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Fundamentos de la filosofía práctica


Enviado por   •  6 de Noviembre de 2022  •  Ensayos  •  1.777 Palabras (8 Páginas)  •  39 Visitas

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Fundamentos de la filosofía práctica

Vicente P. y Florencia M. / Informe Escrito

07/07/2022

Vicente Pérez y Florencia Martínez

Pontificia Universidad Católica de Valparaíso

Naturaleza

Mosterín / Aristóteles / Kant 

Para poder ahondar con éxito en el pensamiento de Mosterín, debemos comenzar con cierta pregunta clave: ¿Qué es la naturaleza humana? Según lo visto por J. Ferrater Mora “La naturaleza del hombre se entiende en el sentido de si el hombre tiene o no alguna propiedad que le pertenezca en exclusiva, que constituya su “esencia” y que, por lo tanto, permite distinguir en forma esencial, y no gradual entre el hombre y los demás animales[1]”.

De acuerdo a J. Mosterín el ser humano sí posee una naturaleza. El fundamento de lo anterior, es que todas las especies tienen una, plasmada en su genoma, y el ser humano no es una excepción. Asimismo se le entiende como una “cosa”, compuesta de átomos, que está sujeta a las mismas leyes físicas que el resto del universo. Análogamente, esta concepción consiste en mantener una postura negativa. En donde, sí es posible encontrar diferencias entre el humano y los animales, solamente serán de grado y no de esencia. De manera que dichas diferencias son producto de los estratos de la naturaleza, (es decir, hitos evolutivos como lo son la marcha bípeda, la pinza de precisión y el aumento del tamaño del cerebro) que se expresan en rasgos considerados humanos presentes a la vez, pero en menor medida, en animales.

Ahora bien, el pensamiento que propone Aristóteles, es contrario al de J. Mosterín, puesto que este corresponde a una respuesta positiva. Aristóteles señala una diferencia de esencia entre hombres y animales. En donde presenta la racionalidad como aquella característica prístina de la naturaleza del ser humano, derivada desde el modelo del movimiento de la acción humana, el cual tiene como eje central, al ser humano como un ser racional.          

   

Por otra parte, el juicio de Kant se fundamenta en propiedades exclusivas atribuidas a la naturaleza humana, tales como la autonomía, voluntad y el deber. En este último sentido, se establece el imperativo categórico como un criterio supremo de enjuiciamiento para la moralidad, el cual se sustenta en  principios subjetivos de acción que contienen una determinación general de voluntad y suponen varias normas prácticas, que difieren de un individuo a otro, fundadas en la razón del hombre (máximas subjetivas). Dicho de otra manera, para Kant, la racionalidad corresponde a la naturaleza del ser.

Convención

Mosterín / Aristóteles / Kant  

El convencionalismo es la creencia, actitud o procedimiento que considera como verdaderos o valederos únicamente los principios, usos, costumbres y normas convencionales que rigen el comportamiento humano, o sea, aquellos que provienen de una convención, es decir, de algún tipo de acuerdo implícito o explícito de un grupo social determinado. Dicho en otros términos, el convencionalismo implica el predominio de lo establecido, de aquello que es aceptado de un modo u otro por el acuerdo social, más o menos equivalente a lo formal o lo instituido.

El convencionalismo según J. Mosterín depende de nuestra voluntad y del acuerdo de los demás; carece de existencia propia o natural. De esta manera la discusión gira en torno a distinguir qué aspectos de la vida social diremos que son por naturaleza (phýsei) y cuales son por convención (nómō); normas y códigos normativos. Por consiguiente, al hablar de estas, comprendemos precisamente las relaciones de implicación y contradicción entre normas, constituyendo así una lógica deóntica. Que confluyen en códigos normativos que determinan si dichas normas son o no válidas.

En esa misma línea, Aristóteles a diferencia de J. Mosterín no puede concebir la idea de naturaleza humana separada de la convención, puesto que de esa manera el ser humano puede desarrollarse. Dentro de su pensamiento, la vida debe ser en comunidad, en política, y ello orientado hacia la felicidad (eudaimonia).

Por otra parte, Kant a través de su imperativo categórico, propone otra manera de guiar el comportamiento humano. Este criterio de enjuiciamiento nace desde una regla moral personal sustentada en el sentido del “deber ser”, revestida de moralidad. Asimismo, la posibilidad de materializarse secundariamente en ciertas actitudes caracterológicas y en un mundo vital normativo permite a la moralidad ser expresada en forma de un imperativo[2]. En otras palabras, Kant propone ordenar el comportamiento humano a través de la moralidad en el sentido del “deber ser” o el “deber hacer” y no así el convencionalismo señalado por Mosterín.

Naturaleza y Convención

J. Mosterín

J. Mosterín justifica la interrelación de la naturaleza del hombre y convención, a través del amor a uno mismo, el cual se manifiesta como egoísmo y como racionalidad individual. La racionalidad busca la estrategia para maximizar la consecución de nuestras metas y el egoísmo la satisfacción de nuestros intereses. El amor a uno mismo corresponde a un poderoso impulso biológico hacia la supervivencia, sólo aquellos animales que se mantienen con vida, consiguen transmitir sus genes, he aquí el sentido de unirnos y crear convenciones fundadas en la preservación.

Vale decir entonces, que al relacionar la tesis aristotélica y kantiana con la de J. Mosterín; se vuelve posible vislumbrar la racionalidad como factor común de dichos razonamientos. No obstante, el lugar establecido que va a desembocar en ciertos derivados difiere entre pensadores. De este modo, para Mosterín la racionalidad es el fundamento de la agrupación en comunidad del ser, en cambio para Kant esta es la formulación del imperativo categórico, conjunto del ajuste a la especie humana. Y, finalmente, para Aristóteles, la racionalidad deriva en la práxis o la acción.

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