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HABILIDADES ÉTICAS FRENTE AL RETO DE LA GLOBALIZACIÓN


Enviado por   •  29 de Junio de 2014  •  Tesis  •  1.904 Palabras (8 Páginas)  •  407 Visitas

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DESARROLLO

HABILIDADES ÉTICAS FRENTE AL RETO DE LA GLOBALIZACIÓN

EL IMPACTO DE LA GLOBALIZACIÓN EN LA ÉTICA

La globalización es una realidad que nos sugiere una manera de enfrentar la realidad de un mundo interconectado, virtual y real, visible e invisible, asistida por fuerzas diversas participantes: industria, academia, gobiernos, gremios, entre otros, que establece y promueve un mundo más abierto, competitivo y desafiante.

La economía tradicional sufre cambios importantes que exigen un reconocimiento de nuevas opciones y estrategias, que permitan a todos los actores potenciar sus ideas, proyectos e inversiones, siempre y cuando comprendan las condiciones de una economía globalizada.

Una economía global según Ohmae, cuenta con cuatro características fundamentales, las cuales deben ser comprendidas y analizadas por los diferentes participantes del mundo globalizado, como condición necesaria para repensar sus estructuras de negocio.

 La economía global no tiene fronteras, es posible gracias al desarrollo de las telecomunicaciones; el desarrollo de Internet y el avance en las tecnologías de información.

 La economía global es invisible. Las acciones sobre los mercados ahora se realizan por medios electrónicos, los flujos de capitales avanzan de un continente a otro alimentando economías y fortaleciendo negocios.

 La economía global está tecnológicamente conectada. Se contextualiza en servicios de información de valor agregado, que ofrecen el mayor capital y beneficio a sus usuarios creando redes virtuales y servicios 7x24 (siete días, las 24 horas) que abren el camino a relaciones permanentes e iniciativas innovadoras que van más allá de lo imaginable.

 La economía global se mide en múltiplos. Exige la capacidad de ver el futuro y tener la valentía de crearlo. No es posible una economía global sin la capacidad de innovación y prospectiva permanente de la red invisible de conocimiento y experiencia propia de un mundo interconectado.

La globalización es un proceso imparable al que están impulsando en forma definitiva la tecnología y el afán humano y económico por romper las barreras. En este entorno en el que la competitividad, el consumismo o la lógica de los resultados se erigen como principios generales de funcionamiento, los directivos necesitan afianzar algunos valores, creencias y su propia personalidad para no perder la orientación y las referencias necesarias.

¿Cuál es la realidad?

El mundo actual se caracteriza por la globalización, es un término habitual y recurrente en conferencias, congresos y artículos de prensa.

El empresario del siglo XXI, por un lado, ha de saberse manejar entre la expansión globalizadora de los mercados y la contracción especialista de sus servicios o productos; pero también, por otro lado, ha de lograr una síntesis entre las vertientes humanas y tecnocrática de la empresa; además, el empresario que no consiga la subordinación de la competencia a la colaboración, no alcanzará mantener a flote a su organización, cuya cohesión se observa cada vez más atacada. (Llano, 2001)

La globalización tiene un impacto determinante en la sociedad, en su cultura, en su modo de vida, su forma de hacer negocios, a tal grado que la misma ha tenido apoyo y rechazo de gran parte de la humanidad. Quienes la aceptan ven oportunidades de negocio, de expansión, dominio, crecimiento y riqueza. Quienes la rechazan ven pérdida de valores, de cultura, de identidad nacional, y la amenaza de competir en desventaja con las grandes potencias.

Una posición auténticamente crítica ante la globalización presupone ante todo una determinada postura ética. Pues la globalización económica no es ni mala ni buena. Cuando la atacamos es debido a la dificultad que entraña controlar la economía desde los Estados Nacionales que, mejores o peores, son ya viejos conocidos nuestros. Pero parecemos haber olvidado algo, al hablar así, que los Estados Nacionales de la mayor parte del planeta han consentido unas desigualdades internas escalofriantes, que los imperialistas siempre han contado con títeres de cada nación, y que el estado del bienestar, preocupado por las exigencias de justicia de sus ciudadanos, ha sido una realidad casi exclusivamente europea. Cabe destacar la necesidad de instituir un eficiente control internacional de la economía global y de unas reglas de juego más justas, porque las existentes favorecen a los países más poderosos, que se protegen por los medios más retorcidos, practicando un neoproteccionismo incluso en nombre del mercado. Y es que, en realidad, la globalización es no sólo reducida e imperfecta, sino que en muchas ocasiones está amañada en favor de determinados intereses hegemónicos. (Conill, 2001).

Preparar a cualquier empresa para competir en el siglo XXI no será fácil. El camino rara vez lo es. Pero al hacer cambios ahora, al colocar a la organización de modo que pueda operar como una sola entidad integrada en todo el mundo, al hacerla más esbelta, rápida, enfocada al cliente, impulsada por productos, innovadora y productiva; creemos que estaremos preparados no sólo para sobrevivir en la sacudida global, sino para prosperar y crecer en el siglo XXI. (Trotman, 1999).

Ya no es posible detener la globalización; sus impactos y consecuencias más importantes están por venir. Nos veremos afectados en aspectos vitales como son la economía, la actividad colectiva, la tecnología, la cultura, y la ecología. En otras palabras estamos viviendo hoy y para el futuro una nueva realidad mundial llamada globalización; la manera de enfrentarla con éxito es formando una cultura de adaptación a la realidad global basada en la ética y los valores individuales, sociales y organizacionales.

La Cara y la Cruz de la Globalización

Como todo en la vida la Globalización también tiene su cara y su cruz. La Globalización nos ha acompañado en el pasado, en el presente y seguirá con nosotros en el futuro. Es un proceso imparable al que están impulsando de forma definitiva la tecnología y el afán humano y económico para romper las barreras. La amplia visión del hombre de la época moderna y el poder que le otorga el creciente conocimiento científico y tecnológico del mundo natural lo convierten en el ser dominante de la naturaleza. La íntima

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