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LA MENTE BIEN ORDENADA


Enviado por   •  8 de Junio de 2014  •  2.847 Palabras (12 Páginas)  •  300 Visitas

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Lo primero que haremos en nuestro trabajo, es ver una breve biografía del autor de nuestro libro, que nos meta en contexto con el libro que queremos tratar. Edgar Morin nació en París en 1921. Fue un político independiente, sociólogo de la contemporaneidad, creador del denominado «pensamiento complejo», es director de investigación emérito en el Centro nacional de investigación científica, donde preside el comité Ciencias y ciudadanos. Su obra publicada en español abarca numerosas vías de exploración: El cine, o el hombre imaginario (Seix Barral, 1961; 1975), El espíritu del tiempo (1966), Autocrítica (1976), La ecología de la civilización técnica (1981), Para salir del siglo XX (1982), Ciencia con consciencia (1984), Qué es el totalitarismo (1985), El método (1992), El paradigma perdido (1992), Tierra-patria (1993), El hombre y la muerte (1994), Introducción al pensamiento complejo (1994), Sobre la interdisciplinaridad (1995), Sociología (1995), Pensar Europa (1998), y por supuesto, el libro que vamos a comenzar a tratar a continuación, La mente bien ordenada (1999)

El libro que nos disponemos a comentar, se divide en nueve capítulos, tratando en cada uno de los capítulos, una serie de ideas, que como veremos estarán relacionadas con las demás. Lo que haremos, para no liarnos en nuestro comentario, y para no mezclar ideas, es decir para llevar un orden, será comentar capítulo a capítulo, y ver como realmente están muy relacionados. De hecho, aparecerán ideas similares en diferentes capítulos que nos ayudarán a comprender el carácter general del libro, y las ideas más relevantes que podemos extraer de él.

CAPÍTULO 1: LOS DESAFIOS

En el capítulo 1 de nuestro libro, el autor hace referencia a dos importantes desafíos en la sociedad actual, que pasamos a comentar a continuación.

Por un lado, encontramos el desafío de lo global y lo complejo. El autor en este caso defiende que “existe complejidad en el caso que sean inseparables los componentes diferentes que constituyen un todo (como lo económico, lo político, lo sociológico, lo psicológico, lo afectivo, lo mitológico…) y haya un tejido interdependiente, interactivo e interretroactivo entre las partes y el todo, el todo y las partes”: Esto quiere decir simplemente, que muchas veces la especialización en una determinada materia, nos aleja de lo global, y este alejamiento de lo global no aleja de lo complejo a la vez. Porque, si cada una de las partes se pudiera separar, es decir, si no tuvieran que estar necesariamente relacionadas, no hablaríamos de algo complejo, y tampoco de algo global. Si, por poner un ejemplo, pudiéramos especializarnos en maestros de educación física, sin tener en cuenta el contexto sociocultural de nuestra sociedad, hablaríamos de algo específico, que no alcanzaría la complejidad. Es algo muy sencillo de entender, y será una de las ideas, que el autor defienda a lo largo de todos los capítulos del libro. Realmente, decir que no tiene razón en algo así sería decir una mentira. La vida es un conjunto de cosas que van unidas siempre. Desde los ejemplos más sencillos podemos ver esto. Nosotros mismos, cuando tenemos que hacer un examen por ejemplo, no solo pensamos en el examen, sino que tenemos ciertos problemas, ciertas tareas que realizar, que nos hará sacar del contexto determinado para la situación, el tiempo y el lugar más propicio para realizar ese examen. Ese es un ejemplo que nos ayuda a entender con más claridad el término de complejidad y globalidad. Es decir, no podemos ver una cosa si no la metemos en el contexto determinado que le toca.

Por otro lado, detrás del desafío de lo global y lo complejo se esconde otro desafío, el de la expansión incontrolada del saber. Como bien dice el autor en nuestro libro, “el conocimiento no es conocimiento si no es organización, puesta en relación y en contexto con las informaciones”. Este será otro de los temas importantes que se traten a lo largo del libro. La expansión del saber, es decir, la expansión de informaciones, nuevos conocimientos a los que tendremos accesos, y que debemos saber organizarlo para poder convertirlo en conocimiento. Esto es muy sencillo de entender. En la sociedad actual cada vez tenemos acceso a mayor número de información, pero debemos saber organizarla, distinguir lo que es correcto y lo que no. Pongamos un ejemplo. Si nos metemos en Wikipedia, a buscar información, debemos tener en cuenta que cualquier persona puede escribir en una Wiki, y que por lo tanto todas las informaciones no son ciertas. Debemos ser críticos, para primero localizar si son ciertas o no las informaciones, y posteriormente para poderlas organizar dentro de nuestro cerebro, para convertir esa información en verdaderamente un conocimiento que podamos aprovechar. Pero realmente no hace falta irse a las Wiki, incluso en algunos periódicos hay noticias que realmente debemos analizar su veracidad, analizar su contexto de manera compleja, para poder convertir la noticia en un verdadero conocimiento aprovechable. Al igual pasará con materia escolar, que no solo debemos conocer esa información sino almacenarla de manera organizada.

CAPÍTULO 2: LA MENTE BIEN ORDENADA

En el capitulo 2, nos encontramos lo que podría ser la idea central del libro. Montaigne ya lo decía: “es mejor una mente bien ordenada que otra muy llena”. Aquí debemos introducir dos términos. Por un lado, “una cabeza muy llena” será aquella donde tenemos saberes acumulados sin ninguna organización que le de un sentido. Por el contrario, “una mente bien ordenada” será la que, además de acumular el saber, es mucho más importante una serie de principios organizativos que permita unir los saberes y darles sentido.

Así pues, una mente bien formada será aquella apta para organizar los conocimientos y de este modo evitar la acumulación inútil de la información. En cambio, en contra de lo que estamos tratando, nuestra enseñanza va ligada de una separación en deprimiendo de la unión. Es cierto que existen ya ciencias multidimensionales como la geografía, que va desde la geología a los fenómenos económicos y sociales, pero existe una gran división entre la cultura científica y la de las humanidades. De hecho, un ejemplo muy claro lo encontramos en bachillerato, donde debemos elegir por una rama pura de humanidades, o una científica. Es decir, el partimiento del conocimiento, la desunión entre una cultura y otra.

En conclusión, nuestro autor termina el capítulo con una reflexión que me parece necesaria comentar a continuación: “Una educación para una cabeza bien formada, que pusiera fin a la disyunción entre las dos culturas, harían a las personas aptas para responder a los formidables desafíos de la globalidad

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