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JUICIO SÓCRATES


Enviado por   •  1 de Octubre de 2014  •  2.517 Palabras (11 Páginas)  •  303 Visitas

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INTRODUCCIÓN

Sócrates (470-399 a.C.), filósofo fundador de la filosofía moral o axiología que ha tenido gran peso en la filosofía occidental por su influencia sobre Platón.

Nacido en Atenas, hijo de Sofronisco, un escultor, y de Fenareta, una comadrona (lo que ha dado lugar a alguna comparación entre el oficio de su madre y su actividad filosófica, pues ayudó con su método a “dar a luz” a las ideas), recibió una educación tradicional en literatura, música y gimnasia. Más tarde se familiarizó con la retórica y la dialéctica de los sofistas, las especulaciones de los filósofos jonios y la cultura general de la Atenas de Pericles.

Al principio Sócrates siguió el trabajo de su padre, realizó un conjunto de estatuas de Las Tres Gracias que estuvieron en la entrada de la Acrópolis hasta el siglo ll a.C.

Durante la guerra del Peloponeso contra Esparta sirvió como solado de infantería con gran valor en las batallas de Potidaea en el 432-430 a.C. donde salvó la vida a Alcibíades en Delio en el 424 a.C. y Anfípolis en el 422 a.C.

De vida sobria y austera siempre contó con escasos recursos económicos; Sócrates supo rodearse de los personajes más influyentes del momento, así como de un nutrido círculo de alumnos a los que les gustaba cuestionar continuamente sus creencias y certidumbres. Este continuo “aguijonear” a todos le situaría finalmente en una situación tan controvertida y arriesgada que le llevó a su condena de muerte por el Tribunal de los Quinientos en el año 399 a.C.

El modo con el que afrontó estos trances inmortalizados por Platón en su Apología y en los diálogos Critón y Fedón convirtieron a Sócrates en modelo clásico de filósofo antiguo y en maestro imperecedero de la cultura occidental.

Estuvo casado con Jantipa, una mujer de reconocido mal genio y de la que tuvo tres hijos. De pequeña estatura, vientre prominente, ojos camaleónicos y nariz exageradamente respingona, la figura de Sócrates era motivo de chanza. Alcibíades lo comparó con los silenos, los seguidores ebrios y lascivos de Dioniso. Platón consideraba digno de ser rememorado el día que se lavó los pies y se puso sandalias y Antifón, el sofista, decía que ningún esclavo querría ser tratado como él se trataba a sí mismo. Llevaba siempre la misma capa y comía y bebía de lo más barato. Pero lo sorprendente es que un hombre así acabara siendo considerado por los griegos –que creían que la belleza del alma armoniosa se reflejaba en la armonía del cuerpo- como modelo del decoro filosófico.

Tras Sócrates, el primer heleno que fue feo, admitieron que un cuerpo silénico puede estar distinguido por un alma hermosa.

DESARROLLO

La historia tradicional del juicio de Sócrates presenta al filósofo como víctima de un estado intolerante y corrupto. Así, Sócrates se ha transformado en el símbolo del hombre que muere defendiendo sus ideas. Este ensayo tiene por objetivo demostrar que tal historia es falsa: Sócrates, a pesar de su importancia en la Filosofía, fue, en la activa política de Atenas, la contrapartida, en la teoría y en la práctica, de la democracia ateniense. Sus jueces, finalmente, no pretendían darle muerte, sino sólo alejarlo de la juventud ateniense. Morir fue su propia decisión.

En torno a la libertad, y más específicamente. a la libertad de expresión, es tradición poner en tela de juicio a la República de Atenas clásica (siglos V y IV a.C.), por haber dado muerte a Sócrates, el filósofo. En (470-399 a.C.) la conciencia del mundo occidental, Sócrates es el arquetipo del mártir de las ideas. Dos causas han concurrido en la formación de esta noción. para todo el mundo, indiscutible:

En primer término, la importancia que tiene Sócrates en la Filosofía. Hombre de la era de Pericles, dio continuidad a la filosofía de su tiempo, gravemente periclitada a raíz del agotamiento que experimentaba su única expresión conocida, la especulación cosmológica. en boga desde comienzos del siglo VI hasta mediados del V.

La filosofía presentaba el cuadro de una serie de sistemas en conflicto. Las teorías del origen y movimiento del universo, entre sí excluyentes. no probarían nunca, desde luego, su validez en un mundo en que la ciencia como tal, no existia. Parménides vendría a complicar más la situación. Según él, el mundo real debía ser algo distinto a lo que nuestros sentidos pueden revelar, y por lo tanto, el método de la cosmología, i.e. la interpretación del universo a través de analogías conseguidas tras la reflexión hecha sobre las experiencias sensibles de la vida diaria, tenía que conducir necesariamente al error. Su discípulo Zenón parecía comprobar que hasta los postulados de las matemáticas eran entre sí contradictorios.

Protágoras y Gorgias concluyen en que es lo útil lo que debemos alcanzar, puesto que la verdad científica es sólo una quimera. Según Platón (428-348 a.C.) relata en su “Fedón”, Sócrates, luego de trabajar arduamente en la cosmología y en las matemáticas, particularmente la de Zenón, descubre que las autoridades intelectuales de su tiempo, en el mejor de los casos, sólo llegaban a la certeza sobre lo erróneo de las escuelas rivales. Ninguna podía, en verdad, probar que sus teorías eran ciertamente correctas. Sócrates descubre que había una total ausencia de un método crítico, y después de incursionar en la teleología de Anaxágoras, (500-428 a.C.) resuelve considerar en la búsqueda del conocimiento, no los “hechos”, sino las “proposiciones” que hacemos de ellos; de las proposiciones pasa a las “hipótesis” y luego a las “consecuencias” que se derivan de ellas. Si las consecuencias prueban ser verdaderas, las “hipótesis” serán confirmadas provisoriamente. Así llega a su más importante “hipótesis”: todo término, como “bien”, “bello”, “hombre”, con una denotación inequívoca, necesariamente nombra a un objeto en sí y único, inaccesible a la percepción sensorial, y aprehensible sólo por el pensamiento. Esta es la “idea”. Las cosas, o sea, las cosas sensibles, son sólo realidades secundarias y

derivativas; no son, sólo “llegan a ser” por un tiempo, en virtud de su “presencia” o “participación” en la Forma. Según la Teoría de las Formas, o “teoría Ideal” (Fedón y República), el conocimiento del Bien, sólo puede conducir a su buen uso. Así, Sócrates se transforma en el fundador de la doctrina de una moralidad absoluta, contra todo relativismo, por sobre todo el de Protágoras. Más aún, Sócrates inicia definitivamente la preocupación

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