La Escuela Jónica

Los jónicos y los pitagóricos

La escuela Jónica, con sus más grandes maestros (Tales de Mileto, Anaximandro y Anaxímenes), dan un fuerte énfasis en romper con la mitología griega muy arraigada en ese tiempo. La interpretación de los fenómenos del mundo que originalmente se habían interpretado con concepciones divinas fue cambiando con las visiones más razonadas y quizá hasta “aventuradas” de estos primeros filósofos griegos.

Dejando atrás estas ideas míticas del por qué de los hechos que los rodeaban, empezaron a indagar sobre posibles explicaciones con sustancias visibles e incluso invisibles.

Tales de Mileto ya entraba al razonamiento de que todo estaba formado por agua. Nosotros vemos este planteamiento realmente absurdo, pero, para su tiempo, con su pasado explicado en deidades, es un gran paso para la filosofía en la nociones que conforman el mundo.

Aunque Tales sea capaz de buscar una respuesta más abstracta a la idea del origen de todo, vivía ligado de una u otra manera a las ideologías divinas de sus contemporáneos. Explicaba la idea de que el mundo era sostenido por tortugas.

Aun así, Aristóteles lo rescata y le da el título del fundador de la filosofía de la naturaleza. No obstante, también comenta que este hombre creía en una especie de panteísmo donde todo pertenecía a una naturaleza divina.

A pesar de todo, Tales es un pilar en el estudio de la filosofía por ser el primero en desmitificar las razones de los fenómenos y tratar de comprender el universo de manera más razonada. Considero que sin él no se podría entender el contexto de aquella grecia filosóficamente naciente ni el avance gradual hacia una filosofía compleja iniciadora de ciencias como hoy la conocemos.

Este filósofo, como siempre o debería de suceder, fue superado por su discípulo, Anaximandro. Aristóteles se refiere a la figura de Anaximandro como el primero en introducir el concepto de infinito y la evolución cósmica teóricamente. Pareciese que el avance fuera abismal en comparación con su predecesor porque incluye un concepto muy abstracto a diferencia del “agua” de Tales: El Ápeiron.

Ápeiron era considerado algo infinito, divino e inmortal que estaba en todo y por lo tanto era principio de todo. Con este concepto inicia a desglosar su teoría de la evolución, ciertamente muy arriesgada, comparándola claro con una de las más aceptadas, la de Darwin, pero se ve el interés de encontrar secuencialidad y causalidad en los hechos que lo rodean.

En los jónicos existe el concepto del equilibrio y en Anaximandro se acentúa. Consideraba que el hombre volvía al Ápeiron con la muerte por una especie de “pecado” que existía en el inicio de todo y por ello estaba destinado a volver a la tierra y convertirse en el origen. Él puso las bases fundamentales para que desde este momento se pensara en un origen metafísico que trascendiece la materia y el tiempo.

Pero pareciese que hubiera un retroceso en los jónico, porque Anaxímenes volvió con la postura materialista del origen de todo: el aire. Sin embargo, él considera el aire no como materia sino como esencia. No es algo tangible ni visible. Así pues, al aire le da las propiedades

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