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Tiempos De Globalizacion


Enviado por   •  15 de Octubre de 2013  •  13.509 Palabras (55 Páginas)  •  216 Visitas

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Daniel Mato*

Des-fetichizar la “globalización”:

basta de reduccionismos, apologías y demonizaciones;

mostrar la complejidad y las prácticas de los actores**

EN ESTOS DÍAS se habla y escribe demasiado sobre algo que se da en llamar “globalización”. Pero en general se lo hace de maneras poco precisas, reduccionistas y fetichizadoras, que no sirven de mucho para orientar las acciones de los actores sociales. Dependiendo de quién habla o escribe, resulta que eso que nombran “globalización” es señalado como causa de todos nuestros males o, alternativamente, como la panacea que resolverá todos nuestros problemas.

En general, se hacen pocos esfuerzos por explicar en qué consiste eso que suelen denominar “globalización” y que a mi modo de ver –y como explicaré– sería más fructífero conceptualizar como procesos de globalización. De manera análoga, pienso que se hacen pocos esfuerzos por ayudarnos a comprender cuáles y cómo son/somos los actores sociales que consciente o inconscientemente participan/participamos en procesos sociales de los que resulta más globalización, es decir, más y más significativas interrelaciones e interdependencias entre actores sociales a niveles tendencialmente planetarios. Es precisamente a estos procesos sociales a los que llamo procesos de globalización. Finalmente, y en consecuencia, esos discursos de la globalización que invisibilizan las prácticas de los actores no nos dan pautas acerca de cómo los actores sociales pueden/podemos incidir de manera informada en las transformaciones sociales contemporáneas.

Por eso el primer objetivo de este texto es señalar los que a mi juicio son los errores más importantes en las formas predominantes de pensar la “globalización”, y el segundo es presentar una perspectiva de análisis que pone de relieve la dimensión cultural (es decir, simbólico social) de algunos procesos de globalización particularmente significativos para comprender las orientaciones de las transformaciones sociales contemporáneas. Mi interés al presentar una perspectiva de este tipo es ofrecer bases potencialmente útiles para que diversos tipos de actores sociales puedan formular más informadamente la orientación de sus prácticas, es decir, para que definan sus políticas.

Iré presentando esta perspectiva alternativa a través del análisis de aspectos parciales de algunos tipos de procesos de globalización. Pero, además, a través de esos ejemplos iré tratando otro problema que me preocupa: el de ciertas concepciones reduccionistas de la idea de cultura. Aquellas que con la palabra cultura hacen referencia exclusivamente a lo que otros pensamos que se debería llamar claramente el sistema de las “bellas artes”, pero también el problema de aquellas otras concepciones de la idea de cultura que, aunque rompen con las limitaciones de asociarla a la idea de “bellas artes”, no obstante sólo llegan a incluir en ella otros tipos de prácticas sociales que según los casos y alcances suelen llamar “artes” o “culturas tradicionales”, o “artes” o “culturas populares”, o “industrias culturales”, denominación que refieren a sólo un pequeño grupo de actividades humanas. Estas concepciones de la idea de cultura, aunque preferibles a aquella limitada a las “bellas artes”, tienen otras limitaciones que he examinado en publicaciones anteriores (Mato, 1997) y que referiré muy brevemente más adelante. Por eso, a través de los ejemplos que utilizaré para presentar una perspectiva alternativa de cómo ver la globalización, estaré a la vez proponiendo una visión más integrada de la idea de cultura, que apunta a poner de relieve los aspectos simbólico sociales de todas las prácticas humanas.

Poniendo en relación esta otra concepción más integrada de la idea de cultura con la idea de políticas que proponía más arriba –es decir, una idea amplia de políticas, entendidas como las orientaciones de las prácticas de todos los actores sociales, y no sólo de las de gobiernos y entes gubernamentales e intergubernamentales, como suele asumirse–, podremos/podrán los actores formular políticas culturales acordes con los tiempos de globalización que vivimos.

Así, como consecuencia de los cambios de concepciones propuestos, la propia idea de políticas culturales resultante de ellos también es más amplia e integrada que la manejada habitualmente. Digo esto porque la idea de políticas culturales que de aquí resulta no se limita a designar –como es habitual en algunas concepciones del tema– las políticas de un único tipo de actores sociales (los gobiernos, sus agencias y organismos intergubernamentales) y para un ámbito relativamente restringido y parcial de las prácticas sociales (sea que en este ámbito se incluyan sólo la “artes”, o también las llamadas “culturas tradicionales” y/o “populares”, y/o también las llamadas “industrias culturales”). Tampoco esta idea se limita a designar las políticas de un conjunto más amplio de actores (tal que incluye empresas y organizaciones sociales diversas) pero respecto de un limitado ámbito de prácticas sociales (las relativas a las “bellas artes” y/o las “culturas populares”, las “industrias culturales”, etc.). Por el contrario, la idea de políticas culturales que así resulta es más amplia en el sentido de que está referida a todos los actores sociales (sean organismos de gobierno, organizaciones comunitarias y otros tipos de organizaciones sociales, empresas, etc.), pero además es también más abarcadora, e integra a todo aquello que se relaciona con el carácter simbólico de las prácticas sociales y en particular a la producción de ciertas representaciones sociales que –como argumentaré– juegan papeles clave en la constitución de los actores sociales y el diseño de sus políticas y programas de acción1.

Cómo no comprender la globalización: fetichizadores y cazafantasmas

Comenzaré por señalar los que a mi juicio constituyen los errores más importantes que caracterizan a las formas dominantes de representarse la idea de globalización. Pues estas representaciones de carácter hegemónico frecuentemente bloquean las posibilidades de formularse preguntas de investigación que puedan conducir a interpretar los procesos sociales contemporáneos de otras formas. Es decir, estas formas de representarse la globalización aparecen como certezas que obstaculizan las posibilidades de formular análisis que no asuman a priori que tal “globalización” sería una suerte de fenómeno suprahumano, y que de este modo permitan visualizar posibilidades de intervención en los procesos sociales contemporáneos.

La

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