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La Familia En Tiempos De Globalizacion

tocreate20023 de Septiembre de 2014

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RESUMEN

En la primera parte, se hace un análisis social de los elementos que están produciendo cambios en las relaciones familiares latinoamericanas, los cuales el autor reúne en tres: el incremento de la necesidad de ingreso, el aumento de la proyección de la mujer y la transformación de la noción de familia. Nos damos cuenta de que esos elementos son engañosos(1), progresistas(2) o dignos de análisis(3). En la segunda parte, se pasa a un análisis filosófico que busca las razones de este cambio social resumiendo en dos los aspectos: el cambio social que prevalece en la globalización y el cambio que se requiere para un bienestar promisorio, el cual el autor considera posible y ya en tránsito en algunas partes de América Latina.

PALABRAS CLAVE:

Familia, globalización, cambio social, papel de la mujer, economía y mujer, decisión libre.

LA FAMILIA EN TIEMPOS DE GLOBALIZACION

Una perspectiva filosófica.

PARTE I

En Latinoamérica los cambios sociales llegan una vez ya se han establecido en los países del primer mundo, sobre todo en EEUU. Pero los motivos que introducen esas modificaciones, lo mismo que las consecuencias sociales son diferentes a los de allí. Fenómenos iguales no traen consecuencias similares y éstas pueden ser incluso contrarias, dependiendo del contexto social de cual hablemos.

Uno de esos últimos fenómenos es la salida del hogar por parte de la mujer. Parece que ya la familia moderna no puede contar con la presencia de la madre en casa, como sí acontecía en nuestra infancia. Parece que somos la última generación de chicos y chicas criados por la madre en donde el único proveedor era el padre. Creo que el fenómeno se origina en varias causas al mismo tiempo: una sola persona proveedora del ingreso económico ya no es suficiente(1), la necesidad de proyección de la mujer ha aumentado enormemente (para lo cual he tenido y tiene prepararse)(2) y la definición de familia ha traído ampliaciones y variaciones(3). Realicemos una descripción de cada uno de estos elementos, si es que somos capaces de describir en ciencia social sin poner perspectivas personales, pero ello nos ayudará a ser objetivos el mayor grado posible.

1. La familia actual necesita ingreso. Es uno de los imperativos de la sociedad moderna. Esto antes era válido únicamente para ciertas clases sociales o ciertos sectores de clase, pero ahora este imperativo ya no diferencia entre subclases sociales. El modus vivendi de la familia actual en la ciudad encierra ciertos factores sine qua non para la vida moderna: trabajo, diversión, educación, clases extra para los niños -de ser posible-, celebraciones indispensables (cumpleaños, graduaciones, reuniones, reconocimientos públicos, asistencias). Muchos estudios han demostrado la salida de la mujer de la casa para complementar el ingreso, y en muchas ocasiones crearlo. Se supone que con el aumento del ingreso, lo que se concluye es un mejor nivel de vida. Pero esto no es propiamente así por varias razones: a. porque el nuevo ingreso del hogar no va a parar a hábitos mejores de la familia necesariamente, sino a necesidades creadas por el mismo mercado, b. porque el concepto de calidad de vida ha progresado, es decir, ya no se tienen en cuenta solamente las necesidades materiales, sino educación, salud, recreación, tiempo libre. Entonces quedan dos posibilidades: cuando el ingreso adicional no va a para al aumento de la calidad de vida y cuando sí lo hace. Hasta antes de la nueva ola de gobiernos de economía socialista o mixta latinoamericanos (Uruguay, Venezuela, Argentina, Nicaragua, Ecuador, etc.), se aplica el principio de que ingreso adicional se dirige hacia necesidades creadas por el mismo mercado. Es el caso de mi país, Colombia, que ha rechazado esta nueva ola y lo que ha ocurrido es un aumento de las necesidades, la pobreza y el empleo informal, causas éstas para que la mujer salga a buscar trabajo.

