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Retos De La Globalizacion


Enviado por   •  25 de Mayo de 2014  •  2.629 Palabras (11 Páginas)  •  342 Visitas

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Los retos de la globalización

L

os intercambios internacionales existen desde hace siglos y la toma de conciencia de los límites del planeta no data de hoy. Sin embargo, la globalización constituye un reto nuevo de este fin de siglo y conviene preguntarse por qué. En la breve reflexión que propongo trataré primero de señalar qué tiene de nuevo el fenómeno; a continuación citaré algunas de sus consecuencias en las perspectivas de desarrollo en el mundo; finalmente, propondré algunas conclusiones referentes a las exigencias colectivas de formación y de reflexión que conlleva.

Las múltiples dimensiones de la globalización

Lo que tiene de nuevo el fenómeno de la globalización no es la existencia de intercambios internacionales, sino su formidable aceleración. Los economistas tratan de medir esta aceleración comparando (aunque sea aproximadamente) los índices de crecimiento de la producción mundial y los intercambios comerciales y financieros: los segundos son casi constantemente superiores a los primeros desde hace casi dos siglos --lo que indica un aumento progresivo de la interdependencia entre las economías nacionales-- pero esta diferencia se ha incrementado considerablemente después de la Segunda Guerra Mundial y en los últimos decenios. Los intercambios se realizan principalmente entre los países más industrializados y más poderosos del planeta (América del Norte, Europa Occidental, Japón), pero cada vez se van extendiendo más a nuevas regiones del mundo, especialmente a Asia del Este y a América Latina. Así pues, se puede hablar de la inserción de un número creciente de países y regiones en un sistema global basado en la intensificación de los intercambios económicos.

Esta intensificación de intercambios de mercancías, de servicios, de capitales y de tecnología es de tal magnitud que implica profundos cambios en el reparto de poderes de decisión en el seno de la economía mundial, tanto más cuanto que se produce en un contexto ideológico de liberalización, de desregulación y de privatización. Algunos actores adquieren en él una influencia preponderante, como las compañías o los bancos multinacionales, y también algunas organizaciones internacionales entre las que destacan las instituciones de Bretton Woods (Banco Mundial y Fondo Monetario Internacional) así como la Organización Mundial del Comercio. Evidentemente, esto ha transformado la función de los actores nacionales y en particular la de los Estados: en las nuevas relaciones de poder, las economías nacionales están obligadas a "ajustarse" a las nuevas exigencias de la economía mundial, sobre todo en lo referente a las especializaciones productivas, de competitividad y de equilibrios macroeconómicos.

Sin embargo, el sistema global que se intensifica así no solamente está constituido por intercambios económicos. Para apreciar sus desafíos en la justa medida, se puede considerar que el sistema global, la red de intercambios y de poderes, tiende a difundir lo que se podría llamar un modelo de desarrollo. Éste está formado por hábitos de consumo y formas de producción; por formas de vida, instituciones y criterios de éxito social; por ideologías y referencias culturales; y también por formas de organización política. Las relaciones de poder aseguran una verdadera dominación de este modelo de desarrollo sobre todos los demás: en este sentido, hay una forma homogeneizante de sociedad y de civilización que tiende a extender este sistema mundial "globalizado", aunque los grupos sociales y las sociedades respondan a él, en cada situación, con reacciones que les son propias.

Las perspectivas de desarrollo

en el contexto de la globalización

En conjunto, vemos que la globalización está dominada por motivaciones económicas, aunque su repercusión se extiende mucho más allá de la economía, y que transforma a los hombres, a los Estados, a las sociedades, a las culturas, a las civilizaciones. Así pues, ya no se puede hablar de desarrollo en una región cualquiera sin tener en cuenta los riesgos y las oportunidades que esta globalización entraña.

Pero hay que ir más lejos. Ya conocemos las ambigüedades inherentes a la noción de desarrollo y a los objetivos diversificados que comporta, pues abarca, mezclándolo todo, el aumento de posibilidades de realización individual, la satisfacción de las necesidades esenciales, la industrialización, el poder militar y político, la autonomía de las colectividades e incluso la reducción de las desigualdades sociales y la eliminación de formas de explotación inaceptables. El sistema global se ha hecho hoy tan poderoso y tan coercitivo que aporta en suma su propia respuesta a la ambigüedad de esta noción: es el modelo de desarrollo dominante que acabamos de mencionar.

Llegamos así a una afirmación ideológica, pero también tautológica: el sistema global es, se dice, necesario para el desarrollo porque el desarrollo es precisamente lo que aporta el sistema global. Es su principal promesa, pero es también en la práctica lo que resulta de su funcionamiento: el progreso tecnológico, el aumento de las cantidades de mercancías, el consumo, el beneficio, la acumulación, y también el salario, la urbanización, la reivindicación democrática e igualitaria. Por supuesto, este funcionamiento conlleva también resultados negativos: el aumento de desigualdades, la marginación, la exclusión e incluso la agravación de la miseria para cientos de millones de personas, la aglomeración, la contaminación, la destrucción irreversible de ciertos equilibrios ecológicos. Pero estos resultados negativos se consideran como si se tratara de costes inevitables. Pese al prestigio del cálculo económico, estos costes del sistema rara vez son objeto de una confrontación sistemática con sus beneficios, sin duda porque los beneficiarios y las víctimas no son exactamente las mismas personas.

Aquí reside el verdadero problema. Pues si nos negamos a admitir sin discernimiento la totalidad de las consecuencias positivas y negativas de un sistema anónimo y tentacular contra el que no parece que nadie pueda hacer nada, si queremos dar a la palabra "desarrollo" el sentido de una realización libremente escogida de los individuos y de los grupos, si se pretende promover un "desarrollo social" que no sea sólo una compensación irrisoria a los abusos de la máquina económica, sino un desarrollo de la sociedad en todos sus elementos, entonces es esencial adquirir los medios necesarios para dominar la expansión de este sistema global y de esta globalización.

Esta exigencia de dominarla comporta

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