La Mente Bien Ordenada
0105197213 de Noviembre de 2012
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La mente bien ordenada”
La primera finalidad de la enseñanza fue formulada por Montaigne: es mejor una mente bien ordenada que otra muy llena.
Está claro lo que significa una mente bien ordenada que otra muy llena. Está claro lo que significa “una cabeza muy llena”: es una cabeza donde el saber está acumulado, apilado, y no dispone de un principio de selección y de organización que le dé sentido. “Una mente bien ordenada” significa que, más que acumular el saber, es mucho más importante disponer a la vez.
La aptitud general.
El cálculo es un instrumento de razonamiento matemático, el cual se ejerce sobre el problema. A lo largo de los años de enseñanza habría que evidenciar progresivamente el diálogo del pensamiento matemático con el desarrollo de los conocimientos científicos, y finalmente los límites de la formalización y de la cuantificación. El profesor de filosofía debería aportar su poder reflexivo e interrogativo sobre los conocimientos científicos tanto como sobre la literatura y la poesía, y a la sazón alimentarse de ciencias y literatura .La organización de los conocimientos. Todo conocimiento constituye a la vez una traducción y una reconstrucción, a partir de señales, signos, símbolos, bajo forma de representaciones, ideas, teorías, discursos.
La organización de los conocimientos.
Que se efectúan en función de principios y reglas que no es éste el lugar de examinar, comporta operaciones de unión (conjunción, inclusión, implicación) y de separación (diferenciación, oposición, selección, exclusión). El proceso
es circular, pasando de la separación a la unión, de la unión a la separación y, más allá, del análisis a la síntesis, de la síntesis al análisis. Dicho de otro modo, el conocimiento comporta a la vez separación y unión, análisis y síntesis.
Un nuevo espíritu científico.
Esta revolución, comenzada en varios frentes en los años sesenta, operó grandes reestructuraciones que conducen a unir, contextualizar y globalizar unos saberes hasta entonces fragmentados y compartimentados. Las nuevas ciencias, ecología, ciencias de la tierra, cosmología, son multi- o transdisciplinarias: tiene por objeto, no un sector o una parcela sino un sistema.
Ecología.
La idea de sistema fue insertada y luego impuesta bajo la forma de noción de ecosistema, en una ciencia fundada a finales de siglo pasado pero que conoció un prodigioso desarrollo a partir de principios de los años sesenta: la ecología,. La noción de ecosistema significa que el conjunto de las interacciones entre poblaciones vivas en el seño de una unidad geofísica determinable constituye una unidad compleja de carácter organizador.
Ciencia de la tierra.
En los años sesenta, con el descubrimiento de la tectónica de las placas, las ciencias de la tierra consideraron nuestro planeta como un sistema complejo que se auto produce y se auto organiza.
Cosmología.
El cosmos había sido liquidado a principios de siglo por la concepción eisteniana del espacio-tiempo. Su resurrección comienza con la puesta en evidencia por Huble de la dispersión de las galaxias y la hipótesis del
átomo primitivo de Limaitre, luego se concluyó en los años sesenta, especialmente después del descubrimiento en 1965 de la radiación isotrópica que proviene de todos los horizontes del Universo y puede ser interpretada como el residuo fósil.
Los retrasos.
De este modo, las ciencias biológicas progresan en múltiples frentes, pero estos frentes no están coordinados entre sí y conducen a ideas divergentes. Está lejos de ser lograda la confederación biológica: le falta la unión decisiva - la idea auto organizada.
El imperativo.
Así pues, podemos completar los caminos que permitirían reencontrar, en nuestras condiciones contemporáneas, la finalidad de la cabeza bien organizada. Se trataría de un proceso continuo, a lo largo de los diversos grados de la enseñanza, donde deberían ser movilizadas la cultura científica y la cultura de las humanidades.
El niño inteligente no es el que saca buenos resultados en una situación “anormal”, impuesta, estimulante o estresante, como es un Test, sino el que los saca en situaciones que el mismo tiene que hacer interesantes. Es la inteligencia la que permite, mediante una poderosa conjunción de tenacidad, retórica interior, memoria, razonamiento, invención de fines, imaginación –en una palabra, gracias al juego libre de las facultades-, que veamos una salida cuando todos los indicios muestran que no la hay. Inteligencia de saber pensar, pero, también, tener ganas o valor para ponerse a ello. Consiste en dirigir nuestra actividad mental para ajustarse a la realidad y para desbordarla.
CAPITULO 2
LA MENTE BIEN ORDENADA.
