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La Orientacion Y Sus Tipos

olgaygz5h19 de Octubre de 2014

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La orientación vocacional y profesional es uno de los referentes de actuación del profesional responsable de los Departamentos de Orientación de un centro escolar. A través de las perspectivas teóricas centramos su fundamentación, para pasar del análisis de la conducta vocacional a la presentación de los modelos más significativos, terminando con nuestra propuesta de modelo de asesoramiento vocacional.

Aunque el término vocacional se ha empleado tradicionalmente apelando a su sentido etimológico (vocare, llamar), expresando la idea de que cada persona está llamada a desempeñar una ocupación-profesión determinada en la que alcanzaría su máximo grado de realización, es obvio que tal planteamiento no tiene sentido alguno en la actualidad, ya que desde mediados de nuestro siglo la psicología ha empleado este término con un sentido menos "transcendente", para referirlo al proceso interactivo entre la sociedad y los individuos y entre éstos y su entorno socioeconómico. Una interacción en la que se busca el equilibrio entre las necesidades sociales de atender a las demandas de empleo productivas y las exigencias individuales de realización a través de la ocupación del tiempo personal de forma útil.

Así entendido, lo vocacional se constituye en una faceta del desarrollo psicosocial, un proceso psicológico (afectivo, cognitivo y comportamental) de carácter gradual, que lleva al individuo a su plena socialización a través del empleo del tiempo útil o productivo, por medio de su inserción en el mundo laboral u ocupacional (Rivas, 1998). De acuerdo con la definición de Rivas podemos atribuir al proceso vocacional los siguientes rasgos esenciales:

a) Es una dimensión básica del desarrollo.

b) Tiene una intensa relación con la propia estima, el autoconcepto y la identidad.

c) Siempre se encuentra en equilibrio inestable.

En este sentido se explica que el apartado de actuación sobre la orientación vocacional y profesional se haya tenido como prioritario en todos los modelos de intervención (modelo de servicios, modelo de programas y modelo de consulta), y que esté en el origen de la innovación educativa, que incorpora a finales del siglo pasado a la escuela (I.B. Davis, en la Central High School de Detroit en 1889) programas de orientación vocacional o que la LOGSE en su artículo 22, apartado 3, establezca que al término de la ESO todos los alumnos recibirán, junto con la acreditación de las calificaciones obtenidas en los distintos cursos, una orientación (consejo orientador, que aunque vinculado al currículo, es parte de un proceso de orientación vocacional y profesional) sobre su futuro académico y profesional, que tendrá carácter confidencial y al que se le concede sólo valor de ayuda, pues no es prescriptivo.

PERSPECTIVAS TEÓRICAS

La conducta vocacional no siempre ha sido analizada desde la misma óptica, sino que sobre ella, como sobre otras conductas humanas, han recaído perspectivas teóricas diferentes:

a) Enfoques individualistas. Desde los que se ha considerado que el desarrollo vocacional es determinado, básicamente, por factores personales como las aptitudes y las destrezas, los intereses y preferencias vocacionales, las actitudes, la formación, etc. Dentro de esta perspectiva teórica podrían considerarse los modelos psicodinámicos más puros y sobre todo los pertenecientes a la Teoría del Rasgo.

b) Enfoques ambientalistas. Desde estos enfoques se considera que la conducta vocacional es el producto de factores estructurales, sociales y económicos, que priman por encima de los factores personales. Algunos de estos factores son: ambiente socio-familiar, presión ambiental, estatus profesional, estructuras sociales y económicas,... En esta perspectiva teórica se encuentran los modelos conductuales más puros.

c) Enfoque interactivo. Otros enfoques han planteado la conducta y el desarrollo vocacional como consecuencia de la interacción de factores individuales y ambientales. Desde este enfoque se consideran, además de los factores señalados con anterioridad, otros como las relaciones sujeto-escuela, relaciones entorno sociodinámico-escuela, etc. En esta perspectiva pueden situarse buena parte de los enfoques evolutivos (Super, Ginzberg, Pelletier,...), así como los modelos cognitivo-conductuales más recientes, como puede ser el planteado en nuestro país por Rivas (1988).

Es en esta última perspectiva teórica donde nosotros concretamente nos situamos, por lo que podíamos concluir que adoptamos una posición teórica continua, al explicar la conducta vocacional, que por un lado se produce a lo largo del tiempo y, por otro, es fruto de la combinación de factores personales y socio-ambientales.

