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HISTORICISMO Y POSITIVISMO EN LA HISTORIOGRAFÍA DEL SIGLO XIX


Enviado por   •  30 de Junio de 2014  •  6.640 Palabras (27 Páginas)  •  377 Visitas

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El historicismo en su acepción historiográfica encuentra su sentido filosófico en el idealismo alemán. Posteriormente y en la medida que la disciplina histórica comienza a especializarse, sobre todo con Ranke, se hace visible una ruptura parcial respecto al idealismo para fijar su atención en un método que aspiraba a ser científico. En este contexto, de la ilustración primero, del imperialismo napoleónico y el incipiente nacionalismo Alemán después; historicismo y positivismo se encuentran en el escenario de la modernidad del siglo XIX incorporando como elemento demarcatorio de la disciplina histórica, al método científico. Sin embargo, la tradición idealista Alemana que aún pervive en el historicismo y la postura inductivista del positivismo darán cuenta de diferencias epistémicas irreconciliables que cristalizarían en el debate entre Comte y Dilthey.

INTRODUCCIÓN

A modo de presentación

En esta investigación se buscará valorar la influencia del positivismo y el historicismo en la historiografía del siglo XIX estipulando las convergencias y divergencias entre ambas corrientes intelectuales, definiendo a través de ello sus particularidades en función de su contexto filosófico e histórico

y por supuesto, historiográfico. Asimismo, nos introduciremos en el pensamiento de Comte y Dilthey intentado hacer debatir a ambos autores en cuanto a la forma que ellos concibieron de hacer historia y la aprehensión del conocimiento en general, indagando en las nociones epistemológicas que pueden estar sujetas a dichas teorías para que, de esta manera podamos hacer ostensibles dichas distinciones y similitudes entre ambas corrientes.

Lo que motiva a este ensayo, son las frecuentes imprecisiones que suelen confundir ambas posturas como una misma teoría, así como el desconocimiento –personal− de una definición más concreta de historicismo, tomando en cuenta la diversidad de autores y sub-corrientes que pueden circunscribirse en torno a este movimiento intelectual, baste con recordar a Hegel, Ranke, Dilthey y Marx para dar cuenta de su heterogeneidad.

Así pues, indagaremos brevemente en la influencia del idealismo Alemán, y los alcances que éste, en su filosofía de la historia ha tenido sobre la disciplina historiográfica, construyendo un universo de pensamiento que permitió, a su vez, definir en su carácter fuertes divergencias con el positivismo desarrollado en Francia en el apogeo de la racionalidad científica y el método inductivista. Para ello nos interesaremos también en algunos elementos epistemológicos que permitieron entender al positivismo como la máxima expresión del método inductivo en las ciencias.

Esta reflexión historiográfica se sitúa en el siglo XIX, siglo en el cual se desarrolló y consolidó el paradigma tradicional de hacer historia, en torno a la historia política. Supuestamente la política se interesaba por el estado; en otras palabras según Peter Burke, “era nacional e internacional, más que local”. Siguiendo al mismo autor y manteniendo una línea reflexiva muy generalizada del carácter de la historia en el siglo XIX, tanto para el positivismo e historicismo, podemos mencionar que la historia tradicional piensa fundamentalmente esta disciplina como una narración de acontecimientos, en contraposición a la idea estructural que se desarrollara posteriormente con los primeros annales. Es habitual en esta historiografía hallar la narración de grandes hazañas, grandes personajes, estadistas y ocasionalmente, eclesiásticos. De inmediato el gran libro de Ranke sale a la palestra, sobre “Grandes figuras de la historia” como un ejemplo que constate en lo inmediato, lo señalado. Con todo, al resto de la sociedad se le asignaba un rol suplementario, sino superfluo. Otra característica fundamental de la historiografía tradicional respecto a la cual Ranke contribuyó de manera notable, fue a la máxima de que la historia se realiza con documentos, desacreditando con ello las fuentes narrativas. De esta forma la visita a los archivos oficiales era un destino obligatorio a la hora de llevar a cabo un trabajo de historia. La historia “desde abajo” era impensada en este contexto, y sería esta corriente la que mostraría acusatoriamente los límites de la escuela rankeana. Para la historiografía tradicional la historia es objetiva, y la tarea del historiador, como decía Ranke, es narrar los hechos tal cual sucedieron. Coexiste en esta observación un explicito rechazo a sistemas filosóficos preconcebidos en pos de llevar a cabo una historia no sesgada. “La historia rankeana fue el territorio de los profesionales. El siglo XIX fue un tiempo de la profesionalización de la historia, con sus departamentos universitarios y sus publicaciones, como la Historische Zeitschirft y la English Historical Review.”2

EL IDEALISMO ALEMÁN Y LA FILOSOFÍA DE LA HISTORIA

Los intelectuales en la trinchera nacionalista. El contexto.

Esta corriente filosófica se hace visible hacia finales del siglo XVIII y comienzos del XIX en Alemania, más precisamente en el mundo germánico. Se vincula estrechamente con el desarrollo de la ilustración, el romanticismo y la situación sociopolítica acaecida en Francia posterior a los sucesos de la Revolución. Sobre esto último, y, considerando las consecuencias en su dimensión intelectual es que en la primera mitad del siglo XIX vimos desarrollarse un nuevo espíritu científico aplicado a la historia provocada indirectamente en base a una reacción contra las ideas de la Enciclopedia, en consecuencia, por supuesto, de la Revolución francesa y el imperialismo napoleónico. En efecto, los años que van de 1780 a 1805 fueron para Alemania de gran excitación, considerando, entre otros factores de menor envergadura, la crisis económica, el aumento demográfico, pero también porque autores como Herder y Rousseau habrían contribuido de manera decisiva a dos premisas fundamentales que se diseminaron estimulando el despertar de la resistencia de carácter nacional3. De esta manera, los intelectuales germanos se identificaban en su mayoría con este movimiento reivindicando el pasado glorioso que otrora ostentara Alemania y reclamando la unificación de ésta.

La primera idea se refiere al protagonismo que los pueblos en su dimensión colectiva tuvieran frente a los fenómenos históricos. Y la segunda idea es la que considera “[…] que la naturaleza humana no es igual ni inmutable, como afirmaba la ilustración, sino varia y cambiante”. En este contexto, pensadores como Kant, Fitche, Schelling y Hegel sentarán las bases de una filosofía de la historia que buscará dar explicación al sentido de la misma, cuyos principios se transformarán en un elemento relevante

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