Filosofia Sin Temor, Ni Temblor

¿Filosofía? ¿Qué es eso?

Nos muestra el autor del libro “Fernando Savater” que la filosofía son preguntas básicas que dan respuesta a otra pregunta, son preguntas que nos las hemos formulado alguna vez en la vida, como dice el autor “bien sea el tema de muerte, de la vida, de la justicia, de la naturaleza, del tiempo…” hacer filosofía no es símbolo de reflexionar, sobre nuestra humanidad”, nos cuenta la sencillez de la filosofía.

El mundo está conformado por preguntas que a simple vista son para el diario vivir, pero si después de la preguntas se llegara a sus respuestas y de estas a más preguntas ¿estaríamos filosofando?, sí, lo estaríamos pues en sí es preguntar he indagar, pero y si metemos en el algo más profundo en el tema como dice Fernando y si indagamos en vez de preguntar la hora, preguntamos ¿Qué es el tiempo?, encontraríamos preguntas que nos generaría más dudas que respuestas. Llegamos a la característica de las interrogaciones que nos hacemos tales como existencialistas… son aquellas que después de preguntar generan más interrogantes, ese es ese algo que hace la diferencia con las preguntas diarias, como las que dejan de interesarte en cuanto te las contesta el que sabe del asunto°.

Lo que genera la filosofía son dichos tales como el de aquel campesino “¡No coma cuento chino mijo!, Que eso es más que solo paja lo que él habla”, pero la pregunta es ¿qué lo genera? ¿Será porque sabe?, o podría ser que tiene otra respuesta, otra igual de válida para que este conteste de aquella forma. Yo creería que la experiencia lo ha hecho, y el que alguien venga a contradecirle algo que de por sí ya sabe generaría dudas que lo levaría a grandes interrogantes con lo que sabe y con lo que le dicen.

Venga, ya sabemos que la filosofía son preguntas que cuestionan lo que sabes, y que generan más interés conforme a cómo te las vas formulando, son preguntas que no sirven para nada que no refieren a lo que necesitamos pero que aprecian la razón para lo que no necesitamos y a la vez sí.

Sócrates ¡Culpable!

Ya sabemos que todo este rollo de la tal filosofía la empezó Sócrates en la gran Grecia, el filósofo de que se las dio con la típica frase de “sólo sé, que nada sé”, un tío que se las lidio con tantas preguntas y termino siendo acusado por ello, este tío sabio filosofa con todas aquellas personas de aquella época, este tío formulaba muchas preguntas demasiadas diría yo. la filosofía existió mucho antes de la venida de Jesucristo, y que de aquel lugar donde se encontraba Sócrates la maravillosa Atenas (lugar del nacimiento de la democracia), como muestra el libro nos contaba la dicha de que cuando se llegaba a una situación de alguna decisión importante los atenienses se reunían para exponer sus opiniones y tomar dicha decisión, y como se sabe que en aquella época no era de la más digna de resaltar puesto a que no se tomaba en cuenta las opiniones de mujeres ni de esclavos entre personas que no destacaban económicamente.

Bueno, este Fernando nos quiere involucrar la democracia como lo más importante para convertirse en un filósofo, dice que aquello que hace diferente a Sócrates de todos aquellos sabios de esa época fue que este tío se involucró mucho con la gente y exprimió la democracia. “la filosofía no trata únicamente de entender las cosas sino también a las personas, y por ello nadie –por sabio que sea- puede filosofar en soledad” de allí lo de democracia, ¿pero en que consiste la democracia?, pues consiste en una discusión en un aporte de ideas y opiniones, un diálogo libre y abierto, mostrar nuestros ideales y aceptar otros… que para ser filosofo no se necesita ni tener la riqueza más grande del mundo ni ser necesariamente apuesto galán o algo por el estilo, simplemente cuestionarse y cuestionarse ante las otras personas (dialogar).

Para hablar del personaje que nombramos al principio indaguemos quien era este tío que trajo a lo que hoy en día llamamos filosofía, cómo ya sabemos vivía en Atenas viejo gordo y barrigón, bueno no se puede describir, simplemente digamos que era un tío con muchos problemas en su cabeza que la única forma de calmarle era que este tío se respondiera las cantidades de preguntas y dudas que tenía. Este tío fue soldado en su venerada vida fue soldado y cuenta también que llego a empezar su largo trabajo, o como lo nombra el libro una tarea extraña a lo que llamaremos filosofar. Bueno a este tipo le fascinaba un tema en específico, algo en que hoy en día lo hacemos con mucha regularidad <<conocernos a nosotros mismos>>, fue nombrado por un oráculo el más sabio de los atenienses, aunque este hombre sabía que era ignorante, pero sabía algo que los demás no, sabía que él era ignorante y que sabía un poco más de él. Los conocimientos de este gran pensador eran triviales, pues no se fundamentaban en ninguna verdad, solo servían para salir de paso o entretenerle, asumía su vida con preguntas ¿cómo se debe vivir? Y similares… este pensador toma la virtud y la lleva su diario vivir, para aprender a vivir como se debe vivir la vida humana dándosela a la razón. Este personaje empieza a indagar en aquello que no sabe, y cuestiona a las personas como si ellos supiesen algo al respecto, esto de tal forma que genera la duda y el razonamiento, pues no solo le afecta a el mismo sino que empieza a generar la duda hacia los demás, hacía que las mismas personas que pensaban que sabían algo ya no saben nada, pero saben algo porque saben que no lo saben. Bueno a través del paso de los años por Atenas este hombre filosofo tanto que ya empezaron a fastidiarse los atenienses de que le cuestionara frente a lo que ellos ya sabían, pues se oponían a las opiniones de Sócrates y que ello algo con lo que habían crecido no debía ser cuestionado. Bueno, a tantas preguntas que generaba Sócrates su trabajo final cobro vida, y era que la vida cuestionada era mejor que una vida no cuestionada, es decir <<una vida que no reflexiona ni se examina a sí misma no merece la pena vivirse>>, llegaba a la idea como dije anteriormente de cómo era la mejor forma de vivir y qué hacer con la vida.

Sócrates no escribió nada y, a pesar de haber tenido numerosos seguidores, nunca creó una escuela filosófica. Las llamadas escuelas socráticas fueron iniciativa de sus seguidores. Acerca de su actividad filosófica nos han llegado diversos testimonios, contradictorios entre ellos, como los de Jenofonte, Aristófanes o Platón, que suscitan el llamado problema socrático, es decir la fijación de la auténtica personalidad de Sócrates y del contenido de sus enseñanzas. Si creemos a Jenofonte, a Sócrates le interesaba

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