Es mejor una mente bien ordenada que otra muy llena, una cabeza muy llena no dispone de un principio de selección y de organización. Una mente bien ordenada significa que, más que acumular el saber, es mucho más importante disponer a la vez.
LA APTITUD.
El desarrollo de aptitudes generales del espíritu permite un mejor desarrollo de competencias particulares o especializadas. La educación debe favorecer la aptitud natural del espíritu y resolver problemas y correlativamente estimular el empleo de la inteligencia general.
LA ORGANIZACIÓN DE LOS CONOCIMIENTOS.
Una mente bien formada es una mente apta para organizar los conocimientos y de este modo evitar su acumulación estéril.
UN NUEVO ESPÍRITU CIENTÍFICO.
La segunda revolución científica del siglo XX puede contribuir en el día de hoy a lograr una cabeza bien formada. Esta revolución operó grandes reestructuraciones conducentes a unir, contextualizar y globalizar los saberes hasta entonces fragmentados y compartimentados y esto permite articular las disciplinas de manera fecunda.
Ecología.
La idea de sistema fue insertada y luego impuesta bajo la fórmula de noción de ecosistema, como se sabe la investigación ecológica se amplió a partir de los años setenta a la biosfera considerándola como un mega sistema autor regulador que comporta en su seno los desarrollos técnico y económicos propiamente humanos.
Ciencias de la tierra.
Las ciencias de la tierra consideraron nuestro planeta
como un sistema complejo que se auto produce y se auto organiza, articulas entre sí unas disciplinas antaño separadas como lo eran la geología, la meteorología, vulcanología y sismología. El desarrollo de las ciencias de la tierra y de la ecología revitaliza la geografía, ciencia compleja por principio, puesto que cubre la física terrestre, la biosfera y las implantaciones humanas.
Cosmología.
Para conocer este cosmos, se asocian a la observación astrofísica, es decir la disciplina de lo infinitamente pequeño a la disciplina de lo infinitamente grande. De este modo se utilizan, los reflexivos para lograr el mayor acceso posible a la inteligibilidad de nuestro universo.
LOS RETRASOS.
Desgraciadamente, la revolución de las reestructuraciones multidisciplinarias dista de estar generalizada, y en numerosos sectores, todavía no ha comenzado, en particular en lo concerniente al ser humano. Este es víctima de la gran disyunción naturaleza/cultura, animalidad/humanidad, en perpetua lucha entre su naturaleza de ser viviente, estudiada en biología, y su naturaleza psíquica y social, estudiada en las ciencias humanas.
EL IMPERATIVO.
Pero cosmología, ciencias de la tierra, ecología, prehistoria, nueva historia hacen posible articular entre sí disciplinas hasta entonces separadas. Las mismas permiten responder cada una en su dominio y a su manera al imperativo de Pascal.
Una educación para una cabeza bien formada, que pusiera fin a la disyunción entre las dos culturas, harían
a las personas aptas para responder a los formidables desafíos de la globalidad y de la complejidad en la vida. Es necesario pues, imperativamente restaurar la finalidad de la cabeza bien organizada, dentro de las condiciones de nuestro tiempo y con sus imperativos propios.
CAPITUO 3
LA CONDICIÓN HUMANA.
LA APORTACIÓN DE LA CULTURA CIENTIFICA.
El estudio de la condición humana no depende solo de la iluminación que le preste las ciencias humanas, tampoco depende solo de la reflexión filosófica y de las descripciones literarias. También depende de las ciencias naturales renovadas y reestructuradas que son la cosmología, las ciencias de la tierra y la ecología. Los dones de una nueva cultura científica puede aportar a la cultura humanista: la situación del ser humano en el mundo, minúscula parte del todo pero que lleva la presenta del todo en esta parte minúsculo. Lo revela a la vez en su pertenencia y su alinealidad respecto del mundo.
LA APORTACIÓN DE LAS CIENCIAS HUMANAS.
Paradójicamente, en la actualidad son las ciencias humanas las que aportan la contribución más débil al estudio de la condición humana, y precisamente porque están separadas, divididas y compartimentadas, esta situación oculta totalmente la relación individuo/especie/sociedad, y oculta al mismo ser humano.
LA APORTACIÓN DE LA CULTURA DE LAS HUMANIDADES.
La aportación de la cultura de las humanidades sigue siendo capital para el estudio de la condición humana. Por fin la filosofía vuelve a dedicarse
a su vocación reflexiva en todos los aspectos del saber y de los conocimiento, podría, debería, hacer converger la pluralidad de sus enfoque sobre la condición humana. A partir de entonces podría desembocar en una toma de
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