EVOLUCIÓN DE LA CONDUCTA VOCACIONAL

Es hoy una posición teórica dominante en el mundo occidental entender la conducta vocacional como algo que se establece a lo largo de la vida de los sujetos y que la misma discurre en etapas o periodos evolutivos, en cada uno de los cuales adopta formas diferentes, según la edad del sujeto.

Aunque uno de los autores pioneros en el establecimiento de etapas evolutivas en la conducta vocacional fue Ginzberg en los años 50, sin duda alguna, sus propuestas han sido superadas por otros autores posteriores, como Super, Crites y Ossipow en el ámbito anglosajón, Pelletier y su escuela en el ámbito francófono y desde una perspectiva más cercana a nosotros el profesor Rivas (1988). Veamos de una manera muy sucinta las perspectivas teóricas de Super y de Rivas.

1. Modelo de Super

En su enfoque del ciclo vital o "life span" señala la existencia de cuatro grandes periodos evolutivos:

a) Periodo de crecimiento: hasta los 14 años.

b) Periodo de exploración: desde los 14 a 24 años.

- Etapa de tanteo: 15-17. En esta etapa el adolescente ya ha tenido oportunidad de obtener, de su experiencia en el medio, información sobre las posibilidades subjetivas de alcanzar lo que pretende, aunque carece de seguridad en su propósito. El adolescente de estas edades busca información, pero sin comprometerse aún seriamente con una opción.

- Etapa de transición: 18-21. En estas edades se han tomado ya decisiones impuestas por el sistema educativo, las presiones del entorno y la estructura laboral que habrán de afectar a medio y largo plazo a su situación vocacional. Igualmente empieza a ser más personal y matizada la valoración de las diferentes actividades profesionales, produciéndose una identificación personal con, al menos, una gran área vocacional.

- Etapa de ensayo: 22-24. Este tercer estadio o etapa supone el enfrentamiento con la búsqueda del primer empleo o, en su caso, la decisión de una mayor especialización en el área vocacional específica en donde el joven se ha situado.

c) Periodo de afirmación: de los 24 a 44.

d) Periodo de mantenimiento: desde los 45 a la jubilación.

e) Periodo de declive: desde la jubilación.

Super elaboró en 1953 diez proposiciones, aumentadas a doce y posteriormente a 14, que resumen de alguna manera sus posiciones en esta cuestión (Super 1979):

1) Las personas difieren en sus habilidades, intereses y en su personalidad.

2) En virtud de estas características son aptas para un variado número de ocupaciones.

3) Cada una de esas ocupaciones requiere un patrón típico de habilidades, intereses y rasgos de personalidad, que permiten una amplia gama de ocupaciones para cada individuo y una variedad de individuos para cada ocupación.

4) Las competencias y las preferencias vocacionales, las situaciones en las cuales la gente vive y trabaja así como el concepto que de sí mismo se tiene, cambia con el tiempo y la experiencia. Esto hace que la adaptación y la toma de decisiones sean un proceso continuo.

5) Este proceso se resume en una serie de periodos que se caracterizan por el crecimiento, la exploración, el establecimiento y el retiro.

6) La naturaleza de los patrones de las carreras, esto es, el nivel ocupacional de un trabajo, está determinada por el nivel socio-económico de los padres del individuo, por la capacidad mental, por las características de la personalidad y por las oportunidades a que cada persona esté expuesto.

7) El desarrollo en las etapas de la vida puede ser guiado para facilitar el proceso de maduración de las habilidades e intereses, hacia la ayuda del conocimiento de la realidad y al desarrollo del concepto de sí mismo.

8) El proceso de desarrollo vocacional es esencialmente el desarrollo del concepto de sí mismo. Este concepto es el producto de la interacción de las aptitudes, de la composición neural y endocrina, de la herencia, de las oportunidades que se tengan en la vida y del nivel de aprobación manifestado por superiores y compañeros en las tareas desempeñadas.

9) El compromiso entre el individuo y los factores sociales, entre el concepto de sí mismo y la realidad, está presente en todos los papeles que el individuo desempeñe.

10) La satisfacción en el trabajo y en la vida depende de la cantidad de salidas adecuadas que el individuo encuentre para sus habilidades, intereses, rasgos de personalidad y valores.

Para valorar la adecuación del desarrollo vocacional en cada uno de estos periodos, más allá de la idea clásica del "ajuste vocacional" entendido como la existencia de una opción vocacional idónea para cada sujeto, Super definió inicialmente el concepto de madurez vocacional como la posición del sujeto en el continuo del desarrollo vocacional que va desde la exploración de las posibilidades hasta el periodo de declive profesional y que hoy día se entiende como "la capacidad de

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