Estas “necesidades” no lo son en sentido literal, pero la familia las ha convertido en vitales. Es como si dijéramos: el modo de vida de las familias de clase media típicas se ha expandido a todos los demás renglones sociales. Estos modelos sociológicos no se expanden a partir de la voluntad popular. Sería mucho más oxigenante para una sociedad vivir con diversos estilos socioeconómicos, es decir, vivir con estilos mucho más liberadores, pero esto volvería loco no tanto al aparato productivo visto como aquella parte de la sociedad dedicada a producir, sino al comercio y a la economía puramente capitalistas. Entonces, podría ser que ese modo de vida con “necesidades” tan particulares sea impuesto desde el mismo aparato económico imperante, como en Colombia. A la economía más influyente de hoy, el mercado, le conviene poner a todos los sectores a consumir lo mismo, con el fin de enriquecerse, para aumentar sus utilidades, mientras que las clases menos favorecidas en realidad se empobrecen siguiendo estos parámetros. Hay un esnobismo económico hacia el cual es conducido el pobre, guiado firmemente por un modelo económico deshumanizado, inmoral (si entendemos la moral como los valores tradicionales de las comunidades). Observar a todas las familias queriendo consumir lo mismo, encontrando el sentido de la felicidad en lo mismo, se vuelve preocupante y es, por consiguiente, honesto preguntarse por la razón de ser de esto. En realidad, la ciudad actual es una jaula que atrapa en un solo estilo de vida a todo el que viva allí. Conduce a las familias a los mismos sitios de diversión, a los mismos lugares de esparcimiento, a los mismos sueños e ideales. La ciudad moderna conduce a formar un ciudadano estándar, unidimensionado, como lo diría Herbert Marcuse . Se crea un círculo vicioso que consiste en esto: se requiere dinero para esas necesidades “básicas”, pero es el mismo espacio temporal en el estamos metidos quien genera la necesidad de ese ingreso. El espacio temporal, el remolino, es la sociedad de consumo, la que se ha convertido en un agujero negro para nosotros. No se requiere ser rico o de clase media para caer en él, lo que estamos apreciando es que también las clases menos favorecidas de América Latina, a su nivel, han ingresado al consumismo. La globalización ha difundido a un nivel casi simultáneo esta realidad.

2. La mujer, que sentía la necesidad de ser proveedora de ingreso para el hogar, ahora ya ha pasado al siguiente nivel: no observa sentido en quedarse en el hogar al cuidado permanente de los niños. Los hombres más tradicionalistas viven haciendo esfuerzos ingentes para que su mujer se quede en casa, pero aun así no logran evitar que encuentre excusas para salir, trabajar, estudiar y proyectarse. La mujer ha concluido que la estadía en el hogar es un fracaso. Expresa: “No es la cantidad, sino la calidad de tiempo que le dediques a los niños”, ve que es más inteligente o tanto como el hombre en diferentes actividades. La mujer en tiempos actuales, ha roto su lazo de dependencia y vive cuestionándose qué puede hacer con su cuerpo y su mente para que ese lazo no vuelva. Se trata de no cocinar, si se puede pagar por ello o si los dos podemos hacerlo; de no lavar ropa si ambos podemos hacerlo (con las máquinas), de repartirse el cuidado de los niños, etc. Ha cambiado el sujeto de la relación matrimonial, ha cambiado incluso el matrimonio. Los nuevos valores son otros, la igualdad de géneros ha abierto y cambiado las relaciones sexuales, el amor, las funciones, la paternidad y la maternidad. Esto, me parece que no tiene cambio y no creo que existan elementos de fondo para demostrar que las consecuencias para el hogar son mejores así que antes. Los niños de antes tenían menos oportunidades económicas, pero eran más seguros. No estaban tan interesados en el consumismo y por ello encontraban la felicidad en cosas más sencillas. Tenían menos oportunidades, pero no se perdían, como los de hoy, en asuntos banales. Tampoco creo que la salida de la mujer del hogar sea algo necesariamente malo. La lucha del padre actual por tener a los niños más concentrados tiene que ser más fuerte, pero al mismo tiempo no queremos que pasen las necesidades y limitaciones que nosotros. Lo que hay que ver es si este cambio es una manifestación de la globalización y del desarrollo tecnológico. Por supuesto que tiene todos estos ingredientes, pero además es producto de la lucha de la mujer por liberarse, lo cual es inevitable. El progreso de los derechos de la mujer, ha roto lazos de dependencia y ha posicionado a la mujer en puestos de liderazgo (teóricamente). No es que se haya superado el machismo, ni siquiera que se haya alcanzado la igualdad de géneros en el plano real, lo que se ha roto es el interés de la mujer por depender de un hombre. Entonces en sí mismo este hecho tiene que ser marcado como una manifestación de progreso social inevitable.

3. El tercer fenómeno es la salida de la concepción clásica de familia. Este es un elemento muy polémico donde notan muchas influencias de diversa índole. Los psicólogos se dividen entre los que defienden que la familia nuclear (madre, padre, hijos) de antes es un hecho superado y los que se vuelven a ella y la usan como referencia para formular terapias de tratamiento de los problemas familiares. La razón que tienen para tomar partida por una u otra opción es lo que nos interesa. Hecho número uno: la familiar nuclear ha disminuido en cantidad en América Latina y no necesitamos estadísticas para esto, basta leer los dos fenómenos anteriores, es decir, disminuyó tanto porque la mujer ha progresado en sus derechos como por la necesidad de ingreso que hizo a la mujer salir en masa. Hecho número dos: la lucha por la liberación de la mujer ha traído consigo la noción de divorcio.

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