve e identifica más especies y variedades un botánico experto que un estudiante, en una visita al bosque.

Y estos esquemas, están en sus mentes antes de la experiencia (visita al bosque)

¿POR QUÉ DEBERÍAN LOS HECHOS PRECEDER A LA TEORÍA?

El esquema básico hasta ahora ha sido:

Primero establecer los hechos, luego elaborar una teoría que los explique

Pero ello es ingenuo. Para contribuir a la botánica necesitaré, en primer lugar, saber mucho de botánica. Nuestra búsqueda de hechos relevantes, o nuevos, tiene que estar guiada por ese conocimiento.

La observación será pues precedida de un cuerpo de conocimiento (de teoría previa), que la conducirá.

En física, no podríamos enunciar que una molécula de H20 contiene dos átomos de Hidrógeno y uno de Oxígeno sin una teoría que defina y relacione los términos ‘átomo’ ‘elemento simple’, ‘sustancia química’, etc..

Aunque los hechos proporcionan una base fáctica al conocimiento, la enunciación de esos hechos depende del conocimiento previo.

LA FIABILIDAD DE LOS ENUNCIADOS OBSERVACIONALES

Si los enunciados observacionales (observados en forma directa o instrumental), fueran siempre fiables, toda observación proporcionaría una fuerte base al conocimiento. Pero esto a su vez es discutido.

Así, p. Ej., Aristóteles incluyó el fuego como uno de los cuatro elementos básicos del mundo, guiado por cómo el fuego se diferenciaba con naturaleza propia, y que ‘se elevaba’ parecía un hecho observacional directo.

La tierra, desde el punto de vista de la observación, parece fija, pareciendo girar el sol a su alrededor. Modernamente se puede comprobar tal error, incluso observándola desde naves o telescopios situados fuera de la tierra.

Los diámetros de Marte y Venus, vistos desde la Tierra, según la idea de Copérnico de que todos los planetas giran alrededor del sol, debería cambiar por las diferentes órbitas descritas por los 3 planetas.

Sin embargo, hasta las observaciones de Galileo, estaba establecido que estos tamaños aparentes no cambiaban. La razón es que, hasta entonces, este cambio se observaba con el ojo humano, incapaz de detectar inequívocamente tales cambios. El uso del telescopio (instrumento de observación) acabó confirmando los cambios en el diámetro aparente de estos planetas.

En resumen, la ciencia se fundamente en los hechos establecidos por la observación. Pero la observación depende de la preparación y expectativas del observador. Y la falibilidad de los enunciados observacionales contribuye asimismo a poner en cuestión, al menos parcialmente, esta idea